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MAURICIO: HÁBITOS DE ESTUDIO


Enviado por   •  23 de Octubre de 2017  •  Biografía  •  10.298 Palabras (42 Páginas)  •  243 Visitas

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MAURICIO:

HÁBITOS DE ESTUDIO

El hábito de estudio llega a ser el mejor y el más eficaz modo para el éxito académico, se dice que mucho más que el nivel de inteligencia o de memoria. Aprender y desarrollarse en hábitos de estudio que ayuden y faciliten la habilidad para aprender, son pasos clave para sacar el máximo provecho y lograr el mejor rendimiento en los años de formación académica. Pues tanto los hábitos como las actitudes llegan a estar encerrados en el método de estudio que tiene y caracteriza a cada persona. Así, entendemos el hábito como la simplicidad adquirida para su trabajo mediante la preparación en las diversas actividades que esta conlleva.

  1. PLANIFICACIÓN

Como cualquier actividad humana cotidiana, el estudio debe hacerse según las reglas de racionalidad y economía; es decir, obtener al máximo su rendimiento asignando a este el mínimo esfuerzo. Tenemos la necesidad de inventar y perfeccionar hábitos en esta actividad tan indispensable como esencial. La estructura organizada es necesaria para la realización de cualquier trabajo, ya sea de estudio u otra manera.

Ventajas de la planificación.

• El estudiante necesita adecuar su plan de estudio y tratar de llevarlo al pie de la letra, sacando la duda en cada momento, la espontaneidad o el pasar de una tarea a otra sin control.

• Determina a un trabajo diario, que ayuda a la creación de la concentración y del hábito.

• Por tratarse de algo particular, el alumno o alumna ajustará su tiempo a sus a las distintas áreas de aprendizaje.

• Resulta el estudio más tolerable, grato y seguro, con un menor cargo de agotamiento mental, evitando el amontonamiento de la actividad en el último instante.

• Permite entender el grado de ejecución del plan y la corrección si se observa que es necesaria.

Cómo ha de ser la planificación.

• Personal: tiene que ser algo hecho por uno mismo, en pocas palabras, tiene que ser propio.

No todos los alumnos necesitan leer y estudiar el mismo tiempo que otros, tampoco todos necesitan sentarse en una mesa con un libro el mismo tiempo para entenderlo.

• Sencilla y Realista: lo principal de la planificación es que resulte eficaz; de poco ayudaría una interesante planificación si fuese imposible llevarla al campo de la práctica. La planificación tiene que estar dentro de las posibilidades y limitaciones personales, tiempo que dispone la persona, problema con el aprendizaje, logros a conseguir, condiciones familiares, etc. Asimismo, debe ser muy simple, que entre por los ojos y se entienda con un golpe de vista.

• Flexible: que una programación sea flexible no significa que pueda cambiarse o, en todo caso, no cumplirse constantemente. La flexibilidad se comprenderá en el sentido de poder tener un tiempo de reserva para, ante situaciones o acontecimientos imprevistos, evitar el desobedecer el orden de la programación.

• Rectificable: cuando se llegue a entender que la planificación no es hecha a la realidad, hay que hacer los ajustes adecuados para así llegar a que se transforme en una herramienta que sirva de guía en toda ocasión. Resulta entendible que el estudiante, hasta que posea cierta práctica cometa importantes errores de cálculo en conjugar tiempo y aprendizaje con las posibilidades personales.

• Escrita: el escribir la planificación tiene varias ventajas; se clarifican las ideas, ayuda a ponerla en la mente de manera fija, permite colocarla a la vista, cerca de la mesa de trabajo, refuerza el compromiso personal para que esta sea hecha. En el espacio de control se van anotando al final de la jornada los problemas por los que no se cumplen los objetivos planificados. El conocerlas nos ayudará a ponerles remedio. Para aprender a planificarse hay que partir por ponerse unos objetivos tanto en materia de estudio como en tiempo que seguro los puedes realizar e ir incrementándolos progresivamente con el paso de los días.

Reglas para fijar las propias metas:

• Regla 1: La meta debe entenderse en términos positivos. La negación no se puede traducir al campo de la imaginación.

• Regla 2: La meta debe entenderse en términos sensoriales. Nos pondremos objetivos precisos, cuantificables e identificables.

 • Regla 3: La meta debe ser posible de realizar según las propiedades flexibles.

• Regla 4: La meta debe ser aceptada, tanto éticamente como moral, por nosotros y por los demás.

Una forma concisa de hacer mis objetivos y crearme un hábito de estudio es planear mi tiempo de trabajo de forma que me dé estabilidad y confianza en mí mismo. Además, mi planificación me ahorrará tiempo y afán, a la vez que me dará una visión global de lo que tengo que hacer.

Para ello debo tener en cuenta:

• Tratar de estudiar todos los días, a la misma hora y, si es posible, en un mismo lugar.

• Buscar las horas de estudio donde mi productividad sea más alto.

• No pecotra ni madrugar de forma excesiva todos esos días.

• Poner el orden de estudio de cada materia de acuerdo con mi propia curva de trabajo (nivel de concentración).

• Repartir el tiempo de trabajo para cada asignatura de acuerdo con el grado de dificultad y exigencia personal.

• Estudiar en varios momentos constantes, intercalando pequeños descansos después de cada periodo.

• Concretar qué tengo que estudiar en cada periodo. Una vez hecho mi tiempo de trabajo debo seguirlo al pie de la letra y chequearlo periódicamente a fin de incluir las rectificaciones necesarias. También debo ser perseverante y no desanimarme si en los primeros días no consigo lograrlo totalmente.

“Si cumplo mi horario de estudio conseguiré avanzar más, sentirme más seguro y más capaz.”

Ejercicios de planificación:

• Elabora tu propio calendario personal.

• Haz tu horario personal.

• Programa tu trabajo mensual.

• Ordena tu tiempo de la semana para tus momentos de estudio.

Planificación de una sesión de estudio:

Consiste en repartir el instrumento para aprender y las tareas por hacer por orden de ejecución, dando el tiempo a los trabajos y a las pausas. Nuestra atención sube y baja en función del tiempo que llevemos estudiando.

Según la curva de rendimiento:

El primer instante de estudio es el más adecuado para realizar las tareas de dificultad media, a continuación, aquellas de problema máximo y por último los más sencillos que requieran menos afán y concentración, como por ejemplo los repasos.

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