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La lectura: una apuesta por la transformación de nuestro cerebro una reflexión desde la neuropedagogía


Enviado por   •  7 de Agosto de 2020  •  Documentos de Investigación  •  1.618 Palabras (7 Páginas)  •  136 Visitas

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La lectura: una apuesta por la transformación de nuestro cerebro una reflexión desde la neuropedagogía

Por: Juan Camilo Tobón Cossio

Sin lugar a duda, el cerebro humano es una de las máquinas más potentes que ha gestado la evolución. En él, los procesos vitales: la respiración, la digestión, la reproducción, la locomoción; los cognitivos: el aprendizaje, la sistematización y la comprensión; y los morales, se engendran, maduran y coordinan para constituir el ser humano como un proceso de identidad. La historia de cada individuo como de la humanidad, tanto sus hazañas como su barbarie son también la historia del cerebro.

El siguiente ensayo buscará abordar el asunto de la lectura como elemento transformador de nuestro cerebro, para ello, presentaremos tres elementos: en primer lugar, daremos un esbozo sobre la posibilidad de modificar nuestro cerebro (su plasticidad); en segundo momento, ensayaremos a reflexionar cómo la neurodidáctica constituye una forma de ampliación del sentido del conocimiento; para, finalmente, tocar el asunto de la lectura como una ventana para nuestro cerebro.

La posibilidad de modificación del cerebro

La historia humana, al menos, la historia de Occidente, ha privilegiado el lenguaje como elemento de transformación de la conducta y existencia del individuo, es decir, desde un elemento externo al sujeto, se procura una transformación de la interioridad; sin embargo, los estudios neurológicos, han demostrado que es el cerebro mismo quien debe ser modificado y para ello las herramientas son diversas, las cuales van desde modificaciones farmacológicas, como de las conexiones de las sinapsis neuronales a partir de la modificación de las experiencias. En este sentido, Guillén (2012), nos dice:

El cerebro humano es extraordinariamente plástico, pudiéndose adaptar su actividad y cambiar su estructura de forma significativa a lo largo de la vida (...). La experiencia modifica nuestro cerebro continuamente fortaleciendo o debilitando las sinapsis que conectan las neuronas, generando así el aprendizaje que es favorecido por el proceso de regeneración neuronal llamado neurogénesis. Desde la perspectiva educativa, esta plasticidad cerebral resulta trascendental porque posibilita la mejora de cualquier alumno y, en concreto, puede actuar como mecanismo compensatorio en trastornos del aprendizaje.

Lo anterior abre las puertas para los discursos de la educación y la formación a elementos poco transitados, amén de una fuerte tradición conductista en los procesos que persiguen. Luego, los maestros y mediadores se ubican frente al interrogante ¿Cómo generar la modificación de las estructuras cerebrales de sus estudiantes y generar un impacto vital y conceptual en sus conciencias?

La neurodidáctica como forma de ampliación del sentido del conocimiento

Por otra parte, desde un punto de vista didáctico, el aprendizaje consiste en el hecho de aprender y enseñar con la mayor eficacia. Al apelar a la neurobiología, y más específicamente a la neurodidáctica, nos encontramos con una nueva disciplina psicopedagógica que intenta configurar el aprendizaje, de la forma en que mejor encaje en el cerebro. (Friedrich y Preiss, 2003, p.39). Bajo este aspecto se concibe a la neurodidáctica como una arquitectura. Esto en el sentido de que plantea las condiciones de posibilidad de aprendizaje, a través de una planificación que se autorregula constantemente. En consecuencia, se aplica el principio del educador y didacta Juan Amós Comenio: Aprender haciendo.  

Desde la neurobiología, el cerebro es un sistema activo que se sustenta sobre la base de unos conocimientos previos que, cuando este llega al mundo, comienza a hacer preguntas. (Friedrich y Preiss, 2003, p.40) En este sentido, lo que se aprende se determina por una corriente de información otorgada por los sentidos y por el entorno dentro del cual se desarrolla un ser humano. Para este caso, son los modelos de aprendizaje los que condicionan la modelación del cerebro. Los distintos abordajes de la enseñanza, no todos acertados, pero tampoco desfasados de sus fines, enseñan que quién sabe cómo se modifica el cerebro al aprender, es quien puede enseñar mejor.  (Friederich y Preiss, p. 41)

En el contexto y oficio de la enseñanza, el hábito y la costumbre se constituyen en una clave fundamental para el resto de la vida. Por esta razón, el fundamento del conocimiento, siempre se plantea y germina desde la primera infancia. Para ello se requiere estimular la necesidad del aprendizaje en los infantes, de manera que puedan ampliar sus redes neuronales. (Friederich y Preiss, p.41). Lo anterior implica una adaptación al entorno del infante, que se manifiesta gracias a la regulación de la experiencia o destreza empírica que desarrolla desde sus primeros años. Paralelamente con su desarrollo empírico, también se manifiesta su desarrollo cerebral.

Para llevar a cabo esta evolución en términos empíricos, se debe estimular desde la niñez la atención y captación de los detalles mínimos presentados en el mundo del infante. Así mismo también, para desarrollar este planteamiento, se debe apelar a la novedad permanente estimulada por nosotros como docentes, tendiendo siempre hacia el cambio creativo y evitando la repetición que tiende al aburrimiento y el desinterés. Es aquí en donde aparece el concepto de turboapredizaje (Friedrich y Preiss, p.43) el cual consiste en apelar a las emociones positivas y negativas para estimular un aprendizaje significativo en el infante.

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