La Virtud - Carlos Thiebaut
Enviado por Myle69 • 9 de Agosto de 2014 • 986 Palabras (4 Páginas) • 299 Visitas
TEMA : VIRTUD - Carlos Thiebaut
PREGUNTA 51 – Explique la revisión neoaristotélica del concepto de virtud frente al deber.
RESPUESTA 51 - El tratamiento de las virtudes en la historia de la ética es un ejemplo, a la vez, de continuidad y de ruptura. Los dos continentes de la filosofía práctica el aristotélico y el kantiano, parecen, definir los grandes territorios de la ética, y el debate entre ambas concepciones morales ha sido central en el proyecto de la modernidad por definirse a sí misma en términos éticos.
Las virtudes, que se comprendieron en el pensamiento clásico como las disposiciones subjetivas requeridas por comportamientos que operaban como imágenes sociales de lo moralmente relevante y loable, podrán comprenderse, desde esta perspectiva contemporánea, como aquellas disposiciones básicas que se les suponen, por una parte, y se les requieren, por otra, a los sujetos morales -cuyo punto de vista ético es, en actitudes de primera persona, autónomo y reflexivo- en el discurso práctico . Estos discursos prácticos tienen, en el sentido en que aquí nos referimos a ellos, el sentido de ser aquellos contextos de interacción particulares en los que los individuos participan y en los que se definen intersubjetivamente sus valores, sus normas, y en los que esos valores y normas pueden ser justificados, criticados y modificados.
La propuesta ilustrada kantiana - que quiso hallar la clave de qué sea lo moral en la motivación racional del cumplimiento por deber de determinados principios de comportamiento- fue criticada por incurrir en un formalismo vacío e impotente para comprender los problemas morales de las sociedades históricamente dadas: los sujetos no pueden coherentemente definir desde sí mismos y en el fuero interno de su mera conciencia y de su pura intención esa perspectiva ética, pues ésta debe siempre hallarse imbuida en los contextos materiales de las morales y las instituciones sociales concretas en las que los hombres se constituyen, precisamente, como sujetos.
La critica anteriormente redactada, tuvo lugar nuevamente en la filosofía contemporánea de la mano de las revisiones neoaristotelicas al programa ético de la modernidad.
Las posiciones neoaristotélicas señalan que las éticas del deber desconocen la relación entre la acción moral y sus fines. Las éticas del deber han acentuado las dimensiones deontológicas de la motivación práctica -que han configurado en la noción de autonomía ética- y se ven forzadas a relegar a un plano secundario todos los elementos teleológicos que constituyen la acción moral, elementos que critican y rechazan como heterónomos. La crítica kantiana a la heteronomía de las éticas eudaimónicas, o de la felicidad, segrega del campo estrictamente ético toda consideración de los fines que persiguen o deberían aspirar a perseguir los hombres. Y es, precisamente, en el ámbito de los fines donde habría que situar, según los críticos neoaristotélicos, no sólo la discusión de la filosofía moral, sino también la vida moral de los hombres.
Así, pues, si las éticas ilustradas y kantianas acentuarían los elementos de autonomía, de reflexividad del sujeto con respecto a sus fines, y de motivación racional,
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