PLAGIO: El auto-engaño

“la finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia”

Aristóteles.

PLAGIO: El auto-engaño

Desde los inicios de la humanidad, el hombre ha recurrido a la adaptación de los distintos elementos que otros han inventado para la supervivencia ya sea grupal o individual, dicha adaptación o acomodo de algunos recursos no se podría llamar como plagio o como copia directa de las cosas, es más bien, una alternativa que permite un progreso o evolución de la naturaleza. Sin embargo, en la actualidad, el ser humano se ha quedado sin “inspiración” ya sea por las comodidades de la vida o por el acelere desmesurado de la misma, lo que ha llevado a un facsímil insolente que no deja más que el auto-engaño permanente de pretender que lo que se hace está bien en cualquier campo de investigación (pensamientos, documentos, música y educación no se salvan). En la era de la globalización, del conocimiento al alcance de los dedos, internet ofrece al plagiario muchas ventajas, entre ellas la posibilidad de una mayor impunidad (Rodríguez 2006). Por lo tanto, la globalización permea y facilita aún más éste proceso posibilitando que tanto estudiantes, como docentes y hasta investigadores se apropien con toda libertad de las ideas innovadoras y originales de otros, cayendo así, en una cultura de doble moral, llena de anti valores que con el pasar del tiempo, se perfeccionan y se arraigan cada vez más en nuestra idiosincrasia.

Habría más bien que recurrir a la introspección académica, es decir, tratar de ser la mejor versión de sí mismo que permita evidenciar una auto-confianza y lograr así la esencia secreta buscando la originalidad en mundo lleno de artificios. Pero, ¿cómo hacerlo entender a nuestros estudiantes, compañero o colegas? La tarea es larga y quizá difícil, pero no imposible, tendríamos que elevar la magnitud de lo que el plagio conlleva, entenderlo como lo que es, un robo de identidades, cuyas máscaras ocultan nuestra verdadera condición y no permiten que el pensamiento fluya por sí mismo. Rodríguez (2006) refiere que el plagio es un robo, robo del pensamiento ajeno, del hombre libre de los romanos, al que hacemos propio. (…) Porque una vez instalado y aceptado, pasará a tener el estatuto de una banalidad, y ya hay experiencia suficiente de lo que es convivir con la banalización del mal. Sería un tiro de gracia y la muerte del pensamiento.

Dentro de los muchos casos de plagios que existen y que se perfeccionan actualmente hay dos que son sumamente comunes:

1. El plagio de entrega de trabajos de otra persona como si fuera nuestro.

2. El plagio cuando sustituimos textos y no damos crédito al autor intelectual.

Cualquiera que sea el plagio, se considera importante establecer varias opciones que permitan dar cuenta de la detección oportuna de una

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