La violencia.
Enviado por julahyt • 28 de Agosto de 2013 • Informe • 747 Palabras (3 Páginas) • 282 Visitas
Para comprender la violencia es necesario, diferenciar la violencia de la agresión. La agresión benigna es una respuesta natural, como un instinto que los seres humanos tenemos, para así defendernos al vernos ante una situación violenta provocada por otra persona, un ejemplo de ello son las situaciones que se dan en el reino animal, se trata de protegernos de una situación aparentemente depredadora. La agresión maligna por otra parte, es la que ejercemos de manera consciente y sabemos que está mal y que tendrá una consecuencia, es hacer algo malo por placer, con toda la intención de dañar a alguien más.
La violencia es una conducta agresiva y a cierto modo también es la manera de causar daño ya sea físico o psicológico, puedes ser víctima de una agresión y defenderte pero no causando violencia.
El cerebro humano, es el encargado de todas las funciones claves de nuestro cuerpo, podemos suponer que sin sus órdenes nuestros órganos vitales no funcionarían bien. Gracias al cerebro tenemos una habilidad, esta habilidad nos hace aprender, conocer y desarrollarnos en un ámbito social donde podemos tener una forma agradable que nos produzca un buen desenvolvimiento social o podemos tener una formación que nos haga tener problemas sociales, ser una persona problemática en el ambiente donde nos desarrollamos y muchas veces en esos casos aprendidos desde la infancia.
Cap. 1.- Comprender la violencia
La violencia tiene como intención causar daño físico o psicológico.
Las conductas violentas son cada vez más frecuentes dentro de nuestra sociedad y actualmente son consideradas como un problema de salud pública.
Agresión benigna y agresión maligna.
La agresión benigna es una reacción espontanea y breve que sirve para protegernos del peligro que nos acecha.
La agresión maligna implica el deseo de dañar a los demás por placer.
La agresión es un estado emocional aprendido, el estado permanente de enojo es determinado hostilidad.
Quién no se ha preguntado, ante el saldo de hechos trágicos y deleznables, qué motiva a los seres humanos a dañar a sus familiares o a personas extrañas, y si pueden estos impulsos y acciones controlarse o prevenirse.
Las conductas violentas son, de manera alarmante, cada vez más comunes en nuestra sociedad y se consideran en la actualidad un problema de salud pública. Se presentan en diferentes niveles, que van desde el abuso doméstico hasta el crimen en las calles y el homicidio. Según las estadísticas del INEGI, esta causa de muerte sigue siendo la segunda en adultos jóvenes (de 15 a 29 años) con 12.4% en el 2005, ocupando el segundo lugar después del muy general apartado que engloba todas las defunciones por “accidentes”, el cual abarca 3 1.1%.
La posiblidad de ser en cualquier momento una víctima más del crimen nos hace vivir con miedo
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