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La Pena De Muerte


Enviado por   •  21 de Enero de 2013  •  1.760 Palabras (8 Páginas)  •  552 Visitas

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LA PENA DE MUERTE, ¿EL CASTIGO MÁS JUSTO?

Sin duda alguna, el tema de la “Pena de Muerte” ha sido y sigue siendo aún hoy uno de los problemas más polémicos del Derecho Penal Universal. Es la sanción más grave y antigua de la historia que pueden recibir las personas, el cual es motivo para que en la actualidad, se lo vea desde un punto de vista polémico como un tema de debate y discusión entre los que la ejecutan. Sin embargo, la pena de muerte es una insensatez que no debe consagrarse en nuestra constitución, pues ésta no es la mejor solución para conflictos humanos por muy graves que sean, ya que mediante este castigo no se ejemplariza a las personas y porque a su vez ha hecho que nuestro sistema judicial sea propenso a cometer errores. A pesar del clamor con que algunos defienden la legalización de la pena de muerte, existen factores de diversa índole que no favorecen su aplicación.

La pena de muerte o pena capital ha existido a la par con la humanidad, de ahí la regulación de las relaciones entre los hombres y el Estado, así como consecuente castigo a quienes cometen violaciones a las leyes impuestas por este último. Para Santos:

La pena de muerte tiene su origen en el término latino poena y hace referencia al castigo que es establecido por un juez o un tribunal de acuerdo a lo estipulado por la ley, y que tiene como fin sancionar a aquel que haya cometido un delito o una falta (Pena de Muerte, 1985).

Este tema se enmarca dentro de las penas corporales, ya que el castigo tiene un efecto directo sobre el cuerpo del sancionado. Como su nombre lo indica, la pena de muerte consiste en quitar la vida de la persona que, de acuerdo al juez, es considerada culpable de una falta grave.

Cuando una sociedad o un estado ejecutan a uno de sus integrantes, aun cuando se le haya demostrado el crimen que se le imputa, imita precisamente la conducta que condena. Tal actitud encierra una seria contradicción. Con ese proceder, implícitamente se les está sugiriendo a otros potenciales asesinos que matar al prójimo puede ser una forma lícita para resolver graves problemas humanos. Según, Peregrina: “matar es la peor solución para resolver aun los más conflictos humanos” (2010). La aprobación de la pena de muerte en este tiempo significaría regresar a épocas de barbarie ya superadas y a convivir nuevamente con aquellos actos vandálicos que sin lugar a duda marcaron la vida de las personas y la sociedad respectivamente.

Se dice que la disuasión es el único objetivo de las ejecuciones. Pero, en verdad, la pena de muerte no intimida. Los criminales de alta peligrosidad son personas insensibles ante el dolor físico y moral. Ellos saben muy bien que la muerte es uno de los riesgos de su oficio, por lo tanto no los aterra, como ilusamente creen muchas personas de bien. Tampoco intimida a quienes cometen crímenes pasionales, ya que cuando estas personas delinquen son inconscientes de su conducta y de las consecuencias de la misma.

Las únicas personas a quienes atemoriza la pena de muerte son los delincuentes ocasionales y las personas honestas y pacíficas que temen que por alguna inesperada circunstancia del destino, se lleguen a ver comprometidos en un crimen que podría llevarles a la pena de muerte. Para Quilantán: “La pena de muerte se ha constituido en un grave fracaso, porque a pesar de su error y de incivilidad, no ha protegido al inocente ni ha detenido la mano de los criminales” (1999). Sin embargo la sociedad tiene que tomar en cuenta que la pena de muerte no ejemplariza. Si así fuese, en los países que aún existen tan inhumano castigo, no tendrían lugar los aberrantes crímenes que allí se cometen. Eso precisamente ocurre en numerosos condados de los Estados Unidos en donde aún existe tal sanción. Nada ha demostrado que allí los índices de crímenes violentos hayan disminuido.

En nuestro país, por ejemplo, especialistas en criminología y Sicosociología concluyen que los sicarios, tal vez los primeros candidatos para que se les aplique la pena de muerte, en su mayoría son personas que no tienen esperanzas de llegar a la vejez y tienden a creer que morirían antes de cumplir los 30 años. A asesinos de esa clase no se les intimida con la pena de muerte; para ellos la vida no tiene valor alguno. En la mayor parte de los países en donde se aplica la pena capital, está prohibida para menores de 18 años. Al legalizarse esa pena en nuestro país, probablemente se mantendría el mismo principio humanitario. Pero también es muy probable que la delincuencia

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