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Leyenda Del Arcoiris


Enviado por   •  15 de Junio de 2015  •  2.019 Palabras (9 Páginas)  •  270 Visitas

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Lirico.

Poesía

El barquito de papel

Con la mitad de un periódico

hice un barco de papel

En la puerta de mi casa le hice navegar muy bien.

Mi hermana con si abanico

Sopla y sopla sobre él.

¡Buen viaje, buen viaje!

Barquito de papel.

Canción

A dormir pio, pio

A dormir que hace frio.

Nuestra madre clo clo clo,

Apurada nos llamo.

Bajo el ala apretaditos

Dormiremos calentitos

Pio, pio, pio, pio

Nos queremos acostar

Pio, pio se acabo

Porque el sueños ya llego.

Trabalenguas.

Antón, comilón

¡come, come, comilón!

Come pan y come queso,

Chocolate y caramelo

Come azúcar y turrón.

Come , come comilón!

Narrativo.

La leyenda del arco iris.

Cuenta que hace mucho tiempo, los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era más importante, el más útil, el favorito.

El verde dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, las hojas. Sin mi todos los animales morirían, miren a su alrededor y verán que estoy en la mayoría de las cosas”

El azul interrumpió: “Tu solo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la vida y son las nubes las que absorben del mar azul. El cielo da espacio, paz y serenidad. Sin mi paz no serian más que aficionados”.

El amarillo soltó una risita: “¡Ustedes son tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y color. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miran a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí, no habría alegría”.

A continuación tomo la palabra el naranja: “Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente, pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes... Piensen en la zanahoria, las calabazas, las naranjas, los mangos, las papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo, mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en ustedes”.

El rojo no podía contenerse por más tiempo y salto: “Yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego en la sangre. Sin mí, la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la mapola”.

El purpura enfureció con todas sus fuerzas. Era muy alto y hablo con gran pompa: “Soy el color de la realeza y del poder. Reyes, jefes del estado, obispo me han cogidos siempre porque soy el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona, me escucha y me obedece”.

El añil hablo mucho mas tranquilamente que los otros pero con igual determinación: “Piensen en mi, soy el color del silencio. Raramente reparan en mí, pero sin mí, todos serian superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitan para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior”. Así fue como los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo mas y mas ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrepito. La lluvia empezó a caer a cantaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.

La lluvia hablo “Están locos colores, luchando contra ustedes mismos, intentando cada uno dominar al resto.¿ No saben que todos son necesarios en el mundo? Cada uno para un objetivo especial, único y diferente; junten sus manos y vengan conmigo.

Y así fue como formaron un gran arco de colores como recuerdo de que todos pueden vivir juntos en paz y como señal de esperanza para el mañana.

El patito feo

Doña pata había puesto cinco huevos y esa era la razón por la que no le salían las cuentas. Ves través repetía:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco… seis.

Tenía seis huevos en su nido. Uno era más grande que los otros y eso le extrañaba mucho. Pero como era toda una mamacita los empollo a todos.

Un día de mucho calor nacieron los polluelos. Todos eran muy lindos. Bueno, casi todos. Uno de ellos era grandote de un color gris muy feo. Aun así, doña pata le quería como a los demás.

Lo triste era que todos no eran tan, como mama, y se burlaban de él.

Los días pasaron y el patito cada vez estaba más triste y solo.

Aunque doña pata regañaba a sus polluelos, estos no jugaban con él. Cuando se les acercaba, le empujaban hacia el barro hasta que se quedaba todo manchado.

Un día, el patito feo, mientras nadaba vio a unas aves preciosas.

-Como se llaman esas aves tan lindas? Dijo con admiración.

-Son cisnes, las aves más bellas de este lago- respondió un pez malhumorado.

Llego el invierno. Todo se cubrió de nieve. Había tanto frio que nuestro amiguito se pasaba el día dentro del nido. Solo pensaba en lo feo que era.

-¿Cómo podría ser bello? Se preguntaba en voz alta.

- Eso depende de ti_ le contesto el viejo búho desde el hueco de su árbol.

-Se bueno por dentro y serás hermoso por fuera- Le aconsejo.

-Lo intentare. Intentare ser un patito amoroso y bueno- respondió convencido el patito feo. Y así hizo.

Llego la primavera y el patito salió de su nido aleteando de alegría. Se encamino hacia el lago a nadar, cuando vio unos cisnes que se acercaban a él. Patito feo se quedo asombrado, cuando vio que le hablaban.

-¿Cómo te llamas amigo?- le pregunto un blanco y majestuoso cisne.

-Me llamo Feo,- respondió con triste nuestro amiguito.

-¿Feo? Eso será una broma.

...

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