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Protoracionalismo arquitectonico


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  2.236 Palabras (9 Páginas)  •  286 Visitas

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Introdución

Es un momento de la arquitectura, que abarca desde 1910 hasta el final de la primera guerra mundial. Se diferencia del Art Nouveau, respecto al cual se desarrolla en continuidad, en que rechazó la morfología y produjo una reducción a la geometría. Tiene en cuenta la problemática sociocultural, que se desarrolló en la tecnología y en la urbanística. El protorracionalismo no desembocó en el racionalismo de los años ’20 y ’30, porque no fue capaz de aceptar los nuevos códigos lingüísticos de las vanguardias.

Uno de los problemas de este estilo es que su constante intencionalidad simplificadora a veces representa una toma de actitud contra la academia, y otras veces lo contrario, como neoacademicismo. Esta contradicción del lenguaje protorracionalista es el producto de su caída.

Las invariantes del protorracionalismo

El inicio del protorracionalismo puede ser el palacio Stoclet, construido por Hoffmann en Bruselas. Es la conclusión de un largo proceso y búsqueda del gusto, y marcado por la ausencia de un genio.

Este nacimiento se debe también a la burguesía europea, a la que se debe el abandono de las formas neoclásicas, y la afirmación del protorracionalismo, con sus exposiciones universales, con el empleo de las nuevas técnicas, con el arte para todos. La producción de este periodo no ve ya la belleza del ejemplar aislado, sino que se presenta como un acto que tiene en cuenta otras cosas. Eso es lo que hacen los grandes representantes de este estilo.

Loos afirma que la arquitectura se diferencia del arte porque tiene fines prácticos. El objetivo de Perret es la calidad de la construcción. Granier trata de llevar la arquitectura a la urbanística. Behrens trata de llevar a la práctica la edificación industrial.

El protorracionalismo, que coincide con la difusión del hormigón armado, aprovecha las posibilidades de los materiales para conseguir su programa de simplificación y máxima economía.

Loos se pone en contra de los ornamentos en sus escritos y en su obra, buscando la economía estética. La simplificación de las formas, la liberación del espíritu decorativo, constituyen el gusto por la sencillez misma. Su arquitectura busca un papel moral, enfrentándose al despilfarro decorativo en beneficio del valor funcional y social.

Otra de las características del estilo esta en el plano estético arquitectónico. Las transformaciones del gusto, con el paso de la familia morfológica de motivos cóncavo-convexos del Einfuhlung a la familia morfológica geométrica cuyo punto culminante es la abstracción.

Podemos considerar el protorracionalismo un estilo fundamentalmente reductivo. Heredó la reducción de la arquitectura a la construcción propia de los ingenieros del siglo XIX; la reducción estilística del Art Nouveau, cuya continuación es la tendencia que acaba en la abstracción, la reducción económica de todos los estilos precedentes y sobre todo la reducción a la geometría.

Al geometrismo teorizado por MacKintosh y Wright, el protorracionalismo añade su adhesión a la geometría de los productos mecánicos, estandarizados, modulares, repetibles, con todas las implicaciones socioeconómicas pertinentes. Estos motivos de inspiración implican también una influencia lingüística, que interviene con papel activo en la definición del nuevo estilo. Sin embargo, es en el nivel lingüístico donde el protorracionalismo entra en contradicción. Este estilo negativo combate el ornamento del Art Nouveau y todo acento que no venga de lo artificial. Las diversas reducciones del protorracionalismo no encontraron otro código aparte del clasicista de los esquemas de bloques cerrados, simetrías bilaterales que ambas corrientes del Art Nouveau habían olvidado.

El reduccionismo del protorracionalismo adquirirán un carácter nuevo, ya en pleno racionalismo, en las obras de Wright.

Las variaciones del protorracionalismo

Si consideramos el estilo que engloba la producción de Hoffmann, de Loos, Behrens, Perret y Garnier, como un fenómeno desarrollado en continuidad o en oposición con el Art Nouveau, resulta que su contribución comprende aportes como escuelas.

Hoffmann

Ya la Secesión vienesa había tenido una evolución hacia el protorracionalismo, como en las obras de Joseph Hoffmann, que realiza en 1903 el sanatorio Purkersdorf, que podemos considerar el primer edificio protorracionalista, al estar privado de consideraciones decorativas.

A partir de este momento, una obra resultará tanto más valiosa cuanto más libre de redundancias decorativas. El protorracionalismo lucha contra la costumbre de un arte revestido con exuberancia, contra el ornamento.

Desde 1905 a 1914 Hoffmann construye su obra maestra, el Palacio Stoclet de Bruselas. Esta obra, que por algunas concesiones a la decoración refleja viejas exigencias, por su inédita conformación espacial y por la coherencia de todas sus partes expresa muchos planteamientos de la nueva arquitectura. Es la obra más clara de transición entre Secesión y protorracionalismo. Sin embargo, Hoffmann dependía del aporte de las vanguardias figurativas, sin las cuales cae en un clasicismo.

Loos

Loos intentó la conformación de una arquitectura autónoma y pura. Permanece en la historia de la arquitectura como ejemplo de rigor y coherencia, tanto a nivel teórico como decorativo. Su carácter emblemático tiene una repercusión notable en el Movimiento Moderno. Sus obras más famosas, la Villa Karma, de 1904-1906, la casa Steiner, representan casi todas una demostración de dos principios fundamentales:

La lucha contra toda forma de decoración para llevar a la práctica una economía definida como la naturaleza estética y una aversión social al derroche.

La tendencia a demostrar la independencia de la arquitectura de las otras formas de arte figurativo, señalando las propiedades figurativas de la naturaleza de los materiales.

En cuanto al interior, Loos funda el proyecto en un principio de economía y de proporción, que parte de la consideración de que los espacios de planta grande requieren una altura mayor que los locales contiguos con dimensiones pequeñas. No es posible cubrir con un solo techo espacios de alturas diferentes. Así, Loos encaja los ambientes uno sobre otro con distintas cotas, hasta que el conjunto de los espacios internos encuentran su conclusión bajo un techo plano unitario. Lleva a cabo de esta manera una economía espacial notable.

La obra de Loos resulta la más paradigmática del protorracionalismo. Sin embargo, su obra no consigue sustraerse del neoclasicismo.

Mas ligadas a la tradición nacional, en este caso la francesa,

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