¿Qué es hacer arte?

¿Qué es hacer arte?

A través de la historia podemos ver que hacer arte es una respuesta a la necesidad de expresar y

transmitir un concepto ya sea de la cultura en particular o de las emociones vividas en el

momento en el que se realiza.

Este concepto ha sido, es y será por siempre motivo de discusión, de charlas y conceptos

encontrados no contemporáneos. Quien se anima a describirlo y establecerlo en un punto, pronto

se topa con nuevas y antiguas declaraciones de lo que es. Incluso la política de ha alzado su voz

para dar su conveniente definición. Parece un ejercicio atractivo a la vez que desafiante, y

candidatos no faltarán a la hora de especificarlo como una única verdad.

Este podría bajo su orgullo aspirar de alguna manera a contradecir la subjetividad que lo

naturaliza si se entera de la costumbre de declamar que “el arte es subjetivo”. Pareciera que él

mismo no se pudiera definir, pero al mismo tiempo no escatima en citarse en conceptos

convenientemente atemporales para justificar su actuar. Argumentar que es subjetiva a la vez que

necesita de apreciación. Llevar la contra a toda costa no importando si eso genera

contradicciones en sí mismo. De nuevo, quien pretenda definirlo como rebeldía o antídoto social,

probablemente esté cayendo en una contrariedad desde ese mismo instante.

¿Habría arte sin apreciación? La puerta se abre a una discusión que pasaría a darle el

protagonismo a la apreciación como algo que innegablemente existe en el ser humano, para que

el arte como tal no exista, tendría que desaparecer el aprecio del comportamiento humano.

Entonces podríamos decir que el arte es sólo la evidencia del aprecio, aunque de inmediato

estamos en el deber de mencionar acertadamente que no todo aquello que se aprecia es arte, por

lo tanto uno no es el derivado del otro. Al menos tanto como se pensaría.

Dejando de lado la apreciación y la contracultura deberíamos preguntarnos entonces si es

una sola cosa o la suma de muchas. No se puede abusar de la subjetividad y no tocar la frontera

de lo banal. El arte no tiene que ser bello, pero necesita destacar. En algún lado debe haber una

valoración y herramientas que nos acerquen a un juicio justo que separe lo artístico del resto de

las cosas. Porque si nos aventuramos a decir que todo es arte, entonces el concepto de “arte”

sería innecesario. Es ineludible el atributo de separarse del resto. Es irresponsable quitarle su

responsabilidad de destacar.

Ahora, si hay una esfera identificable de artistas, ¿acaso en ellos podemos encontrar el

concepto del arte? En tiempos modernos parece más complicado este objetivo. El concepto se

oscurece para la persona de a pie y para los llamados artistas, que no parecen afanados

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