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Reporte De Lectura La Feria


Enviado por   •  5 de Junio de 2013  •  2.220 Palabras (9 Páginas)  •  670 Visitas

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TRABAJO: REPORTE DE LECTURA: LA FERIA

AUTOR: JUAN JOSÉ ARREOLA

LA FERIA

Somos más o menos treinta mil Fray Juan vio que nos gustaba danzar y cantar, y mando a traer a Juan Montes para que nos enseñara la música. Nos quiso mucho a nosotros, los de Tlayolan. Pero fue mal y dizque lo mataron.

Acabo de comprar una parcela de cincuenta y cuatro hectáreas de tierras inafectables.

En la familia nunca ha habido gente de campo, todos hemos sido zapateros. Nos ha ido bien en el negocio desde que mi padre, muy aficionado a la literatura, hizo famosa la zapatería con sus anuncios en verso.

Mi negocio para no dañarlo con una arbitraria extracción capital preferí hipotecar la casa. Esto no le ha gustado a mi mujer, junto a mi libro de cuentas agrícolas.

Contrate para trabajar las tierras un mayordomo, con sueldo de un peso diario. Él a su vez apalabro a ocho peones o gañanes con paga de cincuenta centavos pelones por que como yo no tengo maíz ni frijol de cosechas anteriores, no pude contratarlos a base de ración.

Una vez formada la cuadrilla vamos a proceder a la limpia de la tierra, que es de rastrojo por que fue sembrada el año pasado. Las que no lo han sido se llaman descansadas y son las preferidas por medieros y parcioneros que esperan de ellas, como es natural, mayor rendimiento.

Un río de estulticia me ha entrado por las orejas, incesante como las aguas que bajan de las peñas en las crecidas de julio y agosto aguas limpias que la gente ensucia con la basura de sus culpas…

Hallé ser tierra templada y de buen temperamento, y su cielo alegre, y que tiene sustento para el ganado vacuno y caballar, un ojo de agua encharcado, y al parecer permanente por ser este tiempo que se reconoce la fuerza de la seca.

La limpia duro tres semanas.

*Señor San José llegó a Zapotlán de un modo muy humilde y muy misterioso. Acompañado por la Virgen y a lomo de mula. No se supo de donde venia ni para donde iba descargó dos bultos largos y estrechos como ataúdes. Se acostó para descansar y ya no se levanto. Los frailes le dieron cristiana sepultura y aguardaron en vano que alguien reclamara la acémila y su carga nadie se presentó.

Pocos meses después, los frailes decidieron abrir los bultos. Aparecieron las benditas imágenes y fueron llevadas en triunfo a la parroquia. Dos años después Zapotlán jura, clama y vocea por general Patrón al Gloriosísimo patriarca Señor San Joseph a efecto de aplacar la Divina Justicia por tan venerable intercesiony pedir la inmunidad contra temblores y terremotos, tan grave y repetidamente experimentados por este pueblo.*

La feria de Zapotlán se hizo famosa por todo este rumbo. Llegan de todas partes, nomás al verles las traza se sabe si viene de la sierra o de la costa. Muchos tiene que quedarse a dormir en los portales, en el atrio de la Parroquia o en la plaza, junto a los puestos de la feria por que no hay lugar para tanta gente.

Los de la Junta Repartidora de Tierras lo arreglaron todo a puerta cerrada, aun que nos citaron a todos en la plaza. Adrián Esteban y Santiago Hernández ellos firmaron el acuerdo a nombre de todos. Como no sabían ni leer ni escribir, estos dos nomás pusieron su crucecita al pie de la iniquidad.

Cada cayacanque tenía que ver desde el principio con una cosa distinta y se ocupaba de la iglesia, de autoridad civil, de comercio y de obras para beneficio común el que tiene que ver con la iglesia se llama Primera Vara. Ahora yo soy Primera Vara. Cada vez que tenemos que hablar de las tierras nos juntamos aquí en mi casa.

Los que llevan el ataúd son de baja estatura pero del lado del sustituto la caja se inclinó un poco más. Don Fidencio se imaginó la cabeza de licenciado allí tan cerca de la suya y le dieron ganas de hablarle al oído, lástima que ya estuviera muerto…

-lo que son las cosas ¿usted sabe que el licenciado y su hermano no se hablaban desde muchachos por causa de una silla?

-¿Cómo así?

- El viejo le heredó una silla al mayor, esto es, al Licenciado. Pero como no fue nombrado de campo, don Abigail se la pidió prestada cuando se iba a estudiar a Guadalajara cada que venía de vacaciones, el Licenciado le reclamaba la silla y se hacían de palabras. Para no alargarle el cuento, cuando vino ya titulado don Abigail, como quien dice se montó en su mula con todo y silla y se quedó con ella. Y desde entonces no se hablan…

-Pobre Licenciado, al fin de cuentas era un hombre como todos nosotros. Pero les tuvo mucho amor a los centavos. Tanto que ni siquiera se caso. Esta era la primera vez que iba a gastar, Dios le tome en cuenta tan siquiera la intención. A lo mejor se murió del puro miedo de dar por que él sólo estaba acostumbrado a prestar. Le prestaba a todo mundo, con y sin responsiva, según. Ganaba con los días del calendario, cada fecha tenía su vencimiento y los réditos se le venían aunque él no quisiera. No era muy usurero, pero dicen que a veces prestaba al por mayor para que otros prestaran al menudeo.

-No les tires a los cuervos, Layo, con tu escopeta. Ellos trajeron otra vez el maíz a Zapotlán. Y los que cayeron en la tentación, no tienen la culpa. Querían comer otra cosa y ya estaba artos de zapotes, chirimoyas, calabazas y mezquites. Por eso andan volando todavía por los campos.

-cuando vieron que nosotros cosechamos maíz sin sembrarlo porque no teníamos semilla, y ellos sembraban y no se les daba, las gentes de Sayula, Autlán, Amula y de Tamazula hicieron la paz con nosotros y nos dejaron por la sal y las lagunas de Zacoalco.

En la cocina, Doña Jesús estaba echándole recaudo al caldo cuando empezaron a sonar las doce. Siempre le gustaba recogerse en una especie de meditación para contarlas: “diez, once, doce… trece…. ¡Ave María Purísima! ¡Urbano dio otra vez ¡

¿Quién empuja la puerta? ¿Quién golpea en todos los vidrios como una lluvia seca? Tengo vértigo… ¡Santo Dios! Esta temblando, esta temblando…. ¡esta temblando! Santo Dios Santo…

Y yo, José, me eché a andar, pero casi no avanzaba entre aquel mar de gente. Y al elevar mis ojos al espacio

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