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RE: Caso 1 Gabriela Y La Mentalidad Japonesa


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  3.045 Palabras (13 Páginas)  •  359 Visitas

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Desarrollo

En 1990 Gabriela Hernández era la única mujer con el cargo de gerente en la red de distribución de autos marca Senzei en México, conformada por 65 distribuidoras en el país (alrededor de 10 en el estado de Jalisco donde se ubicaba la gerencia). A un año de operaciones, la compañía reconoció la labor de 20 gerentes generales de la República

Mexicana premiándolos con un viaje a Japón, entre ellos a Gabriela. Semanas previas al viaje, el director y dueño de la distribuidora Autojal le comunicó que “se decidió” que sólo acudirían hombres; la razón, dijo el director, era la “mentalidad oriental”. Ella le expresó que “pelearía” ese lugar, sobre todo por considerarlo un acto discriminatorio que había que denunciar. Él le pidió que “dejara las cosas como estaban” para evitar problemas a la distribuidora. “No deseo crearle conflictos a mi empresa, le guardo un genuino sentimiento de lealtad, pero también es importante luchar por el respeto a mi posición y el premio merecido, por mí y por mi género. ¿Qué debo hacer? ¿A qué debo dar prioridad?” se preguntaba Gabriela.

Autos Senzei

En 1950, Senzei era una fábrica de motores. Con la matriz en Japón, distribuía sus productos alrededor del mundo. Quince años después, en 1965, decidió ir más allá de la maquila, crear sus propios vehículos y distribuirlos, para empezar, en Europa. A partir de

1980 se comenzaron a vender los autos Senzei en América Latina, y en 1988 se estableció en México una planta de producción de vehículos. En 1989 inició una red de distribuidores en la República Mexicana con aproximadamente 65 el primer año. Inicialmente la empresa ofrecía sólo un modelo fabricado en el país y otros más de importación. De esa manera la marca se fue posicionando en el mercado mexicano.

La planta en México la conformaban aproximadamente 300 empleados. En la Dirección

General estaba un líder japonés, y japoneses también ocupaban algunos de los puestos ejecutivos más importantes, como el de Gerencia de Producción. Sin embargo, también había cargos administrativos a nivel gerencial ocupados por líderes mexicanos y a nivel coordinación todos eran de origen mexicano.

Por otra parte, de 20 puestos ejecutivos sólo uno de ellos estaba ocupado por una mujer (en el área de Refacciones). La proporción coincidía con el promedio de ocupación de este tipo de puestos en la iniciativa privada de México (Zabludovsky, 2007).

Distribuidora Autojal

El Sr. Francisco Aguirre (padre del director de Autojal) tenía dos hijos varones, de 17 y 15 años, cuando en 1970 abrió su empresa distribuidora de maquinaria para el campo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Diez años después decidió incursionar en la venta de automóviles de una marca americana. Un par de años después comenzó a distribuir una marca europea. Para entonces sus hijos habían concluido una carrera administrativa, le pidió a Raúl, su hijo mayor, que se hiciera cargo de la marca europea y a Alejandro, de la americana. La empresa conformada por este último recibió el nombre de Autojal, constituida en 1983.

Alejandro, según sus compañeros de trabajo, era un joven empresario que modernizó la empresa familiar con un organigrama formal, manuales de procedimientos, descripciones de puestos, delegación de tareas y sistematización de operaciones. Si bien no había códigos de ética o reglamentos que señalasen los valores y principios a seguir por el personal, para

Gabriela era claro el fomento de la responsabilidad, la confianza, el respeto y la honestidad.

Apenas cinco años después de formar parte del gremio de distribuidores de la marca, fue invitado a presidir la asociación de distribuidores dado su profesionalismo y su carácter afable, según lo manifestaban algunos colegas suyos. En 1985 se hizo cargo de la distribuidora de maquinaria que había formado su padre años atrás, lo cual fue el primer paso para ir conformando un grupo empresarial. En 1986 expandió la distribución a dos municipios más, uno en el mismo estado de Jalisco y otro en Michoacán. A su vez, el negocio de su hermano Raúl también crecía, incorporando nuevas distribuciones, como la de motocicletas.

En 1988 ambos hermanos tuvieron noticia de que la marca Senzei entraría a México. A ambos les interesaba la marca, así que decidieron colocar cada uno su propia distribuidora.

Una vez realizadas las gestiones necesarias, en marzo de 1989 se inauguraron las dos empresas con apenas unos días de diferencia. Para la administración de este negocio del grupo empresarial Autojal, Alejandro Aguirre propuso el puesto de gerente General a su entonces coordinadora administrativa, Gabriela Hernández. Luego se enteraría en una reunión de distribuidores que esto resultó ser sorpresivo para los directivos que conformaban la red de distribución de Senzei, ya que dentro de las 65 empresas de distribución que se abrieron inicialmente, ella era la única mujer en ese puesto. Sin embargo, para los casi 200 empleados de Autojal esto no resultó ser tan sorpresivo pues los departamentos de Personal, Contabilidad y Compras habían estado a cargo de mujeres desde que Alejandro tomó la dirección de la empresa. El género no parecía ser una razón de peso en la asignación de puestos, recordaba Gabriela. El resto de los departamentos como

Ventas, Refacciones y Servicio, así como el negocio de maquinaria y las sucursales, estaban a cargo de hombres.

Desarrollo profesional de Gabriela Hernández

El primer trabajo de Gabriela fue el de suplente de una profesora de Historia a la edad de 14años, en una secundaria de Rioverde, San Luis Potosí. Concluido el semestre de suplencia, mismo en que cursó el primero de su preparatoria (enseñanza media superior), continuó trabajando como auxiliar contable en el despacho de su hermano mayor hasta recién cumplidos los 17 años en que terminó su formación en ese nivel con 98.6 puntos de calificación final. Vivía con su familia y ocupaba el sexto lugar entre los nueve hijos. No les había faltado nada hasta entonces. Sus hermanos mayores se habían mudado a la capital del estado a realizar sus estudios profesionales ya que no había centros universitarios en el lugar.

Sin embargo, ese año su papá le comunicó que si deseaba seguir estudiando tendría que arreglárselas sola, ya que no podría costear sus estudios. Así pues, Gabriela realizó esta mudanza pero no para continuar estudiando sino para incorporarse en julio de 1982 al

Departamento de Personal de la casa matriz de un banco, a pesar de ser todavía menor de edad. Durante un año desempeñó el cargo de “operador de nóminas” a la vez que vivía la transformación de la banca

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