La escritura en la universidad.

La escritura en la Universidad

Silvia Hernández Sánchez

Escribir en la universidad no es lo mismo que escribir una carta de amor al novio, una de disculpas a la madre o un resumen del cuento “los tres cochinitos”. Para escribir en la universidad se necesitan de varios criterios, uno de ellos es tener el léxico más amplio, más disciplinar y más técnico, así como ser más elocuente en la manera de escribir y más ordenado en la manera de redactar. En la universidad, sea cual sea el campo de estudio y sobre todo en el área de investigación, los estudiosos escriben un sinfín de teorías, hipótesis, reseñas, artículos, etc., los cuales deben contener orden,  forma y presentación para poder ser publicados en diversos sitios.

        En este capítulo “Escribir en la Universidad” escrito por María Cristina Castro Azuara, quien es profesora-investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, nos detalla de manera formal y poco obtusa el significado de escribir y como es que se hace, nos introduce a los que son las comunidades discursivas en la universidad, como es que la escritura académica toma sentido y los géneros discursivos y que estos son necesariamente escritos y leídos.

        En el primer subtema, la autora nos dice cuál es el significado de la palabra escribir para diferentes autores, por ejemplo menciona a Parodi (2008), que dice que “escribir es interactuar para generar un significado común que nos permita cumplir propósitos sociales”; o Benítez (2005) que dice que la escritura es pública, interpretativa y situada ya que, es un intercambio con otros usuarios del lenguaje que construyen sentidos en un contexto específico. La autora hace referencia a que la producción de un texto depende de las reglas y normas gramaticales y de las convenciones del uso de la lengua.

        En el siguiente apartado Castro Azuara nos vuelve a hacer mención de otros autores pero ahora con la palabra discurso, el cuál para el D. Maingueneau (1991) es “un sistema de condicionantes que rigen la producción de un conjunto ilimitado de enunciados a partir de una cierta posición social e ideológica”; así como para T. A. Van Dijk (2000)  “tiene tres enfoques: como uso del lenguaje, como interacción y como cognición”. Así pues, englobando estos conceptos dados por estos dos autores Castro Azuara nos dice “el discurso es el uso del lenguaje contextualizado, las elecciones lingüísticas que realizan los hablantes para construir textos con una determinada intención comunicativa en textos específicos”. La autora nos hace mención de las comunidades discursivas que son aquellos agrupamientos de personas con temas de interés, uso de un lenguaje específico de su área para la producción de textos.

        En el último apartado la autora nos dice que los hablantes aprenden las características de los géneros a la medida que se enfrentan a ellos y necesitan leerlos y escribirlos. Menciona a un autor, Bajtín (1993) que sostiene que “la voluntad discursiva de un hablante se traduce en un género discursivo, el cual es producto de una acción social específica.

Para concluir, el capítulo es interesante, porque la autora nos dice de manera concreta y entendible lo que significa escribir y como no hacerlo, las actividades que vienen incluidas en cada apartado son esenciales para la compresión del texto, sin olvidar que las citas que hace son puntuales y estrictamente necesarias para poder comparar y agrupar en un solo significado.

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