Soberania Alimentaria
Enviado por carmenrosareyes • 14 de Febrero de 2013 • 3.144 Palabras (13 Páginas) • 518 Visitas
. Seguridad Alimentaria
Si es así, también estaríamos negando la posibilidad de generar autonomía y de impulsar nuestras propias iniciativas, de antemano ya existe una política nacional con relación al tema de seguridad alimentaria, pero no podemos depender de sus enfoques, sus políticas y de la centralidad de la línea de orientación.
La construcción de región se da en la medida que seamos capaces de asumir nuestros propios compromisos, de estudiar y analizar las problemáticas rurales y urbanas, de reconocer cuales son las causas de nuestra crisis social y política, de identificar y definir políticas y estrategias de desarrollo pertinentes a nuestras condiciones.
No todas las soluciones vienen de la capital, del centro todopoderoso, del presidente o de un experto venido de otras esferas, se debe creer en lo nuestro, impulsar y apoyar el talento y el conocimiento de nuestros investigadores y expertos, claro, contrastado con expertos y experiencias externas. Pero si se quiere iniciar un proceso de desarrollo autónomo del territorio un factor esencial es crear institucionalidad regional (desarrollo del nivel meso), promover entornos de confianza y seguridad, impulsar iniciativas empresariales y económicas endógenas, sistemas de gestión de la innovación, investigación y desarrollo científico en nuestras instituciones académicas y centros de investigación.
El desarrollo de la institucionalidad regional estará dada en la medida que nos conozcamos e identifiquemos nuestras propias necesidades, en un auto diagnóstico del territorio y de diseñar nuestra apuesta colectiva de futuro, ese es el primer instrumento de la institucionalidad de la región, el trazar políticas y estrategias de desarrollo, el de construir formas organizativas sociales, públicas y privadas para agenciar ese desarrollo propuesto, ello significa diseñar las estructuras para gestionar los recursos y gerenciar el territorio.
Un planteamiento se realizó con relación a que “la comunidad debe seguir produciendo en pequeñas parcelas para el autoconsumo más no para el mercadeo” (E2), este es un planteamiento que reduce las posibilidades del pequeño productor a continuar en una economía de subsistencia, las fincas pequeñas, por su extensión están supeditadas a desaparecer en una marco de solo sobrevivencia.
¿Es el tamaño determinante para la competitividad de una propiedad rural? Los nuevos desarrollos proponen niveles de uso de tecnologías para hacer una explotación intensiva del suelo y el espacio, y aún, sin el uso de la tierra como lugar de producción. Este enfoque considera que las pequeñas parcelas son susceptibles de aprovecharse al máximo y de hacerlas rentables, a la vez que sostenibles.
¿Será posible que las nuevas técnicas y tecnologías de producción estén disponibles y asequibles para los pequeños productores? Esta sería una de las acciones primordiales de una apuesta incluyente de los pequeños productores a las dinámicas productivas de orden competitivo, en la medida que se incorporen a procesos de formación, asesoría y transferencia de tecnologías.
Es claro que los productores rurales y sus pequeñas parcelas tienen problemas complejos para resolver su situación de precariedad y baja calidad en la producción, su atención es más difícil y dispendiosa; ¿pero entonces que alternativa en el nuevo contexto global se les puede ofrecer?
El autoconsumo y la producción para abastecer sus propias necesidades limitan las posibilidades de explotación productiva, de innovación, para establecer alianzas entre pequeños productores en la constitución de empresas rentables y competitivas.
Porque si alguna estructura productiva tiene una composición elevada de pequeñas parcelas es el Departamento de Caldas, y la subregión centro–sur no se aleja mucho de ese mismo panorama.
Esa apuesta por la seguridad alimentaria para el autoconsumo es una versión reduccionista y excluyente en la medida que no permitiría explorar alternativas a futuro para el pequeño productor, lo que significaría su expulsión del campo y engrosar los cordones de pobreza y ahondar en el desasosiego de las zonas suburbanas y barriales de nuestras poblaciones y de la capital (aumento de la informalidad y de los niveles de miseria).
En la medida que las condiciones de explotación productiva se enfoquen hacia la sostenibilidad los sectores marginales y pobres de nuestra sociedad serán incluidos en el proceso, pues no es sostenible una apuesta a futuro que incline la balanza hacia los sectores privilegiados y las elites de la sociedad.
Por eso una apuesta de futuro debe ser colectiva, y atender las necesidades y expectativas de amplias capas de la comunidad rural y urbana que no se benefician de las oportunidades del llamado desarrollo.
Algunos proponen que “debemos producir primero para alimentar nuestra población; luego mejorar la calidad de vida, rentabilidad y productividad; los excedentes deben ir a exportación” (E4). En esta estrategia se propone el autoconsumo en el territorio (Manizales importa más del 70% de los productos perecederos que consume de otras regiones del país), en una segunda fase mejorar las condiciones de calidad y productividad rural para incursionar en otros mercados mas exigentes y altamente competidos, como las exportaciones.
El hecho es cómo se podría desarrollar un escenario futuro de seguridad alimentaria y con valor agregado en la que se incluya a todos los productores rurales sin exclusión.
Se entiende que el concepto de seguridad alimentaria desborda el pensamiento tradicional de autoconsumo y se adentra en un enfoque integral de atención a la demanda mundial por alimentos, la cual es una necesidad de todos los países, en especial los de mejores niveles de ingreso de la población, que demandan productos agrarios orgánicos.
En general, se requiere la construcción de infraestructura física y social, mejorar la calidad de la educación, programas de formación a productores, formación de capital humano acorde con los requerimientos del entorno, la formulación participativa y abierta de una plan prospectivo y estratégico para el desarrollo agroindustrial sostenible de la subregión y así conectarse a las nuevas condiciones del escenario global. La educación se convierte en un tema eje del desarrollo subregional, aunado a su cultura, las identidades, los significados y mentalidades de los pobladores, el incorporar a sus pobladores y productores en procesos de adaptación y cambio permanente con dirección a un pensamiento colectivo de desarrollo, para apropiar la competitividad como una prioridad tanto del individuo como de la sociedad, para eso se requiere poner a circular nuevos sentidos, a diseñar estrategias transversales de comunicación e información, a elaborar
...