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Resumen ambiente de aprendizaje


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  3.264 Palabras (14 Páginas)  •  560 Visitas

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AMBIENTE DE APRENDIZAJE

Se denomina ambiente de aprendizaje al espacio donde se desarrolla la comunicación y las interacciones que posibilitan el aprendizaje. Con esta perspectiva se asume que en los ambientes de aprendizaje media la actuación del docente para construirlos y emplearlos como tales.

Generar ambientes de aprendizaje representa el gran desafío de innovar las formas de intervención educativa, ello requiere que desde el inicio del ciclo escolar, y a lo largo de éste, el docente destine momentos para la práctica reflexiva; reconociendo con honestidad todo aquello que hace o deja de hacer en el aula y en la escuela, para lograr que ocurran los aprendizajes.

Con está finalidad, se presentan rasgos esenciales que habrán de caracterizar los ambientes propicios para lograr que los niños incrementen y adquieran nuevos aprendizajes. Al mismo tiempo, se aportarán sugerencias para que los docentes orienten su intervención a favor de esto.

Ambiente afectivo-social

Un clima afectivo implica la expresión de sentimientos y actitudes positivas hacia los niños: calidez, apoyo, empatía, entre otros. Cuando las actitudes de afecto que muestra el docente ante los niños son genuinas; éstos lo perciben y, además de sentirse respetados, confiados y bien consigo mismos, responden con sentimientos recíprocos.

En un clima propicio es factible brindar oportunidades para motivar al niño a externar sus emociones: qué siente, cómo se siente, por qué, entre otras, mismas que lo apoyan a identificar y comprenderse mejor en el plano afectivo. En la medida en la que logre comprender sus emociones, podrá aprender paulatinamente a regular sus sentimientos, es decir, a desplegarlos eficazmente en situaciones cotidianas.

Un clima afectivo y social sano para el niño contribuye eficazmente en el desarrollo de su identidad como persona; proceso en el que están implícitos el autoconcepto (idea que se tiene acerca de sí mismo, en relación con sus características físicas, cualidades y limitaciones, así como el reconocimiento de su imagen y cuerpo) y la autoestima (reconocimiento y valoración de las propias características y capacidades).

Disciplina y autoridad

La disciplina es esencial, pues los niños necesitan una libertad regulada en la que las reglas son necesarias; no impuestas, sino acordadas en consenso, cercanas por tanto a su comprensión y aplicadas para todos. Todo esto bajo un clima de respeto a su dignidad. Lo anterior lleva a replantear el sentido que tradicionalmente se le otorgaba a la disciplina y darle uno distinto: oponer al castigo, reprimenda o tiempo fuera; la orientación o guía de la conducta

de los niños, para contribuir en el desarrollo de su autonomía, independientemente de que esté presente o no el adulto. La autoridad en el aula es necesaria como un ejercicio intermedio entre el autoritarismo y la permisividad, el reto es que se propicie permanentemente este equilibrio; un ambiente regulado en donde los niños aprendan a elegir y decidir; asuman su responsabilidad por las consecuencias de sus actos; miren las cosas con mayor perspectiva.

¿Qué hacer desde la intervención docente para fomentar

un ambiente afectivo considerando sus diversos rasgos?

Organizar el aula adecuadamente contribuye a establecer límites claros a las conductas de los niños: un espacio grande puede “invitar a correr”, habrá entonces que dividir con mamparas u otro tipo de muebles; sin perder de vista que un espacio reducido puede ocasionar tropiezos o algún otro problema.

Estar atentos al grupo y observarlo permanentemente para hacer que se respeten los límites; una señal, una mirada, una rima, un verso, pueden ser recursos sencillos antes de que se desencadene una situación de difícil control. En caso de que no funcione, se puede atraer sin regaño a los niños involucrados en el conflicto: se les plantea la conducta deseada “no tienes que pegarle, pídele las tijeras”, si ellos no responden, el maestro debe acercarse y detener, sin violencia, la conducta, por ejemplo: retirar de la mano el objeto para agredir o interponerse

entre los niños.

Aceptación. Es necesario conocer el nivel de socialización de los niños al llegar a la escuela y asegurarse de que cada uno sea aceptado por los otros. Ante el posible rechazo hacia alguno de ellos se puede recurrir a títeres y propiciar que los niños hablen desde ambas partes: cómo se siente el rechazado, qué hacer, por qué.

Amistad. Propiciar que los niños establezcan amistades entre sí. Debe asegurarse de que conozcan sus nombres entre ellos. Observar quiénes tienen dificultad para hacer amigos e identificar algunas de sus características que lleven a implementar estrategias adecuadas para cada uno.

Participación y cooperación. La base la constituye la aceptación y amistades con que cuenten los niños; esto es importante para que desarrollen la responsabilidad en sí mismos y en otros.

Ambiente de respeto

Un ambiente de respeto implica: tratar a los niños como personas dignas, con derechos y a quienes se les reconoce su capacidad de aprender, que se equivocan pero que pueden rectificar y adquirir nuevos aprendizajes para resolver las cosas cada vez mejor. También, significa fomentar una interacción sana con los otros en la que cada uno sienta que puede expresarse con libertad, sin ser objeto de menosprecio o descalificación.

Saberes y capacidades para aprender

El respeto implica también reconocer que el niño es un ser individual que posee múltiples capacidades, que es curioso, inquieto, creativo, inventivo, juguetón, ávido por comprender, y que sus necesidades e intereses están relacionadas con su crecimiento y desarrollo. Una verdadera situación problema obliga a superar un obstáculo, en ocasiones, con una solución inédita. Cuando los niños se interesan es fácil que se involucren y es entonces que su pensamiento se pone en movimiento, plantean hipótesis, exploran, proponen soluciones; y si están en un trabajo colectivo, pueden aprender unos de otros. El docente en tanto, se mantiene atento a orientarlos cuando sea pertinente.

Errores en los procesos de aprendizaje

Al observar errores de los niños durante un proceso determinado, se recomienda que el docente se interese en ellos para aprovecharlos como una fuente de aprendizaje de su enseñanza; y aceptarlos como etapas del esfuerzo de cada alumno por comprender y aplicar sus conocimientos.

Las aportaciones de los niños nos llevan a designar tiempos y espacios para la palabra, para escuchar lo que puedan compartir; sin descalificar, acallar o rechazar en forma inmediata.

Ritmos de aprendizaje diversos

El

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