Revaluando mis prácticas
Enviado por Claudia Avila • 2 de Diciembre de 2015 • Apuntes • 1.145 Palabras (5 Páginas) • 65 Visitas
Inicio mi escrito con una confesión, estar en la FEDU, me ha hecho vivir y entender el proceso de la evaluación realmente como un PROCESO, no como un espacio en el semestre académico donde se miden los conocimientos de los educandos.
Pero por qué? Para ello debo remontarme a mis sentires, a mis aprendizajes, los cuales han ido creciendo con deseo incesante en el entorno denominado aula de clase.
Sin duda para hablar de la evaluación es necesario entender lo que se teje en el aula, lo que se planea, lo que se dispone, es decir… A menudo les menciono a los chicos con quienes comparto mi aprendizaje (mis estudiantes) que no se trata de preparar clase – cómo así- se trata de disponer la mesa para un banquete, para el mejor, por lo tanto, llevo conmigo los mejores ingredientes y recursos para cautivarlos y enamorarlos de su proceso de formación de docentes. En este discurso metafórico donde vivimos el día a día con mis chicos, nos hemos entrado con permitirles que miren el proceso de formación como un compartir más, nunca como el escenario donde yo doy todo. Con anterioridad dispongo los recursos que se requieren para el siguiente encuentro, ellos por su parte como trabajo autónomo leen, visualizan vídeos, escuchan las reflexiones que les dejo, y en clase, todo se convierte en una sorpresa, en donde sin saber ellos, a partir de sus revisiones damos paso al desarrollo de actividades donde los chicos muestran lo que comprendieron, comentan, participan, sueñan… y es ese el proceso donde YO como docente me gozo el escenario, me deleito de los platos tan exquisitos que llevan, aprovecho, disfruto y claro valoro sus esfuerzos. Lógicamente a partir de rúbricas que se han elaborado con anterioridad, las cuales han sido desarrolladas para ellos, en su lenguaje, no en el mío, es decir, es ese el momento donde YO me pongo en sus zapatos, entre todos debatimos y nos damos, si me lo permiten expresarlo, palo frente a lo que entregamos.
Cada momento en la facultad de educación o corte como le llaman en otras universidades, está compuesta por un número determinado de semanas. Y es precisamente en cada uno de ellos donde los chicos de manera grupal se escuchan, se leen, se narran, se graban, se piensan desde el mismo escenario del ser docente, cada actividad les permite imaginarse como docentes una y otra vez, esto permite que entre todos se de una valoración del trabajo del otro (coevaluación) , una segunda donde la tutora ( o sea yo , jajajjajaja) da una valoración frente al ejercicio desarrollado (heteroevaluación) y la última que les permite analizar si lo que han traído a la mesa hasta ahora ha sido valido o no, si han disfrutado del banquete como se lo merecían, o si por el contrario , como les digo a menudo han pateado la lonchera ( autoevaluación).
Algunos de los chicos siempre están en la expectativa de conocer el cómo me evaluarán, el qué me evaluaran, pero pareciera que se les olvidara lo más importante, el para qué me sirve que yo me evalué. No sé si soy clara, a mi como docente de Formadores de nada de sirve continuar con un aula llena de chicos que no están en clase, es decir, que están pero se van… donde sus mentes desean volar a otras galaxias. Por ello debo hacer de mi escenario algo soñador, el mejor, cada día, cada clase, es mucho mejor que la otra, o por lo menos yo la siento así y como le mencione a una amiga de la Facultad a veces siento que me elevo en la clase. Yo necesito que ellos se piensen en positivo, todas las clases les digo que son los mejores docentes, que me alegro que sean los profesores de mis hijos, que confío totalmente en ellos. Estoy segura, completamente que esto hace eco en ellos.
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