Módulo de trabajo sobre evaluación de sistemas
Enviado por Jorge Sosa • 1 de Julio de 2017 • Práctica o problema • 1.582 Palabras (7 Páginas) • 147 Visitas
- Clase 3
Bienvenida/os a la última clase de este primer Módulo de trabajo sobre evaluación de sistemas.
En esta clase nos pareció importante retomar un aspecto pendiente del artículo de Margarita Poggi que leyeron en la Clase 2, “Hacia la construcción de nuevas estrategias de evaluación de la calidad educativa en América Latina”. Nos referimos al concepto de calidad.
Establecer una definición sobre lo que lo que supone el concepto de calidad educativa se torna una tarea difícil y riesgosa, pues compromete diversos factores. Al mismo tiempo interpela a las políticas públicas y a las prácticas institucionales capaces de garantizar lo que las leyes nacionales y provinciales y los acuerdos internacionales definen como una educación de calidad. Así, los Artículos 84, 85 y 86 de la Ley 22.206, exponen la voluntad y la responsabilidad del Estado como garante de la calidad de la educación e involucra cuáles son los componentes y aspectos requeridos para ese fin. Entre ellos podemos mencionar: la conformación de los diseños curriculares y su revisión periódica, el énfasis en la mejora de la formación inicial de los futuros docentes, la dotación de recursos materiales imprescindibles, y las acciones de evaluación del sistema, entre otros. A partir de considerar lo expuesto, podríamos comenzar aproximarnos a la idea de que la calidad educativa se encuentra fuertemente relacionada con la garantía de la vigencia del derecho a la educación. El conjunto de las leyes sancionadas a nivel nacional y jurisdiccional constituyen el marco legal de referencia que da respaldo a ese derecho pues asegura el acceso, la permanencia y el egreso de los alumnos previendo 14 años de educación obligatoria. Es aquí, donde se hacen necesarias las evaluaciones de sistema; pues ese mismo Estado que garantiza una educación de calidad, requiere de acciones que permitan relevar la situación de los aprendizajes recibidos en este lapso de la escolaridad.
Por otra parte, entendemos que la definición que toma Poggi de la OREALC/UNESCO Santiago en su trabajo, resulta pertinente para ir aproximándonos a una idea general de calidad que sustenta la región. Como leemos en el texto de la bibliografía, la calidad educativa es algo más que la eficacia y la eficiencia, idea que se instaló con la llegada de los primeros dispositivos de evaluación en los años noventa. De acuerdo con lo expuesto, la calidad que se pretende en los sistemas educativos, además de ser eficaz y eficiente, debe ser pertinente, relevante y equitativa. Por ello, podrá asegurar el acceso pleno a los derechos de los estudiantes, pues los aspectos mencionados suponen garantías que dan sentido y propósitos a la educación de cada quien de acuerdo con los saberes, modos de aprender y competencias requeridas en las jurisdicciones.
La evaluación de los sistemas a partir de considerar la diversidad de contenidos y competencias evaluados genera no pocos debates y reparos. Implica asimismo, discusiones en torno a la legitimidad de lo evaluado, la pertinencia de los instrumentos y la validez de sus resultados. Demanda, al mismo tiempo, explicaciones en torno a los destinatarios de la información y el uso que estos harán de esos datos; incluso, no debemos dejar de considerar el problema ético que supone el uso de la información a través de los medios de comunicación en torno a cómo se dará a conocer a la opinión pública una información que no siempre está mediada por periodistas especializados en el tema.
De acuerdo con lo expresado por Poggi, las líneas de trabajo relativas al fortalecimiento de la evaluación de la calidad educativa hacen evidente la consideración de las posibilidades y limitaciones de estos dispositivos, los requerimientos jurisdiccionales, nacionales y regionales, los lineamientos de la política educativa y la consideración de qué se le demanda a un sistema educativo en relación con los saberes construidos y las competencias requeridas para el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos. Darle un sentido pleno a la elaboración y ajuste de estas líneas de trabajo implica que cada actor se vea considerado y comprometido con el rol que desempeña en el sistema y que conozca y asuma lo que específicamente incumbe a la cultura de la evaluación.
En esta clase, les planteamos, además la lectura de un trabajo del Comité Gestor del Grupo de Trabajo sobre Estándares y Evaluación del PREAL integrado, entre otros especialistas, por Pedro Ravela. El documento elaborado por el Comité se denomina “Las evaluaciones educativas que América latina necesita” y en él se plantean varias de las cuestiones sobre las que ya estuvimos reflexionando en clases anteriores. La particularidad de este trabajo es que comienza a mostrar quiénes son los destinatarios de la información que relevan las evaluaciones de sistema. Y, por ello, da cuenta de qué responsabilidad y participación le cabe a cada uno en las acciones de mejora de la calidad educativa.
En este texto, los autores pretenden destacar la importancia de los sistemas nacionales de evaluación; ayudar y orientar a los tomadores de decisiones en cómo concebir una estrategia de evaluación; y demostrar que para lograr estos propósitos es necesaria una inversión importante en la construcción de un plan a largo plazo y mostrar que para que esa inversión valga la pena debe tener propósitos claros, un diseño técnico de calidad, una orientación fuerte a apoyar a los docentes en su tarea, y una voluntad política manifiesta de encarar acciones dirigidas a resolver los problemas y deficiencias que la evaluación ponga de manifiesto. El documento está estructurado en cinco capítulos. Si bien todos tienen información relevante, en este momento recomendamos hacer hincapié en los tres primeros. Retomaremos más adelante algunas de las cuestiones tratadas en los dos últimos.
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