RELACION DOCENTE-ESTUDIANTE Y LOS METODOS EVALUATIVOS PARA LA MEJORA DEL APRENDIZAJE

EVALUACION DEL APRENDIZAJE

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CARLOS MARIO BETANCUR CORDERO

UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

FACULTAD CIENCIAS ECONÓMICAS, JURÍDICAS Y ADMINISTRATIVAS

PROGRAMA DE ADMINISTACION EN FINANZAS Y NEGOCIOS INTERNACIONALES

BERASTEGUI

2018

RELACION DOCENTE-ESTUDIANTE Y LOS METODOS EVALUATIVOS PARA LA MEJORA DEL APRENDIZAJE

El proceso educativo de las instituciones actualmente se encuentran regidas por un sistema tradicional donde las consideraciones que se tienen con los estudiantes son pocas, el aprendizaje mecánico basado en las repeticiones que haga un alumno sobre un tema en específico genera una disminución en la creatividad de este, es importante promover el aprendizaje significativo basado en experiencias y valorar los resultados de los educandos apoyados en el criterio personal de los docentes teniendo en cuenta la actitud y aptitud que se mostró en dichas experiencias.

Los avances investigativos en el sector educación nos muestran que el sistema que se debería aplicar debe estar dirigido a la orientación del estudiante hace un saber significativo puesto que esto estimula la creatividad y el entusiasmo de del mismo a aprender.

Las proposiciones que se sustentan en el documento  “LA EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES EN LA UNIVERSIDAD” reflejan el interés que posee la autora porque los modelos educativos tradicionales acaben y se reformulen  nuevos planteamientos donde se observe al estudiante como un sujeto con ánimos de innovar y generar ideas para la mejora de un ámbito específico. La mejora continua debe hacer parte de una organización esto con el fin de generar procesos de calidad, así mismo las organizaciones que se dedican a promover el aprendizaje deben evolucionar conforme a los avances que se tienen en cuanto a esto, por lo que aplicar un sistema donde el estudiante sea el centro de enfoque y el docente sea aquel que lo oriente de forma cooperativa y solidaria nos muestra un desarrollo en el aspecto interno de la organización.

El docente es concebido como una persona que aplica todo su conocimiento y experiencias vividas en pro del aprendizaje del estudiante, además se hace mucho énfasis en que aunque los docentes sean esas personas orientadoras, no están aplicando los modelos evaluativos correspondientes, es decir, su método actual de evaluar está basado en una función reglamentaria que cumple con la función de certificar más que como una función de comprensión y cualificación del devenir.

Por otro lado es necesario que los profesores estén muy conscientes sobre cómo entienden la evaluación, para qué sirve, qué hay que evaluar, cuándo y cómo se evalúa, todo ello con el fin de lograr los aprendizajes que se pretenden. Basados en lo planteado por Frida Díaz Barriga (1998) quien afirma que “[…] debe señalarse en forma enfática que la evaluación es parte integral de una buena enseñanza, de hecho podríamos decir sin ningún menoscabo que no es posible concebir adecuadamente a la enseñanza sin la evaluación”. A partir de la idea de que la evaluación debe llevarse a cabo paralela y simultáneamente al proceso de enseñanza aprendizaje, se entiende que es un proceso por medio del cual es posible adquirir información, al momento, sobre lo que ocurre en la interacción que se da entre profesor-alumno-contenidos-intenciones de enseñanza, esta evaluación debe ser utilizada para la identificación de los problemas que tiene el estudiante con las diversas temáticas que tiene el programa educativo además las evaluaciones nos permiten observar quien es el que realmente tiene problemas en el curso o asignatura.

Los estudiantes deben ser partícipes de los procesos evaluativos ya que esto le permite tomar conciencia de sobre su proceso de aprendizaje, sobre lo que facilita
u obstaculiza ese aprendizaje y tomar acciones para mejorarlo. Por tanto la evaluación no debe estar restringida solo al proceso de “calificación” del estudiante sino que debe ser observada como un proceso de sinceramiento con el mismo estudiante.

La evaluación es una herramienta con la cual las universidades pueden hacerse así misma transparente, es decir, una evaluación tiene que ser producto legítimo de la vida interna de la misma  como comunidades científicas, disciplinares e institucionales.

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