MUJERES LÍDERES Y SALUD

MUJERES LÍDERES Y SALUD

El liderazgo definido como el conjunto de habilidades gerenciales o directivas de un individuo que es capaz de influir o motivar a otra persona o grupo de personas en una tarea específica y se considera como una herramienta innovadora y necesaria para el avance de una empresa u organización, dado que representa la posibilidad de mostrar ante el mundo competitivo que se puede ser pionero en diversos entornos.

La capacidad de liderar depende de múltiples factores de la persona, ya que, debe garantizar empatía, fluidez verbal para lograr capturar a los seguidores de su idea y actuar, por lo tanto es de esperar que los líderes además de fuerza requieren un nivel de carisma, por lo cual la mujer representa un modelo de mayor accesibilidad, las investigaciones actuales sobre liderazgo además han dejado ver que las características de un líder deben evaluarse no solo del individuo sino del equipo de trabajo como un conjunto cuya cohesión permite el avance (Cruz, 2013) y las mujeres en éste ámbito pueden llegar a constituir una estructura jerarquizada con comunicación abierta en las dos direcciones con mayor facilidad.

El ámbito de la salud ha sido en sus inicios de características masculinas, y la inclusión de la mujer en este sector se realiza como apoyo a la labor realizada por los hombres, inicialmente los hombres eran quienes podían adquirir los conocimientos llegar a estamentos directivos y las mujeres se dedicaban a hacer acompañamiento, el empoderamiento femenino tarda algunos años pero finalmente se abre paso demostrando la igualdad de capacidades que se tienen, encontrando así en el sector, importantes científicas , investigadoras, y líderes a través del tiempo.

Para el proceso de llegada a los altos estamentos de las organizaciones se han encontrado múltiples barreras, que en éste momento van más allá de la formación académica, que hoy en día tiene igual acceso en la mayor parte del mundo, llegando incluso a tener mujeres que han superado a los hombres, pero se encuentran además con los estereotipos vinculados al género, que se contraponen con el liderazgo que se considera masculino.

En contraposición a lo anterior se encuentra que para tener un buen líder se tener una proximidad concreta e incluso llegar a desarrollar lazos afectivos y emocionales positivos líder-grupo con lo cual se lograr mejorar la eficacia de una organización para el cumplimiento de las metas, por lo que es fundamental que el líder presente un carisma y empatía que es mejor encontrado en la personalidad femenina, por lo cual se puede inferir que el liderazgo femenino podría llegar a mayor efectividad.

Históricamente las directivas de salud han sido conformadas por hombres, lo cual se ha evidenciado en grandes organizaciones como lo representa al organización Panamericana de la Salud OPS, en la cual se encontró que en sus mandos directivos desde su creación se requirieron 53 años para llegar a considerar una equidad de género, en 1926 solamente se admitían miembros hombres, luego se aumentó la participación permitiendo a 30 estados, de los cuales solo se logró representación masculina , siendo hasta 1948 que se logra que tres mujeres sean reconocidas como líderes en el ámbito de Salud Pública y desde allí hasta 1979 se llega a lograr la inclusión de la mujer llegando en la actualidad a tener directoras de la organización femeninas.

Las mujeres como líderes poseen características que permiten que ejerzan este rol con mayor fluidez como lo son: la capacidad de comunicación , el lograr tener en cuenta el lado humano de las personas, la empatía para el trabajo en equipo, la intuición en cuanto al análisis y solución de los problemas, permitir un liderazgo cercano a la democracia , permitir la participación de todos los actores, no realiza muestras de poder innecesarias y la búsqueda de consensos frente a los conflictos (Contreras, 2012).

Se ha encontrado un aumento de mujeres líderes dado el aumento de ingreso a programas de posgrado y pregrado en la actualidad siendo éste demostrado en la matrícula a dichos programas encontrando por ejemplo en Estados Unidos un 60% de mujeres respecto a la contraparte masculina (Price, 2012), por lo que se está intentando fortalecer la formación de liderazgo propio femenino , no imitativo , para explotar las habilidades previamente descritas y así llegar a mejorar los procesos en salud y la atención con calidad humana y que enfrente

...