La Verdadera Reforma Comienza A Los 3 años
Enviado por operezhe • 18 de Marzo de 2014 • 2.331 Palabras (10 Páginas) • 250 Visitas
La verdadera reforma empieza a los tres años
La escuela que conocemos
Para conocer el nivel de cultura y la democracia de un país solo basta observar la calidad de sus escuelas infantiles, la escuela de los tres a los seis años, arrastra, diversas connotaciones negativas y contradicciones que hacen difícil su evolución.
Una escuela materna.
A la fecha hay quienes creen que el sitio ideal del niño es junto a su madre; lo cual plantea una preocupante falta de atención a las condiciones de vida actual y un gran desconocimiento de las exigencias reales del niño. No se considera la necesidad que el niño tiene de estar con otros niños ni la dificultad para encontrarse con ellos en una ciudad en la que no hay los espacios para los juegos, y en la que se le tiene cada vez más miedo al tráfico, a la violencia, a la droga.
Al abandonar a sus hijos por trabajo u otras cuestiones los padres sienten culpa por lo que buscan en la escuela una figura que represente a una suplente de madre, no buscan propiamente los servicios de un profesional de la educación sino una suplente de mama.
Un niño pequeño, que no sabe.
Aun muchos creen que los niños aprenden después de los seis años, cuando llegan a la edad de la razón, es cuando inician, los aprendizajes fundamentales de la lectura, la escritura y el cálculo, con el comienzo de la escuela básica. Pensando, en ese niño que no sabe, la escuela puede, proponer actividades banales y humillantes: Actividades estúpidas y repetitivas. Estas actividades se desarrollan siempre sobre diseños preparados por el maestro que el niños solo imita.
Trabajitos estereotipados: trabajos que se realizan para la Navidad, el día del padre, el día de la madre, que solo generan conflicto en las familias que debaten entre conservarlos por el valor emocional que conllevan o tirarlos por su banalidad.
Modelos. Resulta más fácil y seguro imitar el modelo del adulto. Con sus propios modelos por lo que a menudo el niño pierde la confianza en su capacidad de dibujar y se crea la convicción de: “No sé dibujar”; y en poco tiempo deja de dibujar. Lo mismo sucede con sus teorías lingüísticas, científicas, etcétera.
Los extraños intereses de los niños. Los niños, ya previamente conscientes de que en la escuela puede pasar de todo, escuchan, aprenden y repiten, pero lo que aprenden no entra en su conocimiento profundo, el que rige su forma de actual. Sencillamente, se empieza a construir un aprendizaje paralelo, que sirve sólo dentro de la escuela y no tiene ninguna utilidad para la vida.
Las leccioncitas. Estas leccioncitas son preparadas, por el maestro que les dedica gran parte de su tiempo libre, pero que no toma en cuenta que el niño sólo puede asumir ser espectador y oyente, un simple realizador de tareas y a veces repetidor.
Implicaciones de educar a los niños para otro periodo escolar
Si se cree que el objetivo de la escuela infantil es el de preparar a los niños para la escuela elemental genera el comienzo de costumbre escolar: cada nivel trabaja para el nivel siguiente, más que para necesidades de los alumnos que están en ese nivel. Por lo tanto cada etapa prepara una etapa más importante, más elevada. La escuela prepara para la escuela, creando un círculo vicioso.
El niño empieza a saber desde su nacimiento
Numerosos estudios de psicología genética, de psicología evolutiva sostienen y demuestran que, el niño sabe, que empieza a saber por lo menos desde el momento de su nacimiento y que su conocimiento se desarrolla en los primeros días, en los primeros meses y en los primeros años más de lo que se desarrollará en el resto de su vida.
Si esto es verdad se debe pensar y querer, una escuela e alto nivel, adaptada al vertiginoso ritmo de desarrollo de los niños y confiada a adultos especialmente preparados y formados.
Algunos rasgos caracterizadores de una nueva y más adecuada escuela infantil.
Experiencias culturales primarias
El ambiente, la escuela, la clase deberán concebirse como ambientes culturalmente significativos: los laboratorios, la biblioteca de aula, el rincón de la lectura deberán ayudar al niño a sentirse dentro de un ambiente estimulante.
Experiencias propicias para el aprendizaje
El adulto lee. EL adulto que debe educar a los niños
En la lectura no puede dejar de ser un adulto que ama la lectura por propia necesidad, así los niños siente que sus maestros o maestra ama la lectura y lee mucho. Y el maestro les transmitirá esta pasión.
El adulto que lee para los alumnos.
Leer verdaderos libros, un poco cada día, estimulando en los niños el deseo de saber aún más. Para ello hace falta que el adulto se prepare, buscando la mejor forma de hacer la lectura comunicativa y fascinante.
El adulto escribe.
Hasta que los niños sean autónomos en la escritura. Las historias, inventadas por los niños y escritas por el maestro; son reproducidas en copia, y cada niño puede llevarlas a casa. Los padres, al verlos pueden repetir las palabras que el niño pronunció en la escuela, sin haber estado ahí. Este es el milagro de la escritura, y hay que hacer que todos los niños puedan vivirlo.
La igualdad dignidad de los lenguajes.
Es importante, que el niño comprenda que uno se puede expresar de modos diferentes y mediante técnicas y medios diversos, que cada uno de estos modos y de estos medios resulta particularmente adecuado para las diversas personas y para expresar conocimientos y emociones diversas y que para eso cada uno puede escoger los lenguajes más adecuados y sus propias capacidades y exigencias.
La importancia de escuchar al niño
Si se quiere, partir del niño, se les debe escuchar, el educador que todos los alumnos expresen sus propios conocimientos acerca de la temática de trabajo. Este momento de escucha es interesante desde varios puntos de vista:
Para el niño que habla, un deber importante de la escuela es hacer a los alumnos conscientes de sus propios conocimientos, para que sobre ello y a partir de ellos se pueda construir, y hacerlos conscientes de los cambios y de los desarrollos sucesivos.
Para los niños que escuchan, al conocer las opiniones del compañero y darse cuenta de que sobre el mismo problema se pueden tener conocimientos y opiniones diversas.
Para el maestro o maestra, que tendrá un instrumento insustituible de conocimiento de los niños y una precisa indicación de los puntos de partida del trabajo a desarrollar.
Hacer hablar al niño significa educarle en la escucha: sólo en
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