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RELATO

María, Daniel y Melissa son mejores amigos desde que ingresaron a la Universidad. Como cada mañana se encuentran en el Seminario Mayor para ir a clases. María y Melissa viven en el sur de la ciudad, Daniel por su parte vive en la parroquia de Calderón. Ambas amigas consideran que el barrio de Daniel está demasiado lejos, y diariamente se encargaban de criticarlo y tratar de convencerle de irse a vivir en otro sector, pues anteriormente en ciertos noticieros habían escuchado que la Parroquia no tenía muy buena fama, sus vías se encontraban en mal estado, su alcantarillado no era el mejor y pasear por ahí a cierta hora era inclusive una amenaza, no entendían como Daniel podía vivir en aquel lugar.

Un día Daniel recordaba todo lo que sus amigas le comentaban de su parroquia, y después de meditar por unos minutos consideró la opción de pedir a sus padres cambiarse de lugar. Los padres de Daniel se negaron rotundamente, pues ellos habían nacido y se habían criado en esa parroquia, para ellos era la mejor de todas a pesar de sus debilidades.

Enojado, salió de su casa y cerró la puerta como si quisiera romperla. Caminó sin ninguna dirección por la calle principal y accidentalmente chocó con una anciana cargada con fundas de Supermercado. Daniel se disculpó y rápidamente se ofreció a ayudarla a llevar las cosas a su casa. Tuvieron una conversación bastante amena, Daniel le comentó el tema de la inconformidad que tenía con su parroquia, ella caminó lentamente hasta su cuarto y sacó del cajón del escritorio una lista de lugares a los que siempre quiso llevar a sus nietas, pero  ellas casi nunca iban a visitarla.

La anciana le indicó que visitara esos lugares y llevara a sus amigas, no dudaba que después de conocer esos lugares los tres cambiarían de opinión. Daniel intrigado accedió e invitó a sus amigas a conocer esos lugares con él y ellas accedieron. Estaba ansioso de saber porque iban a cambiar de opinión.

Al día siguiente los tres chicos se dirigían rumbo a los lugares escritos, uno de ellos se trataba de una tienda de artesanías de Mazapán de Gladys Vega, quien les contó que en sus primeros años ella empezó a laborar en mazapán y que con esto ella se ayudaba para materiales, transporte y estudios, con el tiempo y una profesión ella nunca dejó de lado el mazapán y con esto perfeccionó sus técnicas y abrió el mercado empezando a fabricar esculturas de gran dimensión y acabados realistas, sus obras se destacan por su colorido y por representar a los primeros habitantes de Calderón.

Los tres amigos proseguían visitando cada lugar de lista, uno más interesante que otro, lugares que Daniel nunca pensó que existían en su parroquia y que a sus amigas les encantaba.

El último de la lista era el mejor, se trataba de una tienda de productos tradicionales de la Parroquia de Calderón, con fotos de los desfiles, figuras de porcelana fría y Mazapán, cuadros de las comidas típicas y mucha vestimenta de varios grupos que todavía la mantienen especialmente en las festividades, la vestimenta del hombre conformaba 4 prendas básicas, camisa, calzoncillo de lienzo blanco, poncho pequeño y angosto de lana y franjas rojas de diferentes tonalidades, representando la figura entrañable del “capariche”.  La indumentaria de la mujer: camisa de lienzo blanco, anaco, mamachumbi y un guaguachumbi, una pieza para la cabeza de color blanco de algodón con rayas azules y rojas.

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