La importancia del teatro musical en la educación: un camino para la innovación educativa desde el arte

La importancia del teatro musical en la educación: un camino para la innovación educativa desde el arte

Por: Daniela Lizeth Vásquez Rojas

2020 - Bogotá, Colombia

En recientes investigaciones de carácter educativo y artístico, se ha encontrado un constante interés alrededor de la enseñanza del teatro musical, evidenciando la importancia de su práctica en la educación a nivel escolar. Es por eso que, en el presente ensayo, se realizará un breve acercamiento al concepto de esta disciplina artística, luego se expondrán sus beneficios en el ámbito educativo, y finalmente se abordarán los retos que implica su implementación para docentes e instituciones, todo esto buscando evaluar si merece su ejecución a nivel educativo.

Para iniciar, el teatro musical puede entenderse como una forma de arte escénico en donde la acción se desenvuelve con secciones cantadas y bailadas; combina música, canción, diálogos hablados, actuación y baile, siendo representado usualmente en grandes escenarios, asimismo, incluye materiales de diversos géneros, que van desde el melodrama hasta el repertorio clásico. Es esta conjunción de lenguajes la que ha permitido denominar al teatro musical como arte integral, el cual ha llevado a los intérpretes a probarse en los máximos límites de sus capacidades artísticas.

En cuanto a su historia, el teatro musical fue acuñado como género teatral a finales del siglo XVIII y principios del XIX en Estados Unidos. Al principio fue considerado como una forma de entretenimiento, sin embargo, con el tiempo se convirtió en un significativo reflejo de la identidad social, cultural y política americana. De esta manera, el teatro musical ha representado la necesidad de comunicar permanentemente los eventos existentes, obligando a los intérpretes, a fusionar diversas tendencias y estilos acordes al contexto de la época. En consecuencia, el teatro musical puede llegar a representar un vehículo para el análisis social y político de diferentes sucesos históricos (Walsh y Platt 2003).

Son muchos los beneficios que ofrece la práctica del teatro musical, siendo una potente herramienta para los maestros que se esfuerzan por lograr experiencias artísticas integrales y multidisciplinares en el sistema educativo (Howard, 1990); según Sample (1964), el teatro musical aporta notorios beneficios para la educación de los estudiantes en tres diferentes dimensiones: a nivel personal, cognitivo y social, que convergen a través de esta disciplina, superando con creces el trabajo de aula.

Con lo anterior, varios autores coinciden en que el teatro musical desarrolla habilidades claves para el desarrollo de competencias personales como: confianza, autodisciplina, comunicación, toma de riesgos y decisiones, y autopercepción (Van Houten, 1999 y Boyes, 2003). Además, entre los beneficios cognitivos que aporta la práctica del teatro musical se encuentran: el fortalecimiento de habilidades kinestésicas, auditivas y motrices, así como el pensamiento crítico y la interpretación de ideas, favoreciendo las diferentes formas de expresión: verbal, corporal y musical.

Asimismo, uno de los aportes más notorios de la práctica del teatro musical es a nivel de dinámica de grupo: el trabajo colaborativo y la integración social, ya que permite interactuar con otros dentro de un contexto de cooperación aprendiendo a distinguir los roles (artísticos, técnicos y/o de gestión) dentro del montaje, creando una estructura social sólida denominada “equipo creativo”. Por lo que no cabe duda, que los estudiantes disfrutan de una experiencia educativa socialmente positiva (Van Houten, 1999) dentro de un proceso de aprendizaje reflexivo proporcionándoles un enorme sentimiento de logro (Boyes, 2003).

A pesar que el teatro musical no fue creado para la educación, sino para el nivel profesional, no cabe duda que es una de las actividades más esperadas y codiciadas en el ámbito educativo (Pérez-Aldeguer, 2013); esto debido a su gran atractivo al disponer de por lo menos tres disciplinas que trabajan en simultáneo (música, teatro y danza), adicionalmente de un exigente sentido de la estética; incluso, en la última década, se ha observado un potencial incremento de interés por parte de los centros educativos en incluir programas de teatro musical con el fin de atraer a los estudiantes a las actividades curriculares y extracurriculares.

Resulta importante destacar que la experiencia del teatro musical en el ámbito educativo está directamente relacionada con la teoría de las inteligencias múltiples, pues como se ha visto anteriormente, esta práctica artística proporciona a los estudiantes una educación integral, permitiéndole potenciar todas sus capacidades. La complejidad multidisciplinar propia del teatro musical pone en juego el desarrollo de todas las inteligencias: la musical, que desarrolla la conciencia en la música, resultando en una acción bailada o cantada; la espacial, que posibilita la identificación de la secuencia narrativa y la transformación de las imágenes mentales en drama; la inteligencia corporal-cinestésica, que permite poner en acción y generar movimiento expresivo, a través de la utilización del cuerpo de manera eficiente, controlando gestos, movimientos y energía; la lógica-matemática, ya que el ritmo musical y la danza encierran procesamiento lógicos en su métrica; la lingüística, que posibilita la expresión oral, dándole valor a la palabra hablada y cantada, permite el análisis del texto y el subtexto, la memorización y la improvisación; y finalmente,

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