La Personalidad (monologo)

La personalidad, Sañisky Tatiana

(Sofía Wetirhouse, 16 años, muda, entra al salón de belleza; dos señoras de mayor edad la observan con desprecio)

Sofía - ¡Si será que una no pude ir a un lugar en paz! Al entrar piensan que no las veo, que no observo cómo

me miran con desprecio, con aires de superioridad, piensan que por tener la edad que poseo no soy lo suficientemente

aceptable o digna como para cortarme el pelo aquí… piensan que por ser muda no puedo demostrar lo que siento…

lo que pienso. Solo me ven como una fea joven con sobrepeso aunque normal a la vista de una modelo, con aparatos

y con lentes; si supieran… ¡Ay! Si tan solo supieran pero no, no lo voy a hacer público, no voy a caer en su mismo

juego. (Saluda de lejos y con entusiasmo al peluquero, quien agitando la mano le responde) ¡Ah! ahora si me ven

con esos ojos de águila desorientada, ¿no?, mientras sus mejillas se tornan de un color rosado intenso, mientras

sus miradas intentan escabullirse detrás de alguna revista… (Lamentándose las mira y reflexiona) pero no lo logran

debido a su dependencia y lealtad al chisme, su fuente de energía vital, lo que ocupa su tiempo día a día.

¡Si! ese hombre, espléndido estilista,…resultó ser mi tío. Si hay algo que me perturba son estas señoras que por

más que sean hermosas para su edad, envidiables de salud, y que posean todo el dinero del mundo, su horrorosa forma

de pensar las vuelve repulsivas a la vista. Juzgan a la gente por lo que son físicamente y aparentemente… (Voz sarcástica

y levantando con su dedo índice la punta de su roja nariz) Holu, si yo tengo todo el perfect body, soy hermosa como una Barbie,

con un bronceado hecho en las camas solares de New York, donde viajo siempre al igual que a Londres para comprarme todas

las últimas tendencias… ¡Ridículo!, totalmente ridículo e intolerable, ¿de qué sirve todo esto si no tenés

nada ahí arriba (señalando su propia cabeza)?

Igual, digamos que la sociedad de hoy en día no hace nada para remediarlo, por el contrario, lo fomenta,

dejando de lado el sueño de ser una persona reconocida por los ideales, por el esfuerzo, ¡por la inteligencia!

y no por lograr el último aspecto superficial. (Pausa) Ahí se sientan las dos, mirándome de reojo, observándome

de pies a cabeza, intentando formular una mezquina sonrisa sarcástica, tan falsa y patética como sus extensiones

(Sonrisa reprimida junto a un suspiro), si tan solo supieran un par de cosas de mí, que detrás de esta apariencia

triste y descuidada, detrás de estos aparatos y de estos anteojos, se esconde una gran inteligencia, la cual logró

adelantar un año en el colegio; una simple adolecente, la cual logró el amor de su querido tío, si

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