Piratas Del Espacio
Enviado por Joser_84 • 9 de Noviembre de 2014 • 2.054 Palabras (9 Páginas) • 233 Visitas
Piratas del Espacio
José Ramos
04/09/2012
“La humanidad se horrorizaría si conociera la cantidad de cadáveres que giran alrededor del planeta…”; palabras citadas por el fallecido Presentador e Investigador ufológico norteamericano Frank Edwards en uno de sus informes sobre cosmonautas rusos muertos durante la carrera espacial.
Bienvenidos nuevamente a este espacio que está dedicado a la presentación de historias basadas en hechos históricos que han sido olvidados a lo largo del tiempo.
En esta segunda entrega pensaba relatarles la historia de una extraña mujer que aterrorizó tierras eslovacas entre el final del siglo XVI y el inicio del XVII, pero a unos días de iniciar este trabajo decidí aplazar dicho tema por lo menos una semana debido a la noticia que inundaba los medios: la muerte de Neil Armstrong quien fuera el comandante de la misión espacial Apollo 11 y primer hombre en pisar la superficie de lunar.
Al oír esta noticia me pareció apropiado escribir algo que girara entorno a este tema, aunque no fuera precisamente sobre el comandante Neil Armstrong; sería una especie de homenaje personal a este gran personaje fallecido el pasado 25 de Agosto. En ese momento me pregunte sobre qué tema en especifico podía escribir ya que por méritos propios la carrera espacial ha hecho correr ríos de tinta y no quería caer en un lugar común.
Tuve en mente temas controversiales, como puede ser la supuestamente artificial llegada del hombre a la luna o hasta los más excéntricos que hablan de la posible ayuda de seres de otros planetas para la realización de esta odisea, pero finalmente llego a mi mente el recuerdo de una foto casi poética que hacía años había podido observar: dos hombres mirando al cielo desde una azotea en un humilde edificio en Turín, los Hermanos Judica Cordiglia; dos italianos que lograron poner en jaque a soviéticos y norteamericanos durante la carrera espacial. Los invito a que conozcan su historia.
El año 1950 marcaría el inicio de la pasión por la radio de los hermanos Achille y Giovanni Battista Judica Cordiglia. Mientras la mayoría de los jóvenes turinenses de dedicaban a disfrutar de la “dolce vita”, estos hermanos siendo apenas adolecentes hacían experimentos en el ático de su casa. Para ellos la radio era un juguete, según sus propias palabras: “El más maravilloso juguete”.
A raíz del fin de la segunda guerra mundial se dedicaron a comprar material excedente de la guerra con el fin de montar sus propias antenas y receptores, logrando así convertirse en los radioaficionados más jóvenes de la Italia de los 50’s.
Su vida corría tranquilamente hasta la noche del 4 de Octubre de 1957. Mientras hacían sus deberes escolares escucharon en la radio un anuncio que cambiaria sus vidas por completo. Esa noche después de muchos intentos los soviéticos habían logrado enviar al espacio el primer satélite artificial de la tierra, el “Sputnik 1”.
Extrañamente para la tan cerrada ideología soviética, en el anuncio se citaban las frecuencias bajo las cuales el satélite estaba transmitiendo su señal a la tierra. Al oír esto, los hermanos se accionaron como por un resorte, dejaron todo lo que estaban haciendo e iniciaron la búsqueda de la frecuencia en sus sistemas de radio casero, aquel día para sorpresa de todos estos “Poverinos” (como los llamarían más adelante los agentes de la KGB) se convertirían en las primeras personas fuera de la Unión Soviética en oír esos “Bits” Metálicos.
La Guerra Fría estaba empezando y la carrera espacial se convertiría en uno de sus principales frentes. Los dos jóvenes en su improvisado laboratorio en Turín soñaban con participar en ella. Aquel primer triunfo, por su parte, les abriría las puertas para sus investigaciones, aunque en ese momento para ellos todo era un juego.
Un mes más tarde los soviéticos se apuntarían su segunda victoria en la carrera espacial, lograron colocar al primer ser vivo en órbita; la perrita Laika. La noche del lanzamiento los hermanos captaron no solo la señal telemétrica del satélite, sino también un sonido curioso que después de consultarlo con su padre y compararlos con los latidos de su propia mascota, dedujeron que eran los latidos de la perrita que iba a bordo del satélite.
En este lanzamiento apareció la primer inconsistencia entre los boletines oficiales y la información recabada por los hermanos ya que los soviéticos afirmaban que la perrita tripulante del satélite había muerto varios días después del lanzamiento debido a la falta de alimento mientras que los hermanos argumentaban que había muerto tan solo cinco horas después de haber sido puesta en órbita y respaldaban su teoría en la frecuencia de los latidos de su corazón que habían cesado después de ese.
Tres meses después de la misión de Laika, los norteamericanos anunciaban con bombo y platillo el lanzamiento de su primer satélite, el “Explorer 1”. Como era de esperarse los hermanos Judica no se quedarían atrás; tomando como base las antenas que tenían para captar las frecuencias rusas crearon nuevas antenas y las ajustaron según la trayectoria que seguiría el satélite. Como por arte de magia en sus receptores se empezó a escuchar la señal telemétrica del satélite norteamericano.
Para 1958 los soviéticos lideraban la carrera espacial, dos “Sputnik’s” contra un “Explorer” pero los hermanos Judica se habían apuntado tres tantos. Captaron los tres lanzamientos y su éxito empezaba a llamar la atención. El logro había ampliado sus horizontes y ahora nadie los podía detener, estaban decididos a grabar todo lo que diera vueltas al planeta tierra.
Tanto soviéticos como estadounidense guardaban celosamente sus secretos mientras que estos hermanos turinenses escuchaban y grababan furtivamente transmisiones que no debían ser escuchadas. El 28 de noviembre de 1960 sintonizaron algo que los haría palidecer, tras un anuncio del observatorio alemán de Bochum donde se afirmaba que se habían logrado interceptar señales anormales por las frecuencias que utilizaban los satélites soviéticos.
La reacción de los hermanos fue conectar inmediatamente los receptores y localizar la frecuencia, pero para sorpresa de ellos lo que escucharon no fue la telemetría de un satélite sino código Morse, una señal de S.O.S en código Morse. Un tanto sorprendidos pero escépticos intentaron
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