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Literatura


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2014  •  479 Palabras (2 Páginas)  •  177 Visitas

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EL MIEDO, LO REAL Y LO IMAGINARIO EN LA LITERATURA INFANTIL

La infancia es el rico instante en que para el ser humano todo es posible, porque todo cabe en la imaginación, y la literatura dirigida a los niños, es el mágico referente escrito de las acciones, y el referente escrito de las decisiones.

El niño aborda el texto literario revalorizando, cuestionando, e imitando. Todo lector infantil o juvenil posee intereses según su edad.

Entre los tres y seis años el niño comienza su relación con la literatura, como oyente o como lector. Es la Edad Rítmica. Vive un universo sencillo donde la inmediatez, y la realidad que le rodea, acrecientan su imaginario a través de lo que la literatura le presente. Es la edad de la fascinación y el descubrimiento, la edad de repetir y soñar pues muy cercanas están las canciones de cuna. Los sonidos onomatopéyicos de los personajes, bien humanos, animales, y cosas, fascinan sus oídos y la imitación es casi instantánea.

La Edad Imaginativa arriba entonces entre los seis y ocho años, y su distancia con la realidad se manifiesta en su gusto por imaginar. Sueña, y a la par, la complejidad del mundo comienza a revelársele. Cuestiona, es el momento de las preguntas insólitas, el temor a lo desconocido. Se inicia en el entrenamiento de la razón llevando de la mano a la fantasía como el apreciado comodín de sus pensamientos y acciones.

Entre los ocho y los doce años un cambio determina su gusto lector: arriba a la Edad Heroica. La imaginación sufre un detenimiento, y una etapa realista se enseñorea de su espacio mental y anímico. Los héroes tanto míticos como históricos, inspiran su imaginario. El niño se identifica y se proyecta a través del héroe, es una etapa interesantísima para darles a conocer epopeyas nacionales, personajes heroicos de la historia y mitologías universales. El niño crítica y revaloriza las acciones de sus héroes, se parcializa y especula en los aconteceres, siente que esta ética del héroe le da sentido a la vida, fundamenta sus valores propios.

Al llegar a los doce años o trece años, edad en que al afinar su sentido crítico se inicia una reafirmación de su personalidad, ha arribado a la Edad Romántica. Las rebeldías propias de la adolescencia, son la clara señal de su inconformidad ante las imposiciones o ante todo aquello que no se ajusta a su sentido. Sus juicios de valor obedecen a una bien alimentada personalidad cuyos rasgos perfilan al futuro adulto que desea escudriñar al mundo a profundidad, invertido en un carácter romántico y caballeresco.

Todo esto en la infancia y juventud lectoras, se cumple con sus variantes en función de las condiciones humanas tanto genéticas, como sociales y demás, es asunto del lector adulto, cercano a este lector en formación, ser el que esté atento del proceso a fin de garantizar el feliz desarrollo de un individuo.

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