Protocolo Ejecutivo

PROTOCOLO EJECUTIVO

EJECUTIVOS

• Aquel que ejecuta alguna acción.

• Persona que sola o en equipo revisa la parte conceptual (metas, alcances y perspectivas de la empresa), y analiza los medios e instrumentos idóneos para mejorarla.

• No hay edades, ni niveles académicos pero sí capacidad y los esfuerzos requeridos para mantener su nivel laboral.

Características ideales del buen ejecutivo.

• Capacidad

• Esfuerzos diarios

• Hábitos

Características ideales del buen ejecutivo

• Capacidad:

– Es preparado en su área

– Tiene una vasta cultura general

– Tiene una aceptable preparación intelectual

– Sigue constantemente preparándose académicamente.

– No teme a los retos nuevos en su trabajo o cualquier proyecto nuevo.

– Tiene una gran visión del futuro.

– Sabe tomar decisiones.

– Sabe cuando consultar a su equipo o a sus superiores.

- Admite sus errores y los aciertos de los demás

• Los hábitos:

- Es pulcro en su persona, su ropa, su oficina, su auto, su hogar.

- Sabe vestir bien.

- No despilfarra el dinero ni hace gala de riqueza.

- Evita cualquier exceso en comida, bebida, etc.

- Siempre tiene tiempo de escuchar a los demás.

- Habla poco, ve mucho, pregunta mucho.

- Es cortes y atento con todos.

- Utiliza correctamente los apoyos tecnológicos a su alcance.

- Nunca alardea ni presume posición, rango, etc.

- Es siempre modesto, excepto cuando busca subir al próximo puesto.

- Es fiel consigo mismo, con su empresa y con su familia.

Esto implica no solamente ser un buen profesional o un ejecutivo eficiente. Este entorno es dinámico y constante por lo tanto exige no solo los conocimientos que el ejecutivo posea, también es importante prestarle atención a su formación e imagen personal, como factores de éxito para proyectar una imagen de la marca acorde con las exigencias de la empresa.

La cultura general, la forma de comportarse y de actuar en el entorno social y empresarial, la manera de hablar y la comunicación no verbal son vitales para la construcción de reputación, seguridad y confianza. Por lo tanto es importante propiciar espacios de formación para ejecutivos que entiendan la etiqueta y el protocolo más allá de manuales y recetas, sino como tácticas claves en la construcción de marca personal y empresarial.

También se hacen muchas preguntas sobre el protocolo para dirigirse al Presidente de la República. En esto, hoy, las reglas tradicionales se han relajado mucho, como ha sucedido en otros campos, pero las más recomendables siguen siendo las siguientes:

Al jefe del Estado mexicano nadie lo debe “tutear” en público. Ni sus colaboradores, ni sus amigos, ni sus familiares, ni sus cónyuges y ni siquiera sus pares extranjeros. Ahora bien, en privado, la cuestión no es tan plana y uniforme. Los colaboradores o integrantes del sistema político activo deben tratarlo en privado de la misma manera que lo hacen en público, aunque sean sus amigos y compadres. Desde luego, esta restricción dura tan sólo lo que dura el mandato. Es decir, muy poco tiempo.

Por el contrario, los amigos que no son sus empleados ni sus inferiores, los familiares, los pares y, desde luego, las cónyuges o similares, pueden tratarlo como “se les hinche la gana” y como el Gran Jefe se los permita. Es decir, estos no están sujetos a protocolo alguno.

Ahora

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