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Responsabilidada Social De Un Profesionista


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  2.309 Palabras (10 Páginas)  •  1.907 Visitas

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RESPONSABILIDA SOCIAL DE UN PROFESIONISTA

Responsabilidad social

La responsabilidad social es un término que se refiere a la carga, compromiso u obligación, de los miembros de una sociedad ya sea como individuos o como miembros de algún grupo tienen, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto. El concepto introduce una valoración positiva o negativa al impacto que una decisión tiene en la sociedad. Esa valorización puede ser tanto ética como legal, etc. Generalmente se considera que la responsabilidad social se diferencia de la responsabilidad política porque no se limita a la valoración del ejercicio del poder a través de una autoridad estatal.

La responsabilidad social es la teoría ética o ideológica que una entidad ya sea un gobierno, corporación, organización o individuo tiene una responsabilidad hacia la sociedad. Esta responsabilidad puede ser “negativa”, significando que hay responsabilidad de abstenerse de actuar (actitud de “abstención”) o puede ser “positiva”, significando que hay una responsabilidad de actuar (actitud proactiva).

Responsabilidad social de un profesionista

Es un concepto que nos invita a hacernos cargo de responder a la sociedad, con compromiso social, tomando la iniciativa, siendo proactivo y partícipe en la construcción de lo que queremos como sociedad.

En estos tiempos donde se ha humanizado todo, el profesionista debe tener un toque de humildad, honradez, respeto, cualquier cantidad de valores pero, sobre todo ética. Ya que un profesionista debe tener la capacidad para salir adelante de cualquier problema, y es necesario que tenga la ética profesional y humanitaria para hacer un trabajo para el bien de la sociedad. Esto es, una responsabilidad profesional, la que engloba no solo el hecho de ser responsable ante la sociedad, sino, también ser responsable de tener un buen ejercimiento de la misma profesión.

En una u otra situación se encuentran numerosos profesionales: abogados, economistas, consultores, auditores, contables, expertos informáticos, ingenieros y otros muchos. ¿Cuáles son sus responsabilidades sociales?

Pero, ante todo, ¿quién es un profesional? Hay numerosas definiciones, pero aquí nos limitaremos a recordar algunos trazos de una profesión que pueden ser relevantes para nuestro objeto:

1) Una profesión se fundamenta en un conjunto de conocimientos y capacidades especializados que tienen una dimensión práctica, orientada a la resolución de problemas reales: redactar un contrato, elaborar la contabilidad de una organización, construir un edificio, sanar una enfermedad, redactar el plan estratégico de una empresa, etc.

2) Esos conocimientos y capacidades están, a su vez, basados en una formación profesional específica. Esto remite a unos estudios y prácticas que se suelen concretar en una titulación profesional o universitaria y, en ocasiones, también en una autorización para el ejercicio de esa profesión, incluyendo la pertenencia a un colegio profesional, la inscripción en un registro, la superación de unas pruebas, etc. Esa formación, lógicamente, se desarrollará a lo largo de la vida del profesional mediante nuevos estudios y la experiencia adquirida.

3) Todo ello confiere al profesional una notable autonomía y autocontrol sobre el contenido de su trabajo, los métodos y criterios empleados, etc.

4) En todo caso, el trabajo de un profesional se ordena de manera muy especial a un servicio a la comunidad, concretado en el servicio prestado a sus clientes, pero que lo desborda: por ejemplo, un arquitecto no sólo diseña la vivienda que su cliente le pide, sino que también determina su impacto medioambiental, su presencia en el medio urbano, etc. El profesional no suele tener un mandato explícito de la sociedad, pero, por su formación, capacidades y funciones sociales, tiene ciertos deberes para con ella. Por ejemplo, un auditor no puede actuar como un ciudadano más ante problemas de fraude fiscal o de corrupción.

5) Las profesiones suelen estar sometidas, en mayor o menor medida, a la autorregulación y control de una organización profesional que agrupa, voluntaria u obligatoriamente, a sus miembros. El profesional tiene, pues, también deberes respecto de sus colegas, pues sus actuaciones les afectan de alguna manera.

6) Y, por ello, están sujetas a normas éticas o deontológicas, códigos de conducta, recomendaciones de buenas prácticas, etc., que tratan de concretar, para esos profesionales, los principios éticos que deben orientar sus actuaciones.

De esta enumeración se desprende que el profesional tiene una manera específica de ver los problemas que se le presentan, a partir de sus conocimientos y experiencias, de sus capacidades y de los principios éticos de su profesión. Pero, como es lógico, esto no se puede entender de la misma manera cuando se trata de un profesional independiente (tanto si actúa solo como si lo hace en sociedad con otros profesionales), o cuando está al servicio de una empresa, una administración pública u otra entidad, como empleado por cuenta ajena.

La relación entre el profesional independiente y la empresa es la de un colaborador externo. En esa relación el profesional deberá tener en cuenta:

• sus deberes para con la empresa, tal como se desprenden del contrato, explícito o no, con ella;

• sus deberes para consigo mismo como persona y como profesional y, por tanto,

• sus deberes para con su profesión y, en consecuencia,

• para con la sociedad.

La combinación de todas esas obligaciones puede ser difícil, en ocasiones, pero ahí es donde debe manifestarse la integridad y la profesionalidad del agente. Y esto tendrá, como es lógico, numerosas implicaciones. Por ejemplo: no debe dar prioridad a los intereses de la empresa cuando esto lleva consigo actuar contra sus deberes éticos como profesional, sea porque esto le llevaría a perjudicar injustamente a otras personas, a no ser objetivo, sincero o íntegro, o a causar un daño a la sociedad. Esto explica, por ejemplo, que cuando reciba una propuesta de su cliente que considera inapropiada tiene que llamarle la atención sobre los daños causados a otras personas (empleados, consumidores, medio ambiente, comunidad local, sociedad en su conjunto…), sobre la existencia de alternativas que evitarían esos daños o producirían otros beneficios, etc.

Con otras palabras: el profesional independiente puede asumir un papel importante, un papel activo, que no se limite a cumplir los términos de su contrato sino que ayude a la empresa a ampliar sus horizontes, entender mejor sus responsabilidades y cambiar su cultura. Cuenta para ello con su reputación profesional, sus conocimientos

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