Para Perder El Tiempo
Enviado por PaolaAvila • 30 de Agosto de 2013 • 508 Palabras (3 Páginas) • 259 Visitas
A veces un recuerdo nos toma por sorpresa un
recuerdo que aparentemente nada tiene que
ver con aquello que nos ocupa y nos dice que
existen conexiones que no hemos examinado
y que acaso no sean bienvenidas. Eso es lo
que me ocurrió hace algunas semanas,
cuando estaba escribiendo un ensayo que se
convirtió, inesperadamente, en este libro. Me
descubrí pensando en un poema que no había
vuelto a leer en muchos años, un poema que
casi todos los estudiantes conocen y uno de
los mas onomatopéyicos de la lengua inglesa:
"Las campanas", de Edgar Allan Poe.
De modo que busque el poema a fin de
recordar exactamente lo que decía:
Escucha las campanas de alarma. ¡Las
sonoras campanas de bronce!
¡Que cuento terrorífico nos cuenta su
alboroto! En el oído de pronto espantado de la
noche ¡Como gritan su miedo! Ya no pueden
hablar, de horrorizadas, y solo chillan, chillan
destempladas.
Trate de develar el misterio que entrañaba
ese recuerdo. "Las campanas", como era
lógico, tenia que ver con las tribulaciones de
la educación. La angustia de los maestros, el
malestar de los padres, las desavenencias en
el seno de los consejos escolares, la inquietud
de los alumnos, los datos desalentadores de
las comisiones investigadoras, son campanas
que suenan desde los cuatro puntos
cardinales. A lo largo y a lo ancho del país,
oímos sin cesar las "campanas de alarma" de
Poe, correspondientes a la empresa de la
educación.
Las campanas de Poe tambien me recuerdan
otra imagen del caos. En Popular Education
and its Contents, Lawrence Cremin dedica un
capitulo a la "cacofonia" de la enseñanza. Con
ello alude específicamente a las numerosas
formas apresuradas y sin concierto mediante
las cuales se pretende educar en Estados
Unidos: mediante las escuelas publicas, la
televisión, los museos, los establecimientos
preescolares enseñanza especial, etc., cada
uno de los cuales posee una filosofía de la
educación y una estructura económica
diferentes, además de metas y currículos
propios. "Cacofonia", un mot juste (si bien
para Cremin no siempre implica una cacofonia
improductiva) que subraya el dilema de darle
un sentido a la educación en un contexto de
conflictos y tendencias contradictorias.
Frente a estas imágenes de agitación que se
imponen con tanta fuerza, no nos queda otro
remedio que escuchar las campanas, la
cacofonia, el as alto del sonido y la furia, e
intentar discernir la pauta de la "alarma".
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