Producto 1 Diplomado RIEB

Diplomado de la Reforma Integral de la Educación Básica 3º y 4º

Primer producto

Algunos ejemplos que podemos mencionar, en cuanto a los problemas que se presentan en nuestra sociedad y que son resultado de las ciencias sociales y humanidades son: la drogadicción, el calentamiento global, el racismo, la muerte de inmigrantes que tratan de conseguir un trabajo fuera de su país, el desgaste de la democracia representativa, el desempleo, la violencia intrafamiliar, etc. parecen ser signos de una descomposición que no tiene explicación si no se comprende el marco general dentro del que se produce.

Lo que implica el reconocimiento de que los principales problemas que enfrenta una sociedad compleja, no se pueden resolver descomponiéndolos en pequeñas unidades que parecen fáciles de manejar analíticamente, sino más bien abordando estos problemas en toda su complejidad y en sus interrelaciones. Asimismo se requiere considerar la articulación de lo universal y lo local.

Por otra parte, es importante considerar que el cambio social y la conformación de la sociedad del conocimiento que enfrentamos tiene en su base la incorporación de la tecnología que incluye, entre otras, la herramienta informática; cuyo desarrollo induce cambios en los modos de ser, de vivir y de pensar en las personas, por lo que es imprescindible la utilización e incorporación de la informática como instrumento de apoyo pedagógico, no sólo para el acceso a las fuentes crecientes de conocimiento para la generación de conocimiento nuevo; sino también, para alejarnos de un nuevo analfabetismo que hoy se representa como: el analfabetismo tecnológico o cibernético. Es por eso que todo docente debe estar al día, en constante preparación, ya que en esta cuestión el alumno supera al maestro.

Hay que poner en consideración que la implantación de tecnologías, de información y comunicaciones, así como el influjo de en la vida de los seres humanos, sea imprescindible apropiarnos de la consigna de democratizar desde la vida escolar, con la vivencia efectiva de valores como la solidaridad, la paz, la justicia, la equidad, la tolerancia, el respeto a la diversidad entre otros. El desafío de convertirlos en contenidos a aprender, para lo cual el único camino es que la escuela sea en lo cotidiano el ámbito de su práctica.

Para poder enseñar las competencias para la vida en un mundo en cambio rápido y constante, es necesario crear en nuestros educandos, el pensamiento crítico y lógico. La educación debe fomentar el desarrollo personal de los alumnos, ayudarlos a extender su potencial dentro del aula y en la sociedad, lo cual les permitirá enfrentarse eficazmente a contextos y problemas de la vida diaria; sin dejar de lado las tecnologías, el interés de los alumnos, el fortalecimiento de las relaciones interpersonales y el desarrollo positivo del sentido de sí mismo.

En los países desarrollados la preocupación latente de los niños, es el futuro (salud, progreso, seguridad, pobreza, etc.), por ello la educación debe fortalecer sus competencias a través de modelos y programas diseñados para que los estudiantes prosperen, satisfaciendo las necesidades de la vida.

Los objetivos en este sentido, tendrán que partir de la sociedad que busca la autoformación, y con ello transformar el contexto, al hacerlos críticos, reflexivos. La educación de calidad debe impartir a los alumnos valores, actitudes, conocimientos, aptitudes y competencias perdurables que les sirvan incluso cuando las condiciones y exigencias sean nuevas.

Las competencias movilizan y dirigen todos estos componentes hacia el logro de objetivos concretos; son más que el saber, el saber hacer o el saber ser. Las competencias se manifiestan en la acción de manera integrada. Poseer sólo conocimientos o habilidades no significa ser competente: se pueden conocer las reglas gramaticales, pero ser incapaz de redactar una carta; se pueden enumerar los derechos humanos y, sin embargo, discriminar a las

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