SOBERANIA ALIMENTARIA
Enviado por CHICHAROMOSH • 30 de Mayo de 2014 • 2.861 Palabras (12 Páginas) • 275 Visitas
SOBERANIA ALIMENTARIA LAS POLITICAS PUBLICAS PARA LA PRODUCCION DE
MAIZ, CONTRAMOVIMIENTO Y TRANSFORMACION
Cesar Soto Morales
Como menciona Stiglitz en su prologo a la obra de Polanyi La Gran Transformación, “Les
decimos a los países en desarrollo lo importante es la democracia , pero, cuando se trata de
asuntos que les preocupan mas, lo que afectan sus niveles de vida, la economía, se les dice:
las leyes de hierro de la economía te dan pocas opciones, o ninguna; y puesto que es
probable que tu (mediante tu proceso político democrático) desestabilices todo, debes ceder
las decisiones económicas clave”
Democracia si, soberanía económica no, es la formula que se aplica para las economías de
los países del Sur , este tipo de soberanía tiene incidencia decisiva sobre las políticas
publicas aplicadas a la producción de alimentos ya que su carácter de bien de primera
necesidad hace a esta actividad una de las mas rentables en el modo de producción
capitalista neoliberal.
De acuerdo a Polanyi la creación de una economía de mercado autorregulada requiere que
los seres humanos y el ambiente natural se conviertan en simples mercancías, lo que
asegura la destrucción de la sociedad como del ambiente.
La tierra, el trabajo y el dinero son las llamadas mercancías ficticias puesto que no se
produjeron originalmente para venderse en el mercado, el maíz es producto de la tierra y el
trabajo, por lo tanto es una mercancía ficticia dada su importancia para la sobrevivencia del
ser humano en particular en mesoamerica por su carácter de alimento de la dieta básica, así
como sus usos para alimentación de ganado, principal fuente de proteínas de la
humanidad[1].
Los dos niveles en el argumento de Polanyi por el cual la mercantilización de la naturaleza
tiene consecuencias de autodestrucción de las sociedades se sustentan en el plano moral y
el de el papel del Estado en la economía.
La cuestión de tratar al ser humano y a la naturaleza como un objeto que puede ser vendido
y comprado es un error moral de gran magnitud, la alimentación como producto de la tierra y
del trabajo del ser humano constituye un bien natural no comerciable sino mas bien una
necesidad humana que debe ser cubierta, cualquier forma de mercantilización o privatización
de la producción de alimentos a gran escala y con fines de lucro a costa de comprometer la
soberanía alimentaria de un pueblo debe ser regulada por el Estado.
El papel de Estado en la economía de la alimentación como lo menciona Polanyi los
gobiernos han buscado mantener la continuidad en la producción alimentaria con diversos
instrumentos que liberan la presión de los campesinos respecto de las presiones de las
cosechas fluctuantes y los precios volátiles.[2]
El Estado de acuerdo a los argumentos de Polanyi debe manejar las mercancías ficticias
para regular el efecto destructivo de dejárselo todo a la libertad del mercado, la cual llevaría
a la sociedad a una etapa de autodestrucción, lo que hace virtualmente imposible dejar fuera
al Estado de las decisiones económicas mas importantes que tienen que ver con la tierra el
trabajo y el capital y si lo vemos de una manera mas actual también es necesaria la
participación estatal en sectores como el tecnológico y el área de investigación y desarrollo.
Según Polanyi “las mercancías ficticias explican la imposibilidad de desarraigar la economía.
Las sociedades de mercado reales necesitan que el Estado desempeñe una función activa
en el manejo de los mercados, y esa función requiere decisiones políticas; no puede
reducirse a una suerte de función técnica o administrativa. Cuando las políticas estatales se
mueven en dirección del desarraigo al confiar mas en la autorregulación de los mercados, el
pueblo se ve obligado a absorber costos mayores. Los trabajadores y sus familias se vuelven
mas vulnerables ante el desempleo, los campesinos se exponen a una mayor competencia
de las importaciones, y a ambos grupos se les pide que lo hagan con menos derechos
asistenciales”.[3]
Como es de esperarse los afectados de las políticas de autorregulación no aceptaran
absorber los costos de las políticas liberales sin ofrecer resistencia, esto es el llamado
contramovimiento de Polanyi, la resistencia al cambio que de no existir llevaría a la sociedad
a la autodestrucción, esto da lugar al surgimiento de movimientos y organizaciones que
luchan en contra de la mercantilización de la naturaleza, en este caso de la soberanía
alimentaria se ha dado el surgimiento de movimientos globales de resistencia el mas
importante de ellos la vía campesina.[4]
En contraflujo y hacia el extremo liberal están las fuerzas del mercado, las cuales se
imponen desde los países mas poderosos del orbe (Unión Europea, Estados Unidos y
Japón) y conjuntamente sus grandes empresas transnacionales las cuales se ven
favorecidas por los regimenes internacionales creados para su expansión global.
De esta manera a través de las reglas generadas desde el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), se dicta la
forma en que deberán ser diseñadas las políticas publicas de los Estados sujetos a estos
organismos.
Los regimenes internacionales son herramienta conductora de los intereses de las
economías mas poderosas de acuerdo con Krasner hay una relación entre hegemonía y
apertura del comercio mundial, según la cual la estructura del comercio internacional esta
determinada por los intereses y el poder de los Estados para maximizar sus metas
nacionales.
Este autor define a los regimenes internacionales como un conjunto de principios explícitos o
implícitos, normas reglas y procedimientos de toma de decisiones que giran alrededor de las
expectativas convergentes de los actores en un área determinada de las Relaciones
Internacionales.
Estas reglas y principios señalan estándares de creencias y conductas,
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