Niños En Prision
Enviado por mercedesmpaz • 19 de Junio de 2013 • 3.555 Palabras (15 Páginas) • 396 Visitas
Titulo:
NIÑOS EN PRISION
Autor
MARIA MERCEDES MORALES
Institucion:
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Localidad:
AZUL – PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Contacto:
mercedes.mpaz@hotmail.com.ar
Teléfono: 0220 4777402
INTRODUCCION
El silencio nocturno es opresivo, no hay llantos ni berrinches. No son niños normales, son niños institucionalizados. El Jardin de Infantes tiene dibujos de Disney en las paredes pero son paredes de la carcel. No hablar en tono elevado, pedir permiso para ir a jugar, pedir que le abran las puertas, gritar de alegría o por capricho en los horarios permitidos, prescindir de los arboles, niñez sin mascotas y sin plazas, pedirle al santito no enfermarse para no terminar en el hospital con un agente penitenciario al pie de la cama. Saber que cuando cumpla cuatro años, tampoco tendrá mama… Niños y niñas en las prisiones con sus madres detenidas, olvidados, silenciosos y silenciados. Para ellos los derechos de los niños son un afiche en la pared.
“Muerte súbita” dice el parte oficial de la muerte de Yoel, un bebe de 5 meses que vivía en la Unidad 33 de Los Hornos, junto con su madre detenida y padecía una bronqueolitis desde hacia mas de una semana sin atención medica adecuada ni medicamentos.
Esta muerte como la de otros cinco niños, hizo visible la sistematica violación de los derechos humanos de los niños alojados con sus madres en los establecimientos carcelarios provinciales que no reciben la atención minima e indispensable que el Estado debe brindarles.
“Al bebe lo mato la negligencia conciente del sistema”, afirma A. encerrada con su hijo hace dos años. “Nos vulneran los derechos porque no interesan”. Tampoco importa darles un lugar y asistencia dignos para ellas y los niños.
Al hacinamiento y las malas condiciones materiales que prevalecen en las cárceles, como falta de higiene, de alimentación adecuada y de cuidados médicos apropiados, se los puede calificar como trato inhumano y degradante.
El numero de mujeres que sufre prisión en nuestro país ha crecido: en el año 1995 habia 5600 mujeres detenidas, en la actualidad la cifra asciende a mas de 10000, En los últimos años, por ausencia de políticas publicas que garanticen de una manera mas eficaz el interés superior del niño, el encarcelamiento de las mujeres estuvo acompañado por el encierro de sus hijas e hijos menores de cuatro años.
La Ley de Ejecucion de la Pena Privativa de Libertad (Ley 24660), en sus arts. 193, 194, 195 y 196 y el Codigo de Ejecucion Penal de la Provincia de Buenos Aires (Ley 12256) en sus arts. 9, 16,17 y 18 permiten a las mujeres en contexto de encierro retener consigo a sus hijos menores de 4 años. Al cumplir dicha edad, los niños deben irse con algún familiar, o en caso de no tener familias son enviados a institutos públicos.
En el marco de la Constitucion Nacional consideramos de aplicación en las cuestiones referidas a niños y niñas especialmente la Convencion sobre los Derechos del Niño que establece que los niños y niñas deben tener garantizado todos los derechos humanos sin distinción alguna, y que también gozan de derechos específicos por su calidad de ser personas en desarrollo. El paradigma de la protección integral se define como el conjunto de acciones que las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, incluyendo las mismas familias, tienen la responsabilidad de ofrecer para la atención de la niñez.
LA VIDA DE UN NIÑO ENCARCELADO
Recursos materiales: Los niños se encuentran alojados junto a sus madres en los sectores destinados a ellos, en celdas de 12 mts2 para dos madres con sus hijos y durante el dia deben retirar las cunas para disponer de lugar donde moverse. Los pabellones cuentan con dos pisos con una escalera sin medidas de seguridad para la movilidad y el desplazamiento de los mismos. Hay una heladera y una cocina para 23 mujeres y 27 niños y no existen bancos y sillas para niños o bebes. Los juguetes y otros enseres para niños son llevados por los familiares, por trabajadores de organizaciones de derechos humanos o miembros de distintas iglesias.
Formas de comunicación: Los ruidos cotidianos son los propios de un establecimiento carcelario como candados y rejas que se abren y cierran todo el tiempo; gritos como forma aceptada de comunicación verbal, peleas entre detenidas, detenidas y celadoras e incluso peleas en las visitas es la constante en la vida de estos niños. Tambien los gritos de su madre como parte de la construcción del vinculo con ella y que se consideran “normales” dentro de una micro-sociedad violenta como es la cárcel. El lenguaje se entorpece por las jergas que se utilizan como el “idioma tumbero” ( “gato”, “ponete la gorra”, etc.) o la policial ( en lugar de “varon” y “mujer”, “masculino” y “femenino”)
Relaciones sociales: Solo ven hombres en las visitas familiares, sus padres u otros parientes o visitas de otras detenidas, pero no es un personaje habitual.
Tienen una madre biológica pero se le acoplan otras detenidas que asumen ese rol. La multiplicidad de cuidadoras alternadas en las tareas de vigilancia del niño puede conducir que confunda a su madre “real”. Puede haber situaciones de extremo estrés para la madre, como la proximidad del juicio, las situaciones conflictivas propias de la cárcel ( huelgas de hambre, protestas, petitorios, castigos individuales o colectivos, etc.) que genera un clima de tensión con el personal penitenciario y que incide en la estabilidad emocional de los niños.
Las relaciones con otros niños: Estan obligatoriamente intermediadas por un adulto. No hay plaza o parque donde puedan relacionarse solo entre ellos y la organización de sus juegos no es espontanea.
Las edades no coinciden por lo que un niño de tres años debe jugar con uno de un año o con un bebe de meses. Los juegos son dispersos, sin objetivos ni reglas claras y marcan una creatividad desvanecida que el nivel lúdico supone que alienta.
La vida libre: Los niños que tienen parientes interesados en ellos, salen a la sociedad libre en forma esporádica o periodica, lo cual es beneficioso porque permite que el niño aprenda a actuar en ese “otro mundo” al que deberá acceder cuando cumpla la edad determinada por la ley y que puede ser bastante hostil, en cuanto algunos sectores de la sociedad los incluyen en los parámetros de delincuencia e inseguridad, satanizándolos desde pequeños, volcando sobre ellos el estigma
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