Relaciones Familiares Y Su Efecto En Los Procesos De Socialización
Enviado por Luqhitas • 5 de Octubre de 2011 • 1.020 Palabras (5 Páginas) • 1.321 Visitas
1. La familia como agente de desarrollo social y afectivo.
La socialización y afectividad acompañan al niño desde sus primeros días de existencia e incluso desde que se encuentra en el vientre de su madre.
La afectividad se refiere a la capacidad de afecto para con los demás y sus principales manifestaciones son los sentimientos y las emociones; en pocas palabras es el amor, cariño o afecto que un ser humano brinda a alguien después de haber socializado.
El proceso de socialización consiste en la apropiación por parte del individuo de toda la experiencia social, lo cual le proporciona la posibilidad de integrarse a la vida en sociedad.
Los factores que influyen en el desarrollo de la socialización y afectividad de los niños son en primera instancia el contexto familiar y cultural en el que el niño se desenvuelve.
La familia es el principal agente a partir del cual el niño desarrollará su personalidad, sus conductas, aprendizajes y valores. El desarrollo social como un proceso de adquisición progresivo de conductas, hábitos, normas y reglas, y actitudes sociales por parte de los niños con el fin e integrarse a la sociedad. Es en el marco familiar donde se establecen las primeras interrelaciones y los primeros cambios comunicativos; el niño internalizará las normas del comportamiento social.
La familia va a aportar elementos de construcción a los individuos en tres áreas:
Comportamientos sociales (afecto, desarrollo emocional...).
Aprendizajes básicos.
Sistema de control de comportamiento (disciplina, normas, valores...).
Durante los primeros años de vida la figura de apego a los padres influirá de modo decisivo en el desarrollo social del niño pues mediante esto el niño aprenderá a comunicarse con los demás a través de formas y sistemas de comunicación que aumentarán en complejidad y simbolismo social.
Posteriormente el niño empezará a representar un papel social que le exige el respeto y seguimiento de reglas y normas que empiezan, apenas, a ser interiorizadas pero que aún están lejos de ser comprendidas.
La calidad de su integración en el sistema social dependerá, en buena parte, de la correcta resolución de estos conflictos afectivos (cambios en el número de miembros de la familia, mayor número de exigencias de control de su conducta, otras interacciones...).
El entorno social también sufre importantes modificaciones como consecuencia de la interpretación que los adultos hacen de los cambios del niño:
Ya no le ven como un bebé indefenso e irresponsable de sus actos.
Es visto como un pequeño adulto que debe aprender a regular su conducta y cumplir determinadas normas (el control de esfínteres, la toma de alimentos con sus horarios, sus hábitos).
Las conductas exploratorias, celebradas al principio, empezarán a ser progresivamente inhibidas y censuradas (se delimitará lo que se puede tocar, coger, manipular).
Será sometido a un riguroso control sobre las conductas socialmente inadecuadas (rabietas, peleas).
Los adultos refuerzan la conducta del niño y ofrecen modelos para que los niños los imiten, para establecer vínculos efectivos, como por ejemplo: formas apropiadas de hablar, frases de cortesía entre otras, ya que los niños expresan impulsivamente sus necesidades
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