PUNTO G: MITO O REALIDAD INALCANZABLE

PUNTO G: MITO O REALIDAD INALCANZABLE

DIANA CAROLINA SÁNCHEZ PARRA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN PSICOPEDAGOGÍA CON ÉNFASIS EN ASESORÍA EDUCATIVA

COMPETENCIAS COMUNICATIVAS

TUNJA

2013

El punto G se ha encasillado através del tiempo como un punto máximo de excitación tanto femenina como masculina y que con tan solo unos pasos la encontraremos; con disponibilidad, seguridad, deseo y relajación…

Pero NO, para mí es una simple palabra que se atreven a divulgar todas las personas suponiendo que esto es la excitación más grande que podríamos llegar a sentir en el coito; o pues eso es lo que nos hacen creer y pensar los que supuestamente lo descubrieron y lo sintieron.

Pero llega el momento en donde me pregunto, ¿es cierto que existe?; O más bien ¿es utilizado como un sinónimo de fantasía o placer? o peor aún ¿para hacer propaganda de la compra de condones estimulantes? Debido a esto me encuentro en un punto, donde ya demasiadas teorías o supersticiones sobre el punto G, son cada vez más mitómanas.

Por ende, simplemente digo; el punto G literalmente existe y según el diccionario, el punto G o punto Grafenberg, que fue llamado así en honor a su descubridor el ginecólogo alemán Ernst Grafenberg, es una pequeña zona del área genital de las mujeres localizada detrás del pubis y alrededor de la uretra. O en palabras más claras es una simple venita gruesa ubicada en lo más alto, y digo yo, en lo más inalcanzable de la vagina.

Pero para mí, es simplemente un mito fantástico que nos pintan, no se sabe, si para tener una mejor disposición y concentración a la hora del coito, o más bien para seguir promoviendo el amarillismo en la compra de condones con los que supuestamente podríamos llegar a sentir o conocer ese punto G si los usamos.

Porque son esas propagandas las que nos muestran supuestamente, que es el punto G, y que si usamos esas clases de condones lubricados y texturizados; sería posible solo de esta manera llegar a sentirlo, y pues hay que analizar esta teoría y suponiendo que usáramos estas clases de condones, que además de buenos nos hacen sentir más, aun así; este dichoso punto G costaría demasiado, porque tomando como ejemplo una caja de condones M que son los que hacen más propaganda sobre ese sentir que todos quisieran conocer, pues cuestan demasiado, solo una caja vale aproximadamente 25000, y entonces deduzco ¿solo las parejas que tienen el privilegio de comprarlos siempre, son los únicos que tienen ese “derecho” de sentir y conocer ese dichoso punto G?. O más bien nos siguen poniendo esa idea de que si supuestamente tenemos fe llegaremos a esta clase de gloria.

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