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Los hombres salvajes


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  Síntesis  •  3.462 Palabras (14 Páginas)  •  418 Visitas

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Los hombres salvajes

Los hombres salvajes son unas de las creaturas más conocidas dentro del a criptozoologia y tan bien las que más interés otorgan a los científicos, estarían nuestros antepasados viviendo en las montañas y bosques inaccesibles, como hace millones de años? estos hombres salvajes, como se les conoce normalmente, están distribuidos alrededor del mundo donde se les conoce por distintas especies, razas y nombres y apuntan a que más que una creatura, hay toda una raza dividida por varias especies alrededor del mundo, estas creaturas se han convertido sin lugar a duda en los objetivos más codiciados por los criptozoologos, debido a que hay cientos de testimonios y reportes que apuntan a la existencia real de al menos uno de estos seres, tenemos al Yeti, cuyas apariciones se centran principalmente en el territorio del Himalaya, China, Mongolia, el Cáucaso y Siberia, el big foot o sasquatch en Norteamérica, el Yowie en Australia, el Maricoxi en Brasil o los Almas asiáticos, todos estos parecen referirse al mismo animal o al menos a especímenes emparentados, una nueva especie que quías sea precursora del hombre, pero por ser el mas famoso y el que mas datos tiene que apuntan a su existencia, de quien se hablara en esta sección será del Yeti:

Yeti:

“Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio,

que las que tu filosofía puede imaginar”

Hamlet, William Shakespeare, 1564-1616

¿El hombre de las Nieves existe?

En 1935, el paleontólogo holandés Ralph von Koenigswald se encontraba en Hong Kong. En una farmacia encontró una pieza dental fosilizada que los farmacéuticos llamaban “diente de dragón”, y usaban desde tiempos ancestrales, pulverizada, para preparar algunas de sus medicinas. Von Koenigswald comenzó entonces la búsqueda del animal al que había pertenecido, búsqueda que acompañaron y continuaron distintos paleontólogos en el mundo. Desde ese momento se han encontrado 3 mandíbulas y varios centenares de dientes, no sólo en China, sino también en Vietnam. Estos resultaron pertenecer a un simio gigante que se extinguió hace aproximadamente 500.000 años y al que los paleontólogos denominaron Gigantopithecus blacki. Se supone que apareció hace 6 millones de años y llegó a convivir con otras dos especies conocidas: el panda gigante y... el Homo Erectus. Recién en el año 2005 pudo determinarse la antigüedad de los restos encontrados a partir de 1935.

En base a estos restos, tomando como premisa que este animal podía ser similar a los grandes primates, y por cálculo de proporciones, se hizo una reconstrucción para determinar su apariencia. El resultado es un extraordinario simio de más de 3 metros y medio de altura (y sus autores dicen que fueron conservadores al respecto) y alrededor de 500 kg de peso.

Vista la reconstrucción, no podemos negar que se parece muchísimo al ser que relatan haber visto tantas y tantas personas en todo el mundo, y al que dan distintos nombres: Dzón Glai Edmai en la India, Sasquatch en Canadá, Almus y'en los mongoles, Metoh Kangmi o Yeh-teh o Mih-teh los sherpas de Nepal, Nyalmo o Rimi o Rackshi bompo los lamas, Migyur en Bután, Snezhnyi Chelovek los campesinos de la estepa siberiana, Dev en el Monte Pamir, Kaptar los habitantes del Cáucaso, Ucumar en Argentina, Maricoxi en Brasil. Sí, señores, hablamos del yeti.

Algunas teorías, como la del reconocido biólogo y bioquímico inglés Geoffrey H. Bourne, asocian el Gigantopithecus blacki con el Yeti y el Sasquatch. Bourne creía que era posible que el Gigantopithecus hubiera cruzado desde Asia a América por el estrecho de Bering, tal como se supone que hicieron los antepasados del hombre actual.

El tema del yeti presenta varias aristas confusas. Por un lado, los testimonios de aquellos que dicen haberlo visto hombre de nieve no son exactamente coincidentes: sí, tiene aspecto de mono, sí tiene pelo en todo el cuerpo, sí, huye temeroso (en general) ante la presencia humana, pero los relatos difieren en cuanto al tamaño, color del pelo y cantidad de dedos en los pies. De hecho, de todas las fotografías tomadas hasta la fecha de huellas de este ser, en algunas se ven cinco dedos y en otras cuatro. Además, el hecho de que se haya visto en zonas tan disímiles en cuanto a sus características físicas (bosques, selvas, montañas heladas) hace suponer que también deben variar sus hábitos. Claro, si es que existe.

Los testimonios, tanto orales como fotográficos, provienen del más variado tipo de personas: lamas tibetanos, sherpas, fotógrafos de revistas científicas, alpinistas, diplomáticos, militares, pobladores de las distintas zonas de avistamiento habitual. La inmensa mayoría de indudable seriedad.

Pero también ha habido en estos años muchísimos engaños (vaya uno a saber con qué fin): videos fraguados, fotos de huellas indefinidas, relatos dudosos.

Hasta existe un cráneo que se encuentra en elmonasterio Pangbotchi, en Nepal. Y los cabellos traídos del Himalaya por el mismísimo Sir Edmund Hillary (testigo él mismo de la aparición de un grupo de yetis durante una de sus expediciones), que, aparentemente, resultaron ser de un animal de la zona. Con una salvedad: varios informes diferentes hablan de animales diferentes: oso, zorro, yak. Para la Universidad de Oxford, los estudios no fueron concluyentes.

También el famoso alpinista Reinhold Messner dedicó 12 años a la búsqueda del yeti, para concluir (no con mucho rigor): “Todas las evidencias apuntan a un oso nocturno que corre, camina y escala mejor que un hombre”. Claro, Messner deja de lado lo que sí sabemos, y es que los osos, por su conformación física, no pueden caminar ni correr mejor que un hombre. Y además sus propias evidencias llevan a gran confusión: “"Miré a mi alrededor y capté (…) la silueta de un bípedo que huía entre los árboles (…) Sin hacer ruido y doblada hacia delante, la criatura seguía corriendo, se eclipsaba detrás de un árbol para volver a aparecer como un monstruo (…) durante una fracción de segundo, pude observar su rostro: vi ojos y dientes, pero apenas logré distinguir forma o color. La criatura se erguía amenazadora, su cara una sombra gris, su cuerpo una silueta negra. Cubierta de pelo, se apoyaba sobre dos cortas piernas y tenía unos brazos largos que le llegaban hasta las rodillas. Calculé que medía 2´10 metros(...) Era obvio que ningún hombre puede correr de ese modo en plena noche (…)” Reinhold Messner, 1986 (valle del Mekong, Este del Tíbet)”.

El misterio sin embargo, promete ser develado pronto. Por un lado, hace cinco años un guardabosque de una remota región de la India halló dos pelos que, supuso, podían pertenecer a

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