La autoevaluación como una solución a la crisis universitaria
Enviado por Catherin147 • 5 de Febrero de 2021 • Ensayo • 2.277 Palabras (10 Páginas) • 88 Visitas
Autor: Mg. Edson Melvin Luyo Saldaña
La autoevaluación como una solución a la crisis universitaria
Todas las universidades de nuestro país y en especial la Universidad Nacional de Cañete – que hace cuatro años obtuvo el licenciamiento - están pasando por una etapa de licenciamiento y acreditación y justamente esto ha hecho que muchas universidades se cierren porque no estaban cumpliendo con los estándares de calidad que exige la SUNEDU y el SINEACE y esto conlleva a la deducción de que en dichas universidades no se esta dando una correcta autorregulación que se vale de la autoevaluación para alcanzar la calidad en la universidades que es el objetivo principal de estos organismos que velan por el cumplimiento de estas normativas.
Por eso se sabe que en la gran mayoría de universidades de nuestro país hay crisis tanto de autoridades, docentes, personal administrativo y estudiantes; todo ello debido a que la gran mayoría de estas instituciones de educación superior no le han dado la debida importancia al proceso de autorregulación que se vale de la autoevaluación para generar una educación de calidad que la sociedad en su conjunto reclama.
Para ello, la tesis la autoevaluación es la base fundamental para solucionar la crisis en las universidades, buscará resaltar la importancia que tiene la autorregulación que se vale de la autoevaluación para hacerle frente a los problemas por la que atraviesan las universidades del Perú, porque hay que entender que la autoevaluación, que es el eje principal que toda institución superior debe ponerlo en agenda, busca aliviar esos problemas, para que en toda universidad posteriormente se hable de calidad, que creo yo, todas estas aspiran alcanzar; y la Universidad Nacional de Cañete no es ajeno a ella y para lograr esto tiene que darse una verdadera autoevaluación que es el pilar para la mejora de la calidad en la educación.
Toda organización de educación superior necesita autorregularse – muchas personas tienen conceptos erróneos respecto a este concepto - con el fin de cumplir la misión y los objetivos que ella misma ha definido. El hecho de que una institución educativa sea autorregulada, supone que ésta revisa de manera continua y sistemática los objetivos de sus tareas, que establece un sistema eficiente de información que se fundamenta en hechos y opiniones de los distintos estamentos, que actúa sobre la base de estudios científicos, y que relaciona los resultados con la planificación, la asignación de recursos y el mejoramiento de los procesos institucionales. Para esta afirmación, Zimmerman (2002), Pintrich (2000) y Rosario, Núñez y González-Pineda (2006) definen la autorregulación como un proceso que supone una orientación proactiva del alumno para guiar su propio aprendizaje.
La meta fundamental de una cultura de autorregulación es lograr que la entidad involucrada en ella finalmente posea una mística de mejoramiento y búsqueda de la calidad inherente a sí misma, y que dicha cultura nazca de la voluntad de los individuos que la integran. La cultura de autorregulación nos permite manejar mejoras de manera dinámica, a la vez que compromete a la institución en un proceso social; esto es, involucra a las personas en su actividad e interés, y fuerza a las instituciones a tener un eficiente manejo gerencial de sus recursos. Dentro de una cultura de autorregulación, la herramienta más dinámica es la autoevaluación. El proceso de autoevaluación de instituciones de educación superior debe verse como una verdadera necesidad dentro del concepto de búsqueda y mejora de calidad en la formación profesional.
La autoevaluación es el tipo de evaluación fundamental que toda universidad debe tener bien estructurada y que este acorde a los nuevos cambios que se están vivenciando; en base a este principio (Espinoza, O. 1994, pp. 24) nos dice que la autoevaluación es el proceso de estudio de una institución o de una de sus partes - Facultad, Departamento, unidad de servicio, o programa - el cual es organizado y conducido por sus propios integrantes, a la luz de los fines de la institución y con algún conjunto aceptado de estándares de desempeño como referencia. También (Barriga y Hernández – 2000) manifiesta que la autoevaluación es una de las metas que debe tenerse presente en todo momento y hacia el cual se tendría que aspirar en toda institución de enseñanza, es el desarrollo de la capacidad de autoevaluación en los alumnos.
Para las universidades, la aplicación de la autoevaluación, podrían transformarse en una herramienta excelente para conocer su situación actual y adoptar las medidas oportunas que permitan la mejora continua de la institución. Gracias a la autoevaluación, una universidad sería capaz de: innovar, consolidar nuevos métodos de gestión, suprimir antiguos despropósitos, alcanzar nuevos logros y mantener éxitos institucionales, realizar un seguimiento más preciso de políticas de Educación Superior, garantizar la calidad de los servicios, formar a los profesionales adecuados.
La autoevaluación es la base fundamental que todo estudiante debe tener bien definido y practicarlo, en base a este principio (Castillo, 2003, p. 14) nos dice que la autoevaluación es un proceso mediante el cual el alumno aprende y participa en su propia valoración. Le permite conocer sus logros y dificultades, analizar y considerar su acción individual y en grupo, desarrollar una actitud de permanente conciencias y responsabilidad y alcanzar, por último, una mayor capacidad de autonomía y de decisión.
La autoevaluación es de vital importancia porque resalta el proceso de formación de los estudiantes sobre los contenidos – que también es importante – ante esto (Tamayo, 2011, p. 28) realiza un recorrido del concepto que hacen algunos investigadores de la autoevaluación Addine, (1996), González y Mitjáns (1997), Mena (2003), Porrás, (2004) y Borrego (2005), donde concluyen: De una manera u otra los autores consideran a la autoevaluación como un procedimiento metodológico o proceso reflexivo, donde los educandos valoran su propia actuación, además que plantean la necesidad de la valoración del sujeto de manera integral, abogan por que los educandos aprendan a evaluar los procesos de su formación y tomen conciencia de los logros alcanzados y que esta esté centrada en la utilidad de los aprendizajes más que al contenido.
Una correcta autoevaluación genera valores fundamentales en las personas, ante ello (López Pastor, 1999); (Fraile, 2003) manifiestan que la autoevaluación surge como una de las propuestas innovadoras de acuerdo a unos valores democráticos, buscando que el estudiante se responsabilice de su desarrollo y resultado. El uso de la autoevaluación exige un alto grado de confianza del profesor hacia el alumno, lo que no exime de establecer unos criterios diseñados y negociados conjuntamente con ellos. Las razones que justifican la presencia de la autoevaluación son que el estudiante debe desarrollar su autonomía y responsabilidad, destacando la labor del docente como facilitador de ese proceso. Con ello también se favorece el desarrollo de valores educativos como son: la autonomía de aprendizaje, la honradez, la dignidad, el análisis crítico y la formación de personas responsables.
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