Populismo Punitivo

Un repaso Populismo Punitivo nacional

¿Cuáles son las razones por las que el populismo punitivo, cala en los imaginarios colectivos como la mejor forma de combatir la criminalidad creciente en las ciudades? en realidad pueden estas medidas punitivas disminuir considerablemente la criminalidad en la sociedad, o son las razones electorales las que en verdad mueven el aparato justiciero, como forma de reforzar los discursos morales de la Colombia actual, y así conseguir más votos (?).

No se puede negar que en Colombia la criminalidad ha ido en un aumento desenfrenado, tomando como punto de partida la década de los 80s, (aunque este es solo un punto de partida), donde producto del narcotráfico que genero un gran poder adquisitivo para muchos de los que son considerados hoy los iniciadores de la gran industria del narcotráfico. Los cuales en su afán por expandir su territorio de acción, su volumen de producción y su nivel de ganancias, confluyeron en un conflicto producto del cual se desencadenarían luchas, venganzas y guerras. El país vio como se sumaba otro frente (junto a las guerrillas de izquierda y derecha) que contribuiría al aumento de la violencia generada tanto en el campo como en las ciudades. Fue así como años después esta violencia exacerbada dio pie a que se reactivara la extradición de colombianos hacia Estados Unidos en 1997 como una forma de infundir el miedo, contra quienes se atrevían a exportar drogas ilegales al país del norte. Pero medidas como estas no logran mellar la intención, ni la voluntad de quienes encuentran incentivos suficientes para realizar los ilícitos. Tanto así que luego se entraría en una nueva etapa de criminalidad, donde los índices de violencia de la época, son muestra de la sevicia con la que se enriquecieron muchos de los que aun hoy disfrutan de una buena vida, sin tener que pagar pos sus crímenes, porque el aumento de las penas de los delitos “tradicionales” siempre deja por fuera un rango de personajes inalcanzables para la corta vista de la justicia.

Aunque es razonable suponer que mientras se continúe con tales políticas punitivas, el pueblo podrá tener su ya ancestral cacería de brujas, tipificada hoy en penas más duras para delitos como el acceso carnal violento (ley 1453 de 2011) la cual endureció las medidas penales cuando se ejerce contra un menor de 14 años de edad. La pregunta real es, si dichas penas disminuyen en verdad las cifras en el tiempo de tales delitos. La verdad a perogrullo dice que no.

Las penas dirigidas al encarcelamiento de los individuos impulsadas por fuerzas sociales, culturales y políticas, que buscan por este medio, desincentivar ciertas conductas en la sociedad, ha producido un aumento desproporcionado de los individuos en las cárceles, generado un masivo encarcelamiento de personas en edades productivas que con más oportunidades, hubieran podido evitar el encierro; es por eso que el endurecimiento de las penas no logra re-direccionar el actuar de muchas personas que el sistema rotula como criminales y que en el fondo, se vieron abocados a realizar tales conductas por una necesidad personal, que en muchos casos termina siendo la pobreza.

Según Natalia Torres citando autores internacionales arguye que desde la década de los 80s, el sistema penal colombiano ha experimentado un aumento de las legislaciones penales, lo cual ha producido un aumento desproporcionado de la población carcelaria (Torres 2010). Pero sobre todo en los últimos años, gracias a ciertas políticas punitivas impulsadas por el marco del plan Colombia, esta población ha presentado un fenómeno de explosión demográfica, lo cual ha conllevado a colapsar el sistema carcelario en Colombia. En un informe presentado por la procuraduría y publicado por El Espectador, se muestra las cárceles con más hacinamiento en el país, así la cárcel Modelo en Bogotá teniendo capacidad para casi tres mil (3.000) detenidos, alberga a siete mil (7.000), presentando un sobre cupo del 144%, y el caso más representativo lo exhibe la cárcel Bella Vista en Antioquia con capacidad para casi dos mil quinientos (2.500), alberga ocho mil (8.000) reclusos, presentando una sobrepoblación del 227% (El Espectador). Siendo esto una muestra fehaciente que no siempre, o mejor dicho casi nunca el aumento de las penas generado por el populismo, tienen un verdadero impacto en la disuasión de los criminales. Con respecto a esto, el profesor de la Universidad Nacional Rodrigo Uprimny en un artículo de opinión publicado en el citado periódico El Espectador, hace referencia al referendo que pretende imponer cadena perpetua a los acosadores de niños y niñas, sosteniendo que es necesario proteger a los infantes, pero más que con medidas populistas, perfeccionando las investigaciones contra estos crímenes y así reducir su impunidad (Uprimny 2011).

Las penas populistas a menudo se nutren de ciertos aspectos de la sociedad como lo es la cultura, buscando proteger intereses específicos, por ejemplo de cierto grupo poblacional como lo son los niños y las niñas, pues dadas las características de estos, pueden tener menos opciones a la hora de encontrar medios de defensa, y así poder ser victimizados con más frecuencia y en formas más degradadas; también si tenemos en cuenta que este grupo poblacional tiene un refuerzo en cuanto a la protección de sus derechos, positivisados en la Constitución Política, dado que en síntesis son los herederos futuros de la Nación. Es por esto y muchas otras razones, que los crímenes contra estos movilizan la población en general y que por su naturaleza crean un rechazo contundente; rechazo que puede ser convertido fácilmente en rabia, dado que son transmitidos con

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