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Metamorfosis Del Policial Clásico


Enviado por   •  27 de Mayo de 2013  •  2.554 Palabras (11 Páginas)  •  392 Visitas

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Metamorfosis del policial clásico

Introducción

Cuando una teoría es llevada a la práctica a lo largo del tiempo, esta puede mutar y transformarse, justamente a través de su aplicación.

La teoría es definida por la RAE como todo “conocimiento especulativo (hipótesis) considerado con independencia de toda aplicación”. En contraposición a la teoría se encuentra lo pragmático. El pragmatismo se define como una “tendencia filosófica según la cual el único criterio de validez de cualquier teoría científica, ética o religiosa debe basarse en los efectos prácticos de la misma”.

En este trabajo, se hablará sobre el cambio en la teoría del policial clásico y las rupturas que ha sufrido en la escritura de cuentos policiales. Particularmente veremos estos cambios tomando dos narraciones: “Los crímenes de la Calle Morgue” (1841) de Edgar Allan Poe, donde se verá la estructura del policial clásico y “La muerte y la brújula” (1942) de Jorge Luis Borges, donde podremos ver las rupturas y mutaciones que ha sufrido la teoría clásica.

La hipótesis a trabajar es la evolución de la estructura del policial clásico, con focalización principal en las figuras del detective y el policía. Estas figuras son parte fundamental del cuento policial, por lo cual es de suma importancia la caracterización de dichos personajes para el análisis de este tipo de obra.

Los temas que se tratarán en el trabajo son:

▪ Comparación de las figuras del detective y el policía en ambos cuentos.

▪ Comparación entre la perspectiva narrativa en ambos cuentos (tipo de narrador y foco).

▪ Comparación entre el esclarecimiento del enigma en ambos cuentos.

Marco contextual

“Los crímenes de la Calle Morgue” (título original: “The murders in the Rue Morgue”): escrito en 1841 por el escritor, poeta y crítico estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849), se lo toma como el primer relato policial de la literatura, como fundador del policial clásico. Este cuento posee ciertas características innovadoras para su momento, que fueron reproducidas en cantidad de cuentos policiales a lo largo de la historia. Un ejemplo de esto es el problema del ‘local cerrado’[1], un problema de solución imposible a la vista de todos, menos del detective. Otra característica fundamental es la utilización de la lógica y del razocinio como herramienta principal para el esclarecimiento del enigma. También, la figura del detective y del policía que analizaremos más adelante. Este relato constituye la estructura del policial clásico (junto con “La carta robada”, del mismo autor).

“La muerte y la brújula”: escrito en 1942 por el argentino Jorge Luis Borges, este relato policíaco posee varias rupturas con la estructura del policial clásico (que más adelante analizaremos) como también tiene muchas características clásicas. Por ejemplo, se emplea también a la razón como herramienta fundamental para el desarrollo de la investigación. Además, el enigma resulta imposible de esclarecer a la vista de todos. Por el otro lado, las figuras del policía y del detective, sufren grandes mutaciones, teniendo en cuenta aquellas del policial clásico (lo cual será analizado más adelante en este trabajo.)

En este cuento se hace justamente referencia a la figura del detective creada por Poe, August Dupin.

“Lönrot se creía un puro razonador, un Auguste Dupin […] “

En este relato, el protagonista, es decir, el detective, siente cierta afinación con aquella figura detectivesca creada casi un siglo antes por el escritor estadounidense.

Las figuras del detective y el policía

Comenzando por el detective, en “Los crímenes de la Calle Morgue” esta figura es encarnada por August Dupin. Este personaje es un caballero de ilustre familia francesa que sucumbió a la pobreza por diversas razones. Se caracteriza por su inteligencia y astucia. Es un hombre analítico, reflexivo, racional y muy minucioso, atento al más mínimo detalle. También es, y esto también denota su carácter analítico y el placer que le producía ejercitarlo, un gran jugador de ajedrez.

“En tales momentos no podía evitar notar y admirar […] una peculiar habilidad analítica en Dupin. Parecía, también, obtener un inmenso deleite en ejercitarla – si no exactamente en mostrarla – y no dudaba en confesar el placer que de allí obtenía.”

Sobre todas las cosas, es un hombre sumamente culto, que ha dedicado su vida a la lectura.

“Estaba sorprendido, también, por la vastedad de sus lecturas; y, sobre todo, sentí mi alma encendida por el fervor salvaje y la vívida frescura de su imaginación.”

Dupin se encuentra en compañía de un hombre, que podría encajar con la figura del “ayudante” en cierta manera, aunque no es más que un amigo que lo acompaña a lo largo de su investigación y con quien comparte todos sus razonamientos durante el relato. El encuentro con este hombre, de todas maneras, no cambia la forma de ser característica de Dupin. Sigue siendo un hombre solitario que vive en una zona retirada y desierta, con el único cambio de tener ahora una compañía que goza de sus análisis.

“Si la rutina de nuestra vida en este lugar hubiera sido conocida por el mundo, habríamos sido considerados locos, aunque, quizás, locos de naturaleza inofensiva. Nuestra reclusión era perfecta. No admitíamos visitantes. En verdad la localidad de nuestro retiro había sido un secreto cuidadosamente vedado incluso a mis propios viejos amigos; y hacía muchos años que Dupin había dejado de conocer o ser conocido en París. Existíamos sólo dentro de nosotros mismos. “

Por último, otra característica que hace al personaje es su frialdad. Podría decirse que esta característica influye en su carácter analítico, ya que la frialdad ayuda a ver la realidad bajo una mirada objetiva y más clara.

“Su actitud en esos momentos era fría y abstracta, sus ojos estaban vacíos de expresión, mientras su voz, usualmente de tenor, se elevaba en un tiple que hubiera sonado petulante a no ser por la deliberación y la total claridad de la enunciación.”

En el caso de “La muerte y la brújula”, esta figura es encarnada por Erik Lönrot. Este hombre también era una persona analítica, pero tenía la particularidad (lo cual hace a su cercanía con el policial negro) de ir él personalmente a descubrir los misterios.

“Lönrot se creía un puro razonador, un Auguste Dupin, pero algo de aventurero había en él y hasta de tahúr.”

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