Nuestros niños cuentan

Nuestros niños cuentan…

A partir de doce años de experiencia, he observado que el peor enemigo de un niño de cualquier grado, es un ahoja en blanco. Y cuando digo de cualquier grado, debo aclarar, que los niños de primero que aún no han adquirido la lecto-escritura,  a su manera escriben,  a pesar de que no hacen los trazos correspondientes; sus dibujos y grafías para ellos tienen significado e historias únicas, que es fascinante escucharlas de su voz.

Siempre comento a los alumnos que tengo frente a mí, que es muy confuso pero los alumnos de segundo, tercero y obviamente primero; son alumnos que no tienen tantos problemas para realizan sus redacciones, inventan situaciones que uno no podría imaginar. A diferencia de los grupos de cuarto, quinto y sexto grado ya que por lo regular te dicen, “Mejor se lo cuento”, “Como empiezo”, “Pero como lo hago”; considero que no hemos logrado crear la necesidad de escribir, recordemos que desde la invención de la escritura ese era su propósito; registrar, representar sus conocimiento que iban de uno a otro, pero la realidad es que ahora ya no realizamos esta actividad, tal vez porque no hemos aterrizado a este punto de vista, crear la necesidad de escribir, pero no necesidad de una nota, sino la necesidad de crear, imaginar y compartir.

Ahora que tengo la intención de crear el pretexto para que los alumnos de la Escuela Primaria Sebastián Lerdo de Tejada escriban, los alumnos se han mostrado interesados presentando sus escritos y atendiendo su ortografía y redacción; que es importante ya que es nuestra carta de presentación, y por tal motivo se ha hecho hincapié al respecto.

Primeramente quiero empezar con una historia que podría decir todos los alumnos que he tenido a mi cargo se las he contado, algunos elementos los he modificado otros he integrado pero la esencia de la historia es la siguiente…

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Un día estaba en mi casa, sentado en el sofá viendo la tele, como iba a la escuela en la tarde. Entraba a las 13:45. Mi mamá había salido y me dijo que comiera, me preparara y me arreglara para irme a la escuela y me fuera a la escuela temprano.

Eran como las once de la mañana, ya estaba preparado para salir a buena hora, pero como todo “buen niño” me quede viendo la tele, y frente a la tele el tiempo vuela, mientras veía la programación de vez en cuando volteaba a ver el reloj, eran ya el medio día, de un momento a otro ya eran las 13:00  horas, cuando el reloj marcaba ya las 13:30 pm, me resigne que tendría que irme, con disgusto tome mi mochila y cuando el reloj marcaba ahora las 13:40 salí corriendo, vivía a dos cuadras de la escuela, corrí con todas mis fuerzas, ya que de no hacerlo me quedaría afuera y eso sí que sería un problema de sólo pensar que cuando mi mamá llegara y me viera en la casa, sin pensarlo me traería a la escuela y si me metería a ella. Por eso corrí a gran velocidad, lo raro de esto es que sin darme cuenta ya estaba llegando a la escuela, me percate que aún había niños en la fila, debo comentarles que mis compañeros de la escuela se formaban para entrar una fila de niñas y otra de niños que entrabamos ordenadamente. Como aún había niños y la entrada no era tan fluida, seguí mi camino y fui “como todo buen niño” a las maquinitas que era un local con videojuegos, debo confesar que soy muy malo para los videojuegos pero me llamaba la atención, un joven jugaba muy bien y yo me acerque para ver, de repente volteo me vio y me dijo que jugara, me dejaba su juego, más tarde en tomar el control en lo que yo ya había perdido las últimas dos vidas que le me había dejado. En ese momento la marcha de Zacatecas se escuchaba en el interior de la escuela, era la indicación de que ya estaban cerrando la puerta, salí corriendo la puerta ya estaba cerrada y toque a la puerta, como para que no me escucharan y obvio no abrieran, pero de repente la puerta se abrió, con temor entre, cerré la puerta y me dirigí a la fila de mi grupo. Era de los más pequeños del grupo y me coloque hasta atrás de la fila, lo raro de todo esto fue que nadie hablaba, nadie reía, todos atendían, cosa muy rara, el director estaba frente a todos y con micrófono en mano daba las indicaciones tomar distancia uno…dos…tres…avancen a sus salones y realicen el trabajo que sus maestros ha indicado en el pizarrón.

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