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Enviado por   •  14 de Junio de 2013  •  23.129 Palabras (93 Páginas)  •  272 Visitas

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CAPÍTULO 1

LOS VERDADEROS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI

HACIA UNA CONTEXTUALIZACIÓN DE LA PRACTICA EDUCATIVA

LOS VERDADEROS RETOS DE LA EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI

Contextualizando la práctica educativa

La educación de un país, debe apropiarse del debate de algunos “temas” modernistas que han influenciado y hasta determinado la formación de niños y adolescentes, poniendo en riesgo la red o tejido de relaciones sociales. Estos son: la alienación, la anomia, el aislamiento, el malestar de la cultura y el ocaso de los afectos .

Esta definición nos plantea como ineludible, el movernos entre dos elementos que definen la realidad moderna: La complejidad y la incertidumbre.

En la cultura contemporánea, la complejidad es un espacio que expresa el tejido interconectado de relaciones sociales, políticas, económicas, ecológicas y científico-tecnológicas y que según Edgar Morin, “ es parte constitutiva de toda realidad viviente”

Por tanto, el tan requerido equilibrio de los distintos ámbitos de la existencia, deberá provenir de estas nuevas expresiones y representaciones de la crisis del sistema, que tendrá que ser reevaluada para encontrar fórmulas que permitan el salto cualitativo del caos a la evolución.

La incertidumbre, está definida por todas las situaciones que enfrenta el hombre y que le constatan la relatividad de la realidad y la precariedad del sentido de su existencia.

Es decir, se convierte en un devenir que impulsa al hombre a reafirmarse a sí mismo y a captar la esencia misma de la totalidad e integralidad, esto es la contextualización de la realidad.

Sin embargo, el hombre se afirma en la medida en que se redefine desde relaciones sociales concretas, donde opta, decide, crea y recrea cada una de las situaciones vivenciales, acercándose a las respuestas de las preguntas fundacionales (¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?) y aceptando la contingencia como parte de la estructura del sentido de lo humano.

La educación debe aportar, en el descubrimiento innovador y creativo de nuevas formas y fórmulas para enfrentar la contingencia humana, la incertidumbre y la complejidad social. Precisar estos aspectos, nos conduce a los fines de la educación que deberán adoptarse como elementos constitutivos de la formación humana y del sistema integral de habilidades cognoscitivas, morales, cívico, sociales y políticas.

Es una respuesta educativa al reto histórico de recuperar el sistema de valores y el pensamiento humanista, abriendo las puertas a una nueva lógica de la racionalidad del conocimiento, que redimensiona la dignidad de hombres y mujeres y nos compromete con un proyecto comunitario, orientado a la configuración de una identidad individual y ciudadana

La educación moderna: entre la desmotivación y el fracaso

Resulta paradojal, que en plena era del conocimiento y con el desarrollo sin precedentes de la tecnología de la educación, se produzca en niños y adolescentes, una verdadera inhibición de la curiosidad, imaginación y la capacidad de interrogación y perplejidad frente a los problemas de la realidad y de la ciencia, cuando estos pisan las instituciones educativas. Son dos los fenómenos que se producen en niños, adolescentes pero también en los maestros: la desmotivación y el fracaso

La educación tradicional, cuyos métodos aleatorios combinan la deducción-inducción con la prohibición, el bloqueo y una serie de imperativos y normas, que no solo impiden sino que hasta eliminan la discusión racional, al implantar la pedagogía de la respuesta, opacan el sentido del aprendizaje de la cultura de convivencia.

La respuesta a este dilema, estaría dada no solo en la organización y creatividad de la pedagogía, sino en la lógica del conocimiento, en la inclusión de los actores educativos en una dinámica que le es inherente a su condición humana: la racionalidad.

Sin embargo es muy común encontrar en las aulas la prioridad que se le da a la información, la separación de las vivencias y experiencias de los actores educativos de los saberes de las asignaturas y las ciencias, la ausencia de una contextualización del conocimiento, el irrespeto a los ritmos y procesos de aprendizaje, la imposibilidad de rescatar los matices que van emergiendo de la subjetividad de los sujetos, la presión por un estudio memorístico sin significado ni significante en la vida de niños y adolescentes. El resultado es la re-signación, es decir nuestros niños y adolescentes están doblemente signados, por un lado son presos de la alienación de los espacios sociales a los que pertenece y por otro la educación represiva los alinea en la parálisis, en la incapacidad de expresar sus deseos, en la imposibilidad de participar en la construcción de su vida. En definitiva los alejamos de la sensación del gozo en el conocimiento, ya que Otros hacen y deciden su entendimiento, luego nos quejamos de su desmotivación.

Jhon Dewey afirma que « que el problema del método en la formación de hábitos del pensamiento reflexivo es el problema del establecimiento de las condiciones que despiertan y guían la curiosidad; del establecimiento de las conexiones entre los fenómenos de la experiencia que posteriormente puedan ocasionar el flujo de sugestiones, crear problemas y propósitos que favorezcan la constitución en la sucesión de las ideas »

La propuesta teórica actual nos plantea que lo fundamental es aprender a conocer, a integrar los conocimientos de las disciplinas científicas, para desde un diálogo entre la cultura en humanidades y la cultura científica « insertarnos en la condición humana y en el aprendizaje de la vida » E. Morín.

Matthew Lipman plantea que « la práctica es a la acción como las creencias le son al pensamiento ». Lo que nos sugiere considerar que, si la práctica pedagógica a pesar de ser metódica y con convicción, tiene una intencionalidad que dista de la investigación y la reflexión; entonces, la acción educativa deviene en una dinámica de alienación.

Al respecto Octavi Fullat cuando se refiere a las creencias, afirma que « nuestros antepasados nos han interpretado el mundo, y las instituciones sociales –familia, escuela … nos comunican tales interpretaciones » Ante esta aseveración valdría preguntarse ¿Qué pasa con el bagaje cultural cuando las instituciones sociales entran en crisis?

Se podría concluir que ocurren dos efectos, por un lado, el desarrollo de la racionalidad

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