PORTAFOLIO: Biblioteca y nombre propio

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PORTAFOLIO: Biblioteca y nombre propio (Clase 11)

Biblioteca del aula:

Es imprescindible que en el aula haya un espacio/rincón del salón, con un mueble o caja rotulada, que sirva de biblioteca dentro del aula, la cual siempre éste en funcionamiento y cuente con una gran cantidad y variedad de materiales de lectura al alcance de todos los niños, ya que esto es beneficioso para el aprendizaje de la lectura, desde inicios de la escolaridad.

A medida que la biblioteca del aula comienza a funcionar, los libros se desordenan y vuelven a ordenarse entre todos, también, se empieza a acordar criterios de organización para que la búsqueda de un libro para leer sea mucho más fácil. A partir de estos momentos de búsqueda, selección y orden, los niños empiezan a saber más sobre qué es (libro, revista, folleto), cómo se llama (título), qué tiene (si hay imágenes, solo texto, o si hay ambas) y de que trata cada uno.
Tras la lectura de diversos géneros, los niños registran los títulos de aquellos libros que se fueron leyendo o de los que se quieren leer permitiéndoles recordar o pactar la lectura y, además, trabajar sobre la escritura. En estas situaciones cobra importancia el uso de las agendas o libretas de lectura, como soporte visible para plasmar desde donde continuar la lectura o qué libro se empezará a leer.

En lo referente a la selección de textos, este proceso vale tanto para los niños como para los docentes y se aprende a hacerlo leyendo, intercambiando con otros adultos y con los niños, consultando recomendaciones de expertos, entre otras. Cualquier adulto responsable de la selección de textos debe de tener en cuenta algunos criterios:

• La ampliación del universo lector de los niños.
  Para lograr esto el docente tendrá la responsabilidad de ofrecer a sus alumnos la máxima variedad posibles de géneros literarios.
• Todo lector no solo se forma leyendo por sí mismo sino también escuchando leer.
  Al leerles a los niños, se los familiariza con el lenguaje que se escribe, se les muestra su propio comportamiento como lectores, en tanto docente como ejemplo o referente de lector experto, y se les comparte la lectura de un texto que le guste o interese.
  Es por eso que será importante incluir en la biblioteca áulica textos accesibles como aquellos que por su extensión y complejidad deban ser leídos por un adulto competente o lector experto.
• Intereses y gustos lectores de los niños.
• La participación de los niños en la selección de libros de lectura.
  Algunas situaciones que ayudan a los docentes a construir criterios de selección de textos para sus alumnos pueden ser:

• Participación de eventos en los que se puede acceder a textos múltiples y variados, como por ejemplo la Feria del Libro.
• Visitas a librerías especializadas en materiales de lectura para niños y jóvenes.
• Intercambio con los niños con los que se comparte el deseo de armar y organizar una biblioteca; a partir de este intercambio se hace notable la puesta en común de intereses y gustos personales.
• Lectura frecuente de los materiales que se desean elegir.

• La relación entre las bibliotecas de aula y la biblioteca institucional.
  Es importante considerar a ambas bibliotecas como espacios complementarios e indispensables de lectura y que cada una ofrece distintas posibilidades para el aprendizaje de la lectura.

• Las bibliotecas institucionales pueden contar con un caudal importante de diccionarios, enciclopedias, atlas, obras clásicas de literatura -de las cuales, ya sea por su escasez o por su lujosa edición, solo pueden adquirirse pocos ejemplares-, etc. En estas bibliotecas, se pueden contar con libros de varias versiones y ejemplares de algunos textos claves; y se encuentra ubicadas en un ámbito espacial estable y organizado que facilita la búsqueda y localización de los diferentes materiales de lectura. En tanto,
• Las bibliotecas áulicas, facilitan un contacto más fluido y cotidiano con los libros, su organización, su cuidado y su circulación, y el acceso a esta es para un grupo especifico de alumnos y no para todo el alumnado de la escuela.

En toda biblioteca del aula es deseable que se incluyan textos de:

• Variada extensión:
  Usualmente, en la escuela se piensa que cuando un texto es más extenso es más difícil y que cuando es más breve es más fácil, y esto no es así, ya que hay textos enciclopédicos muy sintéticos y de alta densidad conceptual que, aunque breves, son muy difíciles para los niños pequeños y, por otro lado, hay textos extensos que son más accesibles para los más pequeños.
• Autores nacionales y extranjeros, tanto clásicos como contemporáneos:
  La literatura tiene la particularidad de expresar y permitirnos recrear mundos posibles, y para muchos niños y maestros los materiales de biblioteca serán la única vía de acceso a esos mundos posible.
• Autores para niños y para adultos:
  Se piensa que en la biblioteca áulica solo debe haber libros o textos destinados a niños, sin embargo, esto no debería ser así por varias razones: no se ha establecido un limite definido entre la literatura infantil y la literatura para adultos; un texto (literario o informativo) pudo haber sido escrito para niños y, aun así, no ser adecuado, y a veces con el propósito de escribir para niños se editan textos que pierden su esencia literaria o informativa.
• Variados portadores.

Nombre propio:

Las investigaciones psicogenéticas pusieron en evidencia que la enseñanza del nombre propio permitía descubrir la alfabeticidad del sistema de escritura.
La escritura del nombre propio es un elemento constitutivo del ambiente alfabetizador dentro del aula. Donde mayormente su escritura es en letra imprenta mayúscula en las salitas de 4 y 5 años; y en menor proporción aparecen en las salas de 3 años.
Dentro del aula se encuentran carteles con nombres de los alumnos utilizados en actividades cotidianas como, por ejemplo: la asistencia para dejar constancia de los presentes y ausentes de cada día. En algunas de estas escrituras se ha observado la presencia de dibujos, lo que demuestra que estos niños aun son muy pequeños para enfrentarse a un texto sin el complemento del dibujo; y esto es así porque lo icónico es más fácil de ser recordado y porque es una de las primeras hipótesis que los niños construyen en el proceso de adquisición de la lengua escrita. Por entonces es importante presentar situaciones donde los niños reconozcan que los nombres se escriben con letras y no con dibujos.
En la escritura del nombre propio cobra total importancia las intervenciones del docente vinculadas con la enseñanza del sistema de escritura, las cuales dependen siempre de las respuesta de los niños, donde el docente realiza los ajustes a las posibles formas de participar que había previsto, desestima aquellas que no pueden ser ajustadas a la dinámica que se establece en la clase y agrega otras intervenciones que considere necesarias.
En el momento que el docente le pide a un alumno que argumente sobre la escritura que hizo, los obliga a reflexionar centrándose en algunos aspectos involucrados en la construcción del sistema de escritura. Cabe destacar que si el docente solo interviene cuando las respuestas son incorrectas, los alumnos pensarán “si la maestra me pregunta es porque no está bien lo que dije o hice”, y en este sentido, el pedido de que justifique su escritura es tan valioso así las respuestas sean correctas o incorrectas.
Es muy importante solicitar explicaciones a los niños, porque este tipo de intervención favorece el desarrollo de diferentes estrategias para lograr una argumentación que permita sostener su opinión. A partir de ellas, los niños se ven obligador a exponer sus propias conceptualizaciones y saberes acerca de la escritura y a buscar elementos para resolver los problemas que se plantean. Por ejemplo, las intervenciones de “muéstranos cómo dice” obliga a los niños a relacionar la emisión sonora con los segmentos gráficos.
En síntesis, la importancia de las intervenciones del docente es que:

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