Reseña La Normalidad del Abuso

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Andrés Felipe Acosta Zúñiga Cod. 2215920

Mariana Restrepo Marulanda ^[a]Cod. 2216056

Universidad Autónoma de Occidente Comunicación Oral y Escrita

Grupo 19

Prof. Luis Carlos Castillo

Santiago de Cali Octubre, 2021

Por medio de un artículo, la psicóloga Gloria H. expone la violencia a la que ha sido sometida la mujer históricamente poniendo en evidencia la “aceptación” o normalización que han tenido estos comportamientos abusivos por parte de los hombres mientras da visibilidad a la lucha de las mujeres en el proceso de búsqueda de igualdad y respeto.

La autora de “La ‘normalidad’ del abuso” afirma que el reconocimiento de que los hombres tienen el dominio total es aceptado por el resto de la población, que ningún escenario se encuentra libre de situaciones que representan peligro para las mujeres y que ellas, con su silencio, contribuyen a la repetición de los comportamientos de machos. Sin embargo, pone en juicio la eficacia de las denuncias públicas de estos actos, teniendo en cuenta que se adoptó el abuso como parte de la cultura y que los hombres se sienten protegidos por su poder “ilimitado”. Por otro lado, menciona que las mujeres continúan en la defensa de sus derechos, aunque sea visto como venganza y exageración.

Como lo menciona la psicóloga, la historia la escriben los vencedores, y si algo está claro es que las mujeres a lo largo de la historia han sido invisibilizadas pero su lucha aun no acaba, pues estamos ante una nueva página que puede ser el comienzo del fin. Desde que se tiene registro de la humanidad en el planeta Tierra, hombre y mujer han estados destinados a vagar juntos por el mismo y si bien existen ciertas diferencias entre ambos, es justamente esa la esencia de la vida. El ser humano es imperfecto por naturaleza, es un ser demasiado confuso y autoritario que no entiende que no todo le pudo haber sido dado y es ahí donde esas diferencias cobran relevancia, pues en el apoyo y crecimiento conjunto está la clave del éxito. En un inicio, las mujeres al igual que los hombres eran agricultoras, recolectoras y cazadoras, no había distinción alguna entre ambos a excepción de la maternidad, sin embargo, con el pasar de los años, el establecimiento de la humanidad en sociedad y la adopción de religiones cambió totalmente el rol de la mujer, pues fue justo en ese momento en donde empezaron a existir brechas cada vez más grandes. Si se piensa objetivamente y se revisa el pasado, las mujeres han sido obligadas a seguir reglas y conductas escritas por los hombres, pues fueron estos quienes tomaron las riendas y bases de casi todas las religiones donde, evidentemente, el hombre corrupto por naturaleza escribió a su favor, pues en definitiva ¿a quién le interesa cambiar un sistema que le favorece? [1]

Tal y como lo afirma Nicolas Maquiavelo en su libro El Príncipe “El hombre es malo por naturaleza a menos que precise ser bueno” [2] y en el desarrollo y establecimiento de las primeras sociedades, las mujeres fueron vetadas de acciones como ejercer cargos públicos o incluso poder estudiar o decidir sobre su propio destino, eran subyugadas a los hombres ^[b]y fue durante todo este despertar político donde los hombres ya con el poder, se encargaron de realizar leyes a su favor, si bien muchas mujeres lograron alcanzar ciertas posiciones de poder, se está dando una perspectiva general en la cual es más que claro que a través de los siglos ser mujer no ha sido nada fácil. Así mismo, la percepción de lo bueno y lo malo también ha sido traspasada por dichos cánones machistas, pues no somos parciales, desde un punto de vista ético y moral los hombres sí pueden realizar sin fin de actividades sin ser juzgados, pero si una mujer realiza lo mismo, no es bien visto. ¿Cuáles han sido las razones para gobernar de manera despótica, opresiva e imparcial? El hombre ha usado la fuerza bruta para proyectar autoridad y abusar de las mujeres, la masculinidad es tan frágil que ha basado su crecimiento a través del miedo. [3]

Sin embargo, el abuso físico no es el único tipo de abuso al cual las mujeres han sido sometidas, aunque es el más evidente desde todo punto de vista, también existen otras formas de abuso hacia ellas. Por un lado, está el abuso psicológico que puede dejar grandes heridas emocionales y mentales en la víctima, pues por medio de este, se logra desestabilizar emocional y psicológicamente a la persona en cuestión de tal manera que puede llegar a creerse culpable de los actos de violencia generando a su vez, problemas en su identidad y su autoestima. Por otra parte, también existe el abuso económico que, como bien se sabe, el acceso a la educación para las mujeres ha sido una ardua lucha y aquellas que no logran acceder a ella, quedan subyugadas económicamente a sus parejas o padres teniendo en cuenta que la educación son esas alas que permiten a cada ser humano ser libre e independiente dándole poder a su voz con opiniones propias y auténticas, pero justamente por las dificultades presentadas durante tantos siglos no se les permitió a las mujeres ‘volar’ e ir más allá. ¿Es posible que los hombres sientan temor a las mujeres educadas? Lo cierto es que ellos conocen bien que la ignorancia permite con mayor facilidad el control y la manipulación, sin embargo, las mujeres se están encargando de reivindicar su posición dentro de la sociedad pues, aunque muchos no lo quieran aceptar, han estado al margen durante muchos años. [4]

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