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La Seducción


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2013  •  2.542 Palabras (11 Páginas)  •  220 Visitas

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¿Qué es para ti la seducción? ¿Qué te dice esa palabra? En la historia de la humanidad hemos visto la seducción como un arma letal contra el otro, sea en este caso hombre o mujer, que nos ayuda a conquistar, a enamorar o simplemente a la sexualidad.

Si buscamos en un diccionario o simplemente ponemos en Google, una herramienta cibernética que se lleva hoy, porque ya nadie utiliza un diccionario, define seducción y nos aparece una definición como esto “La seducción es el acto de seducir, de inducir y persuadir a alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un determinado comportamiento según la voluntad del que seduce. Aunque suele emplearse para referirse a intentos de conseguir interacciones de tipo sexual, se emplea también en español para referirse a intentos de atraer físicamente o a una opinión.”

Y es así es como nosotros mismos vemos este tema, más allá de una visón personal, son muchos los factores que nos llevan a esta conclusión, como las actitudes propias de la mujer- por tanto excluyen a los hombres- como también fenómenos socioculturales que han ido penetrando en nuestras vidas privadas.

Estamos inmersos en una estructura social que lo erotiza todo. Los afiches, la publicidad y los medios de comunicación valoran todo lo que tenga relación con el comportamiento sexual. Hasta para vender un camión debe aparecer una mujer con poca ropa, porque, aparentemente, esto incentiva a que un hombre quiera comprar ese camión y no otro. Esta sobreerotización social que estamos viviendo tiene determinados efectos en nuestro mundo privado.

Quizás uno de los más importantes es una sobrealimentación sexual, es decir, si uno está todo el día viendo chocolates en la calle- entendiendo por chocolates a los millones de avisos, anuncios, carteles y publicidad en general de hombre y mujeres desnudos en posiciones sugerentes, con cuerpos bellos- y llegamos a la casa, después de diez años de vivir con la misma persona, es decir, me enfrento al mismo chocolate de siempre, lo más probable es que no tenga ganas de consumirlo.

Es por esto que muchas veces hombre y mujeres dan una serie de excusas para no querer tener sexo, sin siquiera saber que lo que realmente está fallando. Es esta “sobrealimentación sexual” por lo que quedamos anestesiados frente a lo sexual, pensando que es mejor hacer el amor en mis sueños con el tipo que recuerdo del comercial, a hacer el amor con mi marido, que, la verdad, es lo mismo.

En el caso de los adolecentes es donde más se pueden apreciar los efectos de la sobreerotización, dado lo tempano que inician la actividad sexual, la mala forma en que la viven y la presión a la que se ven sometidos, tanto hombres como mujeres, para tener sexo lo antes posible, son muy pocos lo que logran mantenerse firmes y por lo general, aquellos, toman el tema con otra connotación, con mas madurez que la mayoría.

Cuando hablo de sexualidad me refiero a mucho más que lo genital; estoy apuntando al ser humano, a su capacidad para darse a través el cuerpo. Y eso incluye la mente, la manera en que la persona ve a su pareja, las formas en que se establecen las reglas de poder de seducción, de juego, de las conductas verbales, las no verbales, etcétera. Por tanto, la seducción incluye aspectos corporales, mentales, sociales, espirituales, culturales e históricos de esas personas al momento de enfrentar este acto de entrega. La seducción es sí es más que un arma contra otro es más bien un arma de doble filo ¿La seducción es solo para llevarnos a un acto sexual, o no sirve de una arma más clave?

La seducción abarca también la sexualidad que yo tengo conmigo, a solas, en términos de valorarme en mi género, de sentirme mujer y orgullosa de serlo. Incluye el cuerpo, cuánto lo conozco y cómo funciona. Desde este autoconocimiento, puedo pasar a la autoaceptación y a la autoestima, a la capacidad de quererme. Porque, en la medida que esos tres procesos se consolidan, mi vínculo con el otro va a ser mucho mejor y si estamos hablando de seducción, ésta va a aumentar de manera notoria.

Yo no seduzco solamente en la medida en que juego, hablo o me muevo frente al otro de una determinada manera, sino que influyen elementos cognitivos, así nos alejamos ya de la conquista y nos acercamos al autoconocimiento, a la autocapacidad para quererme, para cuidarme y para buscar los elementos que a mí me hagan sentir bien y plena como persona, y eso vale desde lo interno hacia lo externo y no precisamente al revés.

Uno ¿no? solo seduce sexualmente. Uno seduce para ser simpática, inteligente, atractiva, para poder cautivar, en términos de liderazgo dentro de una empresa. Un líder necesita ser seductor, por lo tanto, el concepto de seducción involucra, también, la capacidad de envolver a otro o de envolverme a mí misma con una energía que mayormente se aprende o se puede tener en forma natural.

Las mujeres altas quieres ser más bajas, las crespas quieren tener el pelo liso, a las de pelo liso les encantaría tener el pelo ondulado, a las morenas les gustaría ser rubias, a las rubias les hubiese fascinado ser morenas, a las que tienen las piernas largas y talle corto les hubiera acomodado más tener el talle alto y las piernas no tan largas. Algo nos pasa a las mujeres con nuestro proceso de autoceptación, en la medida que vamos creciendo, vamos adquiriendo la sensación de querer ser distinta de lo que somos.

Es por esto que la autoaceptación en sí, es una parte fundamental a la hora de seducir, el cómo me veo yo desde mi punto de vista, como me siento conmigo misma, y que tan preparada me siento para enfrentarme al otro. Una de las primeras tareas que tenemos que cumplir a la hora de pensar en cómo seducir, es seducirme a mí mismo- la idea no es pararme frente a un espejo desnuda y alabarme- cuando hablamos de conquistarnos, tenemos que asumir que las mujer somos muy flojas a la hora de cuidarnos porque sí, siempre tiene que haber alguien más en mi vida para yo creer que tengo que cuidarme. “Un estudio arrojó que el 50% de las mujeres, por decisión personal, no se depila en invierno, argumentando que estos meses no se ve, que no es necesario, que es más calentito tener más pelos, que la bota el pantalón hace que no se note, etcétera”.

El cuidarme a mi misma no es una tarea que deba cumplirse cuando uno está en pareja, el proceso de quererme, aceptarme, es un proceso que debemos ir trabajando en todas las etapas de nuestras vidas, tenemos el deber de preocuparnos de nosotros mismas porque así lo sentimos y no porque tenemos que demostrárselo a otro.

La mayoría de las mujeres cuando está soltera deja de lados aspectos tan sencillos como la ropa interior, ya que tendemos a pensar nadie más la verá que importa si esta desteñida, o tiene un pequeño orificio, si supiéramos

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