Practice As Collective Action" Texto De Barry Barnes

La propuesta de Barry Barnes en su texto “Practice as colective action” nos remite al problema en torno a las “teorías de la práctica”, y se nos presenta como una disertación entorno a éstas en el marco de una imposibilidad (e indeseabilidad) para construir una universalización del campo.

El autor empieza introduciéndonos la noción de “prácticas compartidas”, como manera de esbozar una ruta analítica, que lejos de objetivar el problema de las prácticas individuales o sociales, insiste precisamente en que “ninguna teoría de la práctica puede ser base suficiente para entender el comportamiento humano” (BARNES, 26)

El autor empieza ejemplificando el problema del estudio de las prácticas a partir de la noción de “actividades compartidas” o “actividades comunes”. Aquí el autor menciona la imposibilidad de entender las actividades comunes como ejercicios gobernados por teorías o ideas generales –problema del idealismo-.

El primer ejemplo que el autor introduce en este sentido es el vegetarianismo. No es posible proveer un algoritmo para el vegetarianismo, ni hay reglas abstractas sobre éste. Pese a que existen ideas comunes frente a él, existen diferentes comunidades que ejercen la práctica del vegetarianismo, y más allá de las razones ideológicas o políticas que se puedan esgrimir alrededor de su ejercicio, las distinciones entre diferentes comunidades vegetarianas (sin olvidar los elementos comunes), se introducen a partir de experiencias de los individuos que ejercen la práctica y generan una suerte de “identidad” o costumbre alrededor de ésta.

Posteriormente utiliza un ejemplo que incorpora un nivel mayor de “disciplina” en cuanto a la práctica, y que inclusive se puede desprender de una noción de “practica o disciplina, elevada a ciencia”: la acupuntura. Pese a que la acupuntura resulta ser una práctica milenaria, con un cierto orden y ética introducidas por las “prácticas comunes” a lo largo de la historia, hoy día se puede hablar de una acupuntura en oriente, y una acupuntura en occidente, emanadas de una práctica común, en contextos distintos –contextos de prácticas sociales diferenciadas-, que han hecho que hoy el ejercicio de la acupuntura en occidente tenga una identidad particular que tiene múltiples elementos de distinción, y que incluso ha roto con la “ética” originaria de la acupuntura oriental, y es ahora funcional a otro tipo de prácticas en el contexto de occidente.

Posterior a éstos ejemplos que inducen el horizonte del texto haciendo una valoración que fundamenta el problema de la práctica como el centro del debate del análisis social en torno a las costumbres, las normas y la cultura; el autor va a retomar a Schatsky: “La práctica es el elemento fundamental de lo social”, incluso como “lo único posible, de lo social”.

Sin embargo, el interés central del autor, no es hacer otra teoría de la práctica, sino precisamente señalar los límites que éstas teorías tienen en el marco del análisis contemporáneo, y ante la permanente posibilidad de caer en la universalización.

Para señalar los alcances de las teorías de la práctica el autor va a esbozar los siguientes enunciados:

a. No es posible hacer un contraste simplista entre teoría y práctica. Por ejemplo, la práctica de la acupuntura es una interrelación equilibrada entre pensamiento y acción, pues se trata de equilibrar las fuerzas del ying y el yang. Aquí se desvirtúan dos falsas nociones, 1. La teoría precede a la práctica, y 2. La práctica es homóloga a la “forma” que adquiere el pensamiento. En conclusión, la relación pensamiento-acción, en éste ejemplo queda incorporada en la práctica de la acupuntura, pues es precisamente la experiencia de su ejercicio la que permite la construcción de una disciplina, en éste caso, sobre el cuerpo.

b. No hay distinción irrevocable entre las prácticas externas visibles, y las prácticas invisibles (estados internos). Las prácticas son formas de acción: es necesario distinguir entre comportamiento y acción. Las descripciones de la vida social a través de

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