La Vida
Enviado por briian12345 • 12 de Noviembre de 2014 • Práctica o problema • 1.401 Palabras (6 Páginas) • 141 Visitas
Te ha pasado alguna vez que te quedas con la sensación de que pese a los acuerdos establecidos, el objetivo no quedó lo suficientemente claro?
Claro, no es que no haya sido dicho claramente al menos cinco veces, tampoco que el lenguaje utilizado no fuese el adecuado, o que no se hayan tomado notas de lo que se conversaba. Incluso, recuerdas que se hicieron preguntas pertinentes. Y revisas tus notas nuevamente, y cada vez que lo haces, aparecen nuevas interrogantes que oscurecen el camino a recorrer.
Cuando se trata de objetivos, siempre uso el mismo ejemplo. Si de lo que se trata es de: “bajar de peso”, no basta con proponerse “bajar de peso” (y se los puedo decir con conocimiento de causa, ya que es algo que me he propuesto en reiteradas ocasiones y la verdad, es que sigo igual). Generalmente cuando uno se propone bajar de peso, en realidad que que hace es verbalizar una declaración de intenciones, ponerle palabras a un deseo que en realidad, no nos tomamos tan en serio.
Pero por el contrario, si “bajar de peso” es en realidad un OBJETIVO, quizás te convendría tomar nota de estas recomendaciones sobre el establecimiento de objetivos:
1) Escríbelo bien.
Sin duda que existen un montón de formas de escribir un objetivo (o compromiso de desempeño) y nadie es quién como para atribuirse la verdad sobre la forma correcta de hacerlo, no obstante, después de un montón de intentos, me permito recomendar la siguiente estructura:
Un objetivo o compromiso de desempeño, debería estar redactado en 2 partes; una primera parte, donde se define el resultado concreto a conseguir el “para qué” de todo lo que voy a hacer. La idea es que esta primera parte sea lo más concreta y específica posible. En el caso del ejemplo del peso, no nos sirve la frase: “bajar de peso” y tampoco es recomendable usar parámetros relativos como bajar 8 Kg. En vez de esto sería bueno poner el peso al que queremos llegar y el tiempo en que queremos hacerlo:
“Llegar a tener un peso de 68 Kg. el 1 de septiembre del presente año”.
La segunda parte del objetivo debiese describir las acciones a realizar para conseguir el resultado descrito en la primera parte. De acuerdo al ejemplo:
“Viajando al trabajo en bicicleta, todos los días”
Esta segunda parte es clave, ya que te permitirá evaluar la factibilidad de tu objetivo. Es decir, reflexionar si los medios que piensas utilizar, se condicen con los resultados que deseas obtener. esto es crucial particularmente cuando los objetivos que se están trabajando comprometen logros laborales. Te impresionarías de las respuestas que pueden darse a la pregunta: “¿Y como piensas hacerlo?”
2) Define los aspectos que están a tu alcance.
Una vez que ha sido definida la meta, y el modo de conseguirla, viene el primer acto de constricción que implica pensar, ¿está a mi alcance?. Si bien es cierto que nunca se encuentran todas las variables que comprometen un resultado bajo control, la idea es llevarlas a su mínima expresión, identificar y gestionar los riesgos, incluyendo acciones concretas para mitigarlos.
Conviene identificar también en este sentido, cuales podrían ser tus obstaculizadores y tus facilitadores, de tal modo de inventar acciones que minimicen la incidencia de los primeros y maximicen la de los segundos, entre los cuales El Jefe, debiese ser el primero, en efecto el líder, para estos efectos debiese ser el primero y más interesado en definir los objetivos y en asegurarse de que estos sean alcanzables, ya que estos (si existe alineamiento), constituyen las acciones para conseguir los propios.
3) Parametriza una métrica de evaluación.
Esta puede ser quizás, la parte más compleja y tediosa de definir, particularmente por que no mostrará su utilidad, hasta la hora de la evaluación de desempeño, razón por la que a menudo la consideramos trivial y le restamos importancia, omitiendo esta parte o planteando buenas intenciones, las que suelen ser ambiguas e imposibles de verificar. Para garantizar una adecuada Métrica de Evaluación debemos considerar dos aspectos:
El primero, que una métrica de evaluación supone una “unidad de medida”, es decir, aquello que es variable dentro del objetivo. Unidades de medida, plazos, cantidades, porcentajes, niveles de variación de un indicador, constituyen algunos ejemplos de unidad de medida que pueden ser utilizados como métrica de
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