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Los Cuatro Acuerdos


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2012  •  1.448 Palabras (6 Páginas)  •  540 Visitas

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EL PRIMER ACUERDO

Sé impecable con tus palabras

El Primer Acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir. Es tan importante que sólo

con él ya serás capaz de alcanzar el nivel de existencia que yo denomino «el Cielo en la Tierra».

El Primer Acuerdo consiste en ser impecable con tus palabras. Parece muy simple, pero es sumamente

poderoso.

¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear.

Las palabras son la herramienta más poderosa que tienes como ser humano, el instrumento de la magia.

Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas. Toda la

magia que posees se basa en tus palabras. Son pura magia, y si las utilizas mal, se convierten en magia

negra.

EL SEGUNDO ACUERDO

No te tomes nada personalmente

Los tres acuerdos siguientes nacen, en realidad, del primero. El Segundo Acuerdo consiste en no

tomarte nada personalmente.

Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente. Utilizando un ejemplo anterior, si te

encuentro en la calle y te digo: «¡Eh, eres un estúpido!», sin conocerte, no me refiero a ti, sino a mí. Si te lo

tomas personalmente, tal vez te creas que eres un estúpido. Quizá te digas a ti mismo: «¿Cómo lo sabe?

¿Acaso es clarividente, o es que todos pueden ver lo estúpido que soy?».

Te lo tomas personalmente porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Y tan pronto como

estás de acuerdo, el veneno te recorre y te encuentras atrapado en el sueño del Infierno. El motivo de que

estés atrapado es lo que llamamos «la importancia personal». La importancia personal, o el tomarse las

cosas personalmente, es la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro

alrededor. Durante el periodo de nuestra educación (o de nuestra domesticación), aprendimos a tomarnos

todas las cosas de forma personal. Creemos que somos responsables de todo. ¡Yo, yo, yo y siempre yo!

Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio

sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive

cada uno de nosotros.

EL TERCER ACUERDO

No hagas suposiciones

El Tercer Acuerdo consiste en no hacer suposiciones.

Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que

suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o

piensan –nos lo tomamos personalmente–, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno

emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos

buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendernos las cosas mal, nos lo tomamos

personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada.

Producimos mucho veneno emocional haciendo suposiciones y tomándonoslas personalmente, porque,

por lo general, empezamos a chismorrear a partir de nuestras suposiciones.

EL CUARTO ACUERDO

Haz siempre tu máximo esfuerzo

Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos

profundamente arraigados. El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre tu

mejor esfuerzo. Bajo cualquier circunstancia, haz siempre tu máximo esfuerzo, ni más ni menos. Pero piensa

que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo

que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno.

Cuando te despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor que por la noche

cuando estás agotado. Lo máximo que puedas hacer será distinto cuando estés sano que cuando estés

enfermo, o cuando estés sobrio que cuando hayas bebido. Tu rendimiento dependerá de que te sientas de

maravilla y feliz o disgustado, enfadado o celoso.

EL CAMINO TOLTECA HACIA LA LIBERTAD

Romper viejos acuerdos

¿Quién nos impide ser libres? Culpamos al Gobierno, al clima, a nuestros padres, a la religión, a Dios...

¿Quién nos impide, realmente, ser libres? Nosotros mismos. ¿Qué significa, en realidad, ser libres? A veces

nos casamos y decimos que perdemos nuestra libertad, pero cuando nos divorciamos, seguimos sin ser

libres. ¿Qué nos lo impide? ¿Por qué no podemos ser nosotros mismos?

Tenemos recuerdos de tiempos pasados en los que éramos libres y disfrutábamos de ello, pero hemos

olvidado lo que verdaderamente

...

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