La Zona Gris

TITULO: Dominación, Degradación y Supervivencia en los campos de Auschwitz

INTRODUCCIÓN: El ensayo se basará principalmente sobre tres capítulos del libro “En el corazón de la zona gris” de Paz Moreno Feliu: “Rituales de iniciación al campo”, “La economía política del tiempo”, y “La circulación de bienes: Organizar”, (Paz Moreno Feliu es catedrática de Antropología Social en la UNED, es autora de varias obras entre las que se encuentran Encrucijadas antropológicas, (del que también extraeré algunos de mis comentarios) es autora asimismo de diversas publicaciones sobre el racismo, los genocidios y las condiciones de vida en la situación extrema de los campos de concentración como En el corazón de la zona gris: una lectura etnográfica de los campos de Auschwitz. Biografía de Paz Moreno Feliu, consultado el 29/12/2011 a las 12:45 en (http://www.trotta.es/).

Con la asociación de los tres conceptos: Dominación. Degradación y Supervivencia, intentaré presentar algunas de las condiciones por las que el ser humano puede llegar, en un momento determinado, bajo circunstancias completamente extraordinarias, a tener comportamientos tan alejados de lo que podríamos considerar por la sociedad occidental como <moral> para convertir su manera de actuar en lo que él mismo consideraría <inmoral> ya que viola su propia moral, o actuando de forma <amoral> ya que no juzga sus actos como buenos o malos.

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Esta reflexión se puede reflejar en dos preguntas generales: ¿Cómo el ser humano ha sido capaz, durante toda la historia de la humanidad, y sigue siéndolo, de cometer tal cantidad de atrocidades sobre otros seres humanos? y ¿Cómo el ser humano ha tenido, y sigue teniendo, la capacidad de sufrimiento y adaptación para soportar y superar estas atrocidades y todas las adversidades con las que se enfrenta en situaciones de sometimiento?

En el libro En el corazón de la zona gris, la profesora Paz Moreno se centra en lo ocurrido en los campos de Auschwitz durante la segunda guerra mundial, pero se podría extrapolar perfectamente a cualquiera de las grandes colonizaciones y genocidios habidos a lo largo de la historia, en todos ellos se ha perseguido lo mismo: dominar un territorio y exterminar/someter a sus habitantes y éstos intentar sobrevivir por encima de todo. Si bien los motivos han sido diferentes según la época, el continente y los habitantes de los terrenos dominados, el resultado, en general, ha sido parecido en todos los casos: a través de un etnocentrismo en su más dura vertiente de que el grupo étnico o raza propia (p.ej.: la raza aria en la Alemania nazi) son superiores a cualesquiera otros y, en todos los casos, si no consiguen transformar a los nativos de los pueblos dominados, los van exterminando hasta su completa extinción o los degradan y esclavizan para trabajar en beneficio de los conquistadores.

En el caso que nos atañe, la dominación de los pueblos conquistados y la degradación y sometimiento de las personas detenidas se inicia con la llegada al poder en Alemania de Adolf Hitler cuyo objetivo era establecer un Nuevo Orden en el continente europeo bajo el dominio absoluto de la Alemania nazi y preservar la <raza aria>. Esta preservación de la raza demuestra que, todavía en el siglo XX habían pueblos que se consideraban una <raza superior>, “el adjetivo ario se emplea para definir a individuos pertenecientes a un pueblo de estirpe nórdica, descendientes de los antiguos indoeuropeos, que los nazis tenían por superior y oponían a los judíos” (Diccionario de la RAE). “El Nordicismo o Teoría nórdica consideraba a la raza nórdica como la más avanzada de las poblaciones humanas y es lo que constituyó el modelo a seguir para Adolph Hitler, de ahí que la ideología nazi la equiparara con la <raza de señores> aria” (http://es.wikipedia.org/wiki/Nordicismo., consultado el 30/12/2011 a las 13:20). En contrapartida, recordemos lo que decía Levi-Strauss en Raza e Historia “Vano sería haber consagrado tanto talento y tantos esfuerzos a mostrar que, en el estado actual de la ciencia, nada permite afirmar la superioridad o la inferioridad intelectual de una raza en relación con otra” (en Moreno 2010: 336).

Es precisamente el sentimiento de superioridad que, en general, poseemos los humanos “nosotros respecto a los otros” lo que me hace reflexionar sobre el sufrimiento extremo, tanto físico como psicológico, al que somos capaces de someter a otros seres humanos usando de forma completamente abusiva el poder que nos otorga la fuerza.

Intentaremos dar respuesta a las preguntas iniciales demostrando que, precisamente debido a que el ser humano es tan absolutamente adaptable a cualquier circunstancia, y sin analizar en este momento las mismas, tomando una hipotética escala de medición del sufrimiento en la que “hacer el mal” sea un +10 y “sufrir este mal” sea el -10, se puede pasar de un grado positivo a negativo o viceversa según los acontecimientos de cada momento.

Considerando que antes de la II Guerra Mundial, tanto los nazis como los judíos alemanes eran compatriotas, vecinos, compañeros de trabajo, amigos e incluso familiares, por lo tanto podemos razonar que pertenecían a la misma cultura en dos de los sentidos que explica Raymond Williams: “como civilizado o cultivado y como Civilización” (Moreno 2010 : 86-92), por lo que en ambos casos partían en esta hipotética escala de igualdad, (la misma igualdad en lo que concierne a cultura se puede suponer para el conjunto de prisioneros de cada país de los que se fueron concentrando en los campos de Auschwitz), podemos imaginar que los nazis hubieron llegado a +10 en la escala (dominación y represión absoluta) y los prisioneros a -10 (máximo grado de sufrimiento físico y moral). Como se demuestra en los relatos de los propios prisioneros, en muchos casos éstos fueron subiendo en esta escala desde el -10 hasta una posición positiva en la misma, no tan alta como los propios nazis ya que todavía seguían siendo prisioneros, pero sí lo suficientemente alta como para, en algunos casos, llegar a “hacer el mal” e infringir sufrimiento a sus propios compañeros.

Vamos a analizar cómo y por qué fue posible esta transformación de los prisioneros. En el libro En el corazón de la zona gris, la profesora Moreno compara las fases de detención y muerte social de la vida anterior de los detenidos con lo que el antropólogo francés Van Gennep definió en 1909 como “ritos de paso”, en lo que se podría considerar como ceremonia de iniciación a un nuevo status en su vida, despojados de voluntad propia y de cualquier relación con sus familiares, amigos, actividades sociales, culturales y sin ninguna esperanza sobre su futuro.

Una de las demostraciones de poder ejercieron

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