Mi Forjador, Mi Maestro

Maestro de la escuela; Forjador de mí destino

El maestro es el ser humano y profesional de la educación, cuya función es la enseñanza y aprendizaje de las generaciones de niños y jóvenes. Por medio de ella forma e informa a la persona humana. Esto quiere decir que la labor que desempeña es permanente y de carácter intelectual. Su trabajo tiene como insumo principal a los contenidos, es decir al conocimiento. Es a partir de ellos es que se plasma la función de la instrucción. Sin embargo, no se limita solo a eso, es su preocupación principal la formación integral, eso se llama educación.

Por las consideraciones anteriores, estamos en condiciones de afirmar que no se concibe una sociedad sin la presencia y el trabajo de un maestro. Porque por todos es conocido y reconocido que la educación se constituye en el cimiento firme y sólido del desarrollo de los pueblos. Es pues por definición, entonces, la educación la principal actividad y necesidad del todo hombre.

Entendido así, al maestro podemos sostener que su noble y a veces sacrificada labor coadyuva a la formación de todo ser humano. Es el elemento principal en una sociedad para despertar conciencias de sus niños jóvenes y aun de los adultos. Su labor, entonces ayuda para que el hombre sea capaz de transformar la realidad. Colabora con su trabajo tesonero para que el hombre sea capaz de enfrentarse a los difíciles retos que le plantea su entorno, ahora, en permanente cambio.

Teniendo en cuenta esta particularidad y a los diversos fenómenos de todo orden existentes en la sociedad de hoy, el maestro debe responder a los restos y cambios que le impone del mundo de hoy. Desde esta perspectiva, el maestro ve aumentado su responsabilidad de su noble misión, de ser agente particular del desarrollo de los pueblos y naciones. Se advierte a todas luces y a toda reflexión que la presencia e influencia del maestro en los espacios geográficos y sociales, es de primer orden. Si la sociedad se manifiesta por medio de la ciencia el arte y la cultura en resumen, es el maestro quien facilita y dirige dicha exteriorización. A pesar de todo esto, en la actualidad, el maestro no recibe el reconocimiento a su abnegada labor por parte del estado y de la sociedad.

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