PROGRAMA DE INTERVENCIÓN PARA LA REGULACIÓN DE LA CONDUCTA DEL NIÑO A TRAVÉS DE LA EDUCACIÓN ARTISTICA

“PROGRAMA DE INTERVENCIÓN PARA LA REGULACIÓN DE LA CONDUCTA DEL NIÑO A TRAVÉS DE LA EDUCACIÓN ARTISTICA”.

INTRODUCCIÓN

La Educación Artística es el campo de conocimiento, prácticas y emprendimiento que busca potenciar y desarrollar la sensibilidad, la experiencia estética, el pensamiento creativo y la expresión simbólica, a partir de manifestaciones materiales e inmateriales, que se expresan desde lo sonoro, lo visual, lo corporal y lo literario, teniendo presentes nuestros modos de relacionarnos con el arte, la cultura y el patrimonio. (Plan Nacional de Educación Artística, 9 de agosto de 2007)

Por lo tanto la educación artística aporta al infante aprendizajes que desarrolla la sensibilidad, las emociones, el aprendizaje de los lenguajes artísticos, así como la exploración y la práctica de diversas formas de expresión, conducta y comunicación de ideas, sentimientos, emociones y sensaciones.

Los niños y niñas son seres que están en un constante cambio y la representación gráfica que realizan no es más que el lenguaje de su pensamiento (LANGER, E. 2006). Esto nos dice que los niños a medida que van creciendo van percibiendo el mundo de forma diferente, por lo que la manera de expresar su realidad va cambiando. Y su conducta puede ser modificada ya que esta es el reflejo de la estimulación de su sensibilidad, emociones, y sentimientos.

La estimulación y el aprendizaje artístico del niño durante los primeros años de vida es el encargado de regular su interacción social y su estado conductual.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Cada vez es más común encontrase en las aulas escolares a niños con problemas de conducta por lo que es preocupante para el docente enfrentar estas situaciones y aun más buscar asistencia psicopedagógica para el autocontrol de las conductas en estos niños. Los trastornos de conducta “Implica la presencia de conductas inadecuadas para la edad, dificultades en el funcionamiento diario del alumno o alumna en el ámbito familiar, escolar y/o social, llegando a ser vistos con frecuencia como “inmanejables” por las personas de su entorno” (Caballo, M.V., y Simón, 2005)

Lo que hay que afirmar es que los infantes con problemas de conducta escolar en la mayoría de los casos al no estar identificados canalizados y atendidos según su caso; desafortunadamente estos son tratados como niños inadaptados.

El infante al ser observado, señalado y tratado de manera denigrante por su conducta se aísla de su grupo escolar o puede tener un comportamiento agresivo con las personas de su entorno, es por eso que debemos tomar en cuenta lo importante que es identificar a estos niños para determinar de qué manera la Educación Artística favorece en los procesos de formación y autorregulación de la conducta del niño. Es por ello que en el siguiente texto abordaremos los siguientes objetivos:

 Describir la influencia del arte en niños de edad preescolar con problemas de conducta

 Integrar a los niños con problemas de socialización por medio de la educación artística.

 Sugerir estrategias con base a la educación artística para el control del niño agresivo.

La educación artística es la encargada de perfeccionar las cualidades físicas y psíquicas del niño en etapa preescolar, formando las bases de la futura personalidad del individuo (López‐Goñi y Goñi Zabalza, 2011).

Este argumento implica contemplar a la educación artística como un contenido que puede aprenderse y que al mismo tiempo desarrolla facultades físicas, psicológicas y conductuales durante el proceso de interacción en el centro escolar: entre profesor‐alumno y alumno‐alumno es por lo que este programa se aplicara en niños preescolares de 3-5 años en un contexto educativo.

MARCO TEORICO

La pediatra Olga Francisca Salazar Blanco (2000) afirma que El autocontrol es la capacidad de autorregular los sentimientos, impulsos y acciones según las necesidades y situaciones que afrontamos cotidianamente. Es una competencia del ser necesaria para las sanas relaciones interpersonales que se desarrolla desde los primeros años de vida y se perfecciona con el paso del tiempo.

Nosotros asumimos que el niño en edad preescolar aún está en busca del desarrollo de la autorregulación; y la adquisición de esta hará que sus relaciones sociales progresen. Un ejemplo claro de esto es, cuando el niño de 4 años de edad desea una crayola y este arrebata o golpea a su compañero para obtenerla, el resultado de esto es un fuerte regaño de parte de la maestra y sus padres.

El autocontrol significa que sobre la información recordada el niño actúa de la manera aceptada socialmente, ("Modificación de conducta" 2011). Es decir si el niño controla sus emociones y conductas el pediría lo que desea sin ser agresivo; es así como la forma agresiva de su conducta afecta sus relaciones interpersonales. Clayton, (2008) dice que la introyección de normas y el actuar por convicción son las conductas que se aprenden y se mantienen como resultado de las consecuencias. Eso es, que el niño entiende qué y por qué debe hacer o dejar de hacer algo por el resultado de sus acciones, incluso en ausencia de figuras de autoridad como maestros o sus padres. Estos aprendizajes regulan el auto control en la conducta del niño.

No todo niño o niña con una conducta inapropiada tiene algún “trastorno conductual”. El incumplimiento de las normas, la agresividad o la rebeldía, son aspectos de la vida sin una connotación patológica en sí mismos. ( Martin, G., y pera, J. 2007). Hay conductas completamente normales en los niños, así que hay que diferenciar hasta que punto una conducta cruza el umbral de trastorno. Como primer punto estos se diferencian debido a que el trastorno conductual ocurre con mayor intensidad y frecuencia.

Por tanto, es importante distinguir entre el alumnado con una conducta apropiada a la

edad de su desarrollo, o inapropiada pero puntual (por ejemplo una agresión aislada), de los que muestran un patrón persistente de descontrol conductual que provoca alteraciones familiares, escolares y/o sociales. Servera Barceló, M. (2002) expresa que es la gravedad, la intensidad, la frecuencia y el patrón de conducta que aparece como negativa, desafiante, disruptiva, destructiva o

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