QUE SON LAS PENUMBRAS Y COMO ACTUAN

PENUMBRAS

Penumbras, la ausencia de color tiñe los días que bien podrían llamarse noches; Da lo mismo, no da nada, te envuelves en tus tísicos brazos que son como ramitas que brotan del tronco que aún se sosteniente en sus delgadas raíces; deambulas entre venas que son la caricia primigenia de la carne, esa carne con borrosa fecha de caducidad y sin más tus brazos te sueltan llega la llovizna arrastrando ese aroma tan peculiar de los recuerdos, tal parece que el agua no cesará, pero la sequia de tu pecho continua, quizá todo allí este destinado a marchitarse.

Sopla la boca de Sátiro y arranca las pocas hojas que le quedan al otoño, tus brazos se abren e intentan atrapar el aire, pero, este huye hábilmente y con resignación tus brazos nuevamente te abrazan, caen sobre tu rostro hebras de cabello que condiciona tu vista, entre densas marañas toda da lo mismo, no da nada.

La temporal se impacta con violencia y la inundación parece inminente, recuerda que no sabes nadar y olvidaste tus flotadores, las raíces intentan absórbelo todo, pero es casi imposible, entre cavilaciones y violetas brotan sentimientos encarnados, enraizados a la sombra y aparece la marchita rosa de los vientos. Es hora de retirar las agujas de tus ojos, ahora sabrás con certeza cual es el norte y emprenderás tu camino hacia el sur.

Las horas son inciertas quizá sean las diez o tal vez las cuatro, entre penumbras es difícil saberlo, tus ojos son inútiles, tu vista no es garantía de nada, has perdido otro sentido, ahora olfateas el aroma de la desolación, tus manos son tus ojos, tu tacto te palpa, te desconoce y estas más frío de lo usual; abres la boca y tu voz intenta llenar aquel vacío, todo se impregna de ese sonido que retumba en las comisuras de la ausencia, cristales rotos, vibración, braille corporal.

¿Quién está a mi lado?

Tacto, olfato. ¿Vos?

Suspiro.

Es ella.

No me percate el momento en el que llegaste.

Pensé que no vendrías hoy.

Silencio…

Debes estar exhausta, solo necesito abrazarte para sentir que merece la pena vivir, eres tan delgada, pero tan fuerte… quisiera saber por qué siempre llegas en las noches tan fría y callada…

Me encanta pensar que eres mía, no me interesa con quien pasas los días o a quien le haces compañía o en que bocas floreces, te necesito tanto…

Abrázame entre sabanas, acaríciame y dime que no te marcharás. Yo te daré mi vida, aquello que soy y tú algún día serás mii vida entera, tú serás mi fin y mis medios; bésame la boca, enreda mi cabello, córtame, hiéreme, mézclate con mi sangre, clava tus afiladas uñas en mis viejas heridas, muerde la carne y deja nuevas cicatrices sobre el mapa; quiébrame las piernas que no necesito ir a ningún lugar, estalla los globos, enciende un cerillo, incendia mi cabeza, incinera este lecho que mi cuerpo esta helado.

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