MISIÓN-VISIÓN
Enviado por jairjjj • 27 de Marzo de 2014 • Síntesis • 2.622 Palabras (11 Páginas) • 227 Visitas
MISIÓN-VISIÓN
MISIÓN
FORMAR ADMINISTRADORES EN SALUD, COMO PROFESIONALES Y CIUDADANOS CON CALIDAD ACADÉMICA, AUTÓNOMOS, CON VALORES, ACTITUDES E INTÉRPRETES DE LAS NECESIDADES DEL MEDIO Y DEL SECTOR SALUD , CARACTERIZADOS POR SU CAPACIDAD HUMANA, CIENTÍFICA Y HABILIDADES EN LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA Y EMPRENDEDORA, CON EL FIN DE LIDERAR PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN QUE PERMITAN MEJORAR LA GESTIÓN DE LA SALUD, PARA ASÍ CONTRIBUIR AL DESARROLLO Y CRECIMIENTO SOCIAL DE LA REGIÓN, MEJORANDO LOS ÍNDICES DE COMPETITIVIDAD Y LA CALIDAD DE VIDA.
VISIÓN
EL PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN EN SALUD DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA SE CONVERTIRÁ EN EL ELEMENTO ACADÉMICO QUE IMPULSARÁ EL DESARROLLO DE LA REGIÓN Y EL PAÍS, A TRAVÉS DE LA FORMACIÓN DE UN TALENTO HUMANO EMPRENDEDOR, ALTAMENTE CAPACITADO Y CUALIFICADO EN EL ÁREA DE LA GESTIÓN DE PROCESOS DE LOS SERVICIOS DE SALUD Y DE LA SALUD INDIVIDUAL Y COLECTIVA.
VALORES DE LOS ADMINISTRADORES
-RESPONSABILIDAD: Capacidad de responder por nuestro actos.
-RESPETO: Principio o virtud de vital importancia para una buena convivencia.
-PERTENENCIA: Capacidad de asumir los objetivos y metas institucionales.
-TRANSPARENCIA: Calidad y limpieza en nuestro trabajo.
-COMPROMISO: Aceptar con estusiasmo la delegación de funciones y tareas.
PRINCIPIOS
1. DIVISION DEL TRABAJO
La división del trabajo es de orden natural: se observa en el mundo animal, donde a medida
que el ser es más perfecto posee más variedad de órganos encargados de funciones
distintas; se advierte en las sociedades humanas, en que cuanto más completo es el cuerpo
social, tanto mayor y más estrecha es la relación entre la función y el órgano. A medida que
la sociedad crece aparecen nuevos órganos destinados a remplazar al órgano único
primitivamente encargado de todas las funciones. La división del trabajo tiene por finalidad
producir más y mejor con el mismo esfuerzo.
EI obrero que fabrica todos los días la misma pieza y el jefe que trata constantemente los
mismos negocios, adquieren una habilidad, una seguridad y una precisión que acrecen su
rendimiento. Cada cambio de ocupación o de tarea implica un esfuerzo de adaptación que
disminuye la producción.
La división del trabajo permite reducir el número de objetos sobre los cuales deben aplicarse
la atención y el esfuerzo. Se reconoce que es el mejor medio de obtener el máximo provecho
de los individuos y de las colectividades. No se aplica solamente a las tareas técnicas sino a
todos los trabajos, sin excepción, que ponen en movimiento un número más o menos grande
de personas y que exigen de éstas varias clases de capacidad. Tiende, en consecuencia, a
la especialización de las funciones y a la separación de los poderes.
Por más que sus ventajas sean universalmente reconocidas y que no sea factible imaginar la
posibilidad del progreso sin el trabajo especializado de los sabios y de los artistas, la división
del trabajo tiene límites que la experiencia y el sentido de la medida enseñan a no franquear
2. AUTORIDAD - RESPONSABILIDAD
La autoridad consiste en el derecho de mandar y en el poder de hacerse obedecer.
Se distingue en un jefe la autoridad legal inherente a la función y la autoridad personal
formada de inteligencia, de saber, de experiencia, de valor moral, de aptitud de mando, de
servicios prestados, etc. En un buen jefe la autoridad personal es el complemento
indispensable de la autoridad legal. No se concibe la autoridad sin la responsabilidad, es
decir, sin una sanción -recompensa o penalidad- que acompaña al ejercicio del poder. La
responsabilidad es un corolario de la autoridad, su consecuencia natural, su contrapeso
indispensable. En cualquier lugar donde se ejerza la autoridad, nace una responsabilidad.
La necesidad de sanción, que tiene su fuente en el sentimiento de justicia, es confirmada y
acrecentada por la consideración de que, en beneficio del interés general, es menester
alentar las acciones útiles e impedir las que no tienen este carácter.
La sanción de los actos de la autoridad forma parte de las condiciones esenciales de una
buena administración. En la práctica dicha sanción es generalmente difícil de aplicar, sobre
todo en las grandes empresas: es necesario establecer primero el grado de responsabilidad
y después la cuantía de la sanción. Pues, si es relativamente fácil establecer la
responsabilidad de los actos de un obrero y la escala de sanciones correspondientes, la
tarea es más ardua con respecto a un capataz, y a medida que se asciende en la línea
jerárquica de las empresas, que Ias operaciones son más complejas, que el número de los
agentes que intervienen es mayor, que el resultado final es más lejano, es cada vez más
difícil determinar el grado de influencia del acto de autoridad inicial en el efecto producido y
establecer el grado de responsabilidad del jefe. La medida de esta responsabilidad y su
equivalencia material escapan a todo cálculo.
De ello se infiere que la sanción es una cuestión de uso, convencional, y que el juez, al
establecerla, debe tener en cuenta el acto mismo, las circunstancias que lo rodean y la
repercusión que la sanción puede tener. El juzgamiento exige alto valor moral, imparcialidad
y firmeza.
Si no se cumplen todas estas condiciones, es de temer que el sentimiento de la
responsabilidad desaparezca de la empresa.
La responsabilidad, valientemente ejercida y soportada, es una fuente de respeto, es una
clase de coraje muy apreciada en todas partes. Se tiene una prueba palpable de ello en el
trato de algunos jefes de industria, muy superior al de ciertos funcionarios del Estado de
grado equivalente, pero sin responsabilidades.
Sin embargo, la responsabilidad es generalmente tan temida como la autoridad es codiciada.
El miedo de las responsabilidades paraliza muchas iniciativas y destruye muchas buenas
cualidades.
Un buen jefe debe tener y expandir a su alrededor el coraje de las responsabilidades.
La mejor garantía contra los abusos de autoridad y las debilidades de un gran jefe es el valor
personal y principalmente su alto valor moral. Es sabido que ni la elección ni la propiedad
confieren este valor
3. DISCIPLINA
La disciplina consiste esencialmente en la obediencia, la asiduidad, la
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