Planificacion

Relación Docente – Alumno

El aula es, sin duda, el medio fundamental donde el docente despliega sus recursos personales y didácticos para cumplir con su labor, la cual tiene como eje medular la relación con el alumno. Y como toda relación humana, posee unas características implícitas y explícitas que le imprimen un sello y dinámica particular. No obstante, la relación docente – alumno en el aula presenta algunas configuraciones que la hacen especialmente diferente de cualquier otra relación interpersonal. La relación entre el docente y el alumno no se establece sobre la base de simpatía mutua, afinidad de caracteres o de intereses comunes. Más bien, se funda en una cierta ‘imposición, es decir, están ahí sin consulta o consentimiento previos, lo cual genera, sobre todo en los comienzos de cada periodo, expectativas mutuas que se confirman o no de acuerdo al desempeño del docente y del alumno.

Dicha situación, es una relación bipolar de ida y vuelta, que se establece entre personas de diferente edad y grado de madurez. A la intensidad e irracionalidad de las reacciones, de los comportamientos, de las actitudes y de las motivaciones de los alumnos, el docente debe responder con paciencia, ecuanimidad, prudencia y exigencia en su actuar, en sus juicios y en las manifestaciones de su carácter. En el trato y la relación docente - alumno, se realiza el esquema de la amistad que es aquel que busca en el estudiante al individuo concreto y determinado.

Por su condición, el docente le compete marcar el inicio, la dinámica y la continuidad de la relación. Es a él a quien corresponde generar el clima apropiado en el aula que garantice la fluidez de las relaciones con los alumnos. En este sentido, tiene en sus manos la posibilidad de fomentar un ambiente rico en situaciones de crecimiento o, por defecto, un ambiente lo suficientemente tenso e incómodo que termine frenando la expresión de las particularidades, de las iniciativas y de la participación en los alumnos. La relación se establece con cada uno y con todos los alumnos en su conjunto. La percepción de lo que haga o deje de hacer el docente difiere de alumno a alumno.

Igualmente, el docente aporta a la relación su propio marco de referencia, su manera de ser, sus necesidades, prejuicios y obligaciones, que influyen significativamente en sus emisiones y también en sus respuestas. Cuando el docente no controla sus reacciones, cuando se deja llevar por sus emociones, por sus simpatías, por procedimientos en el pasado eficaces sin atender el presente, cuando trasluce su tedio, cuando externaliza su disconformidad con alguna norma del colegio, cuando extrapola su experiencia personal como modelo de lo que debería ser o lo que se debería hacer, mediatiza y contamina la relación con sus alumnos.

La relación docente - alumno que se establece no es gratuita de entrada. Al comienzo

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